25 de enero de 2010

Carta a un pasado

Querido Pasado,

Hay pasados que no están tan lejanos.

Encías y pelo que desaparecen con una ráfaga de aire.
Lágrimas que sólo dejan que unos ojos se humedezcan.
Manos frías, labios morados. Garganta quemada.
Sangre, ese líquido que ocupa tu boca con cada tos.
Sólo un último cigarro que alivia un pecho tan frágil como el cristal.
Es mentira, lo sabes, ni será el último cigarro ni aliviará el pecho; nada lo hará.
Pero tal vez sí engañará la mente y matará el aburrimiento.

Hay pasados que nunca mueren. Y regresan.

Edurne (Edi)

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