31 de mayo de 2014

Carta a una inquietud

Querida Inquietud,

Desde siempre he sentido interés e inquietud por la diversidad cultural. Presumo de tener much@s amig@s de multitud de países aparentemente diferentes al nuestro, por ejemplo Yemen, Iraq, Iran, Turquía, Mongolia, China, Armenia, Bangladesh, Arabia Saudi, Nigeria, Senegal, etc.

No comparto sus costumbres ni apoyo todas las ideologías que he conocido. Pese a las miles de diferencias que me separan de estas personas, encuentro un punto en común. Primero, el idioma. Cuantos más idiomas sepa una persona mayor es el abanico de personas con las que va a poder comunicarse. Ésto ha sido siempre un aliciente para perfeccionar mi inglés, y me he esforzado en aprender expresiones básicas en otros idiomas. Todos conocemos a alguien que no está dispuesto a aprender un idioma nuevo por el miedo a adquirir la ideología de quienes lo hablan. ¡Ni que la ideología se transmitiese a través de un diccionario! Aunque... ¿tan poca confianza y personalidad se tiene en uno mismo para creer ésto?

Segundo, todos ellos poseen mi misma inquietud por conocer de otras culturas y compartir la suya. De no ser por ello, no podría conocerles ni contar ésto. Nadie mejor que alguien de China para que me enseñe a preparar unos noodles en condiciones. O qué es más relajante que música árabe o persa. Sí, hay que tener amigos iraníes para saber que el idioma oficial de Irán es el persa y no el árabe. De hecho, hay que saber que el árabe tiene más de catorce variantes y que no todos los arabófonos pueden comunicarse en este idioma. Por supuesto, hay que saber distinguir quién es un árabe y quién no lo es.

Compartir y aprender de otras culturas no deriva en que vaya a convertirme en ellas. Mis amigas de Yemen me enseñaban a ponerme un velo, pero nunca he sentido interés en llevarlo cada día. Uno se enriquece cuando sale de las cuatro paredes que de su mundo. Cuando se conoce a "los otros" se entiende que no somos tan diferentes, soñamos con las mismas cosas y queremos conseguir los mismos logros.

Es imprescindible conocer y saber de las culturas que hay en el mundo, además tenemos la suerte de que cada día el mundo es más globalizado y más mixto. Es necesario conocer a los otros, saber qué son y porqué son así. De este modo no les veríamos tan diferentes. Lo de uno mismo no siempre es lo mejor porque tampoco se conoce lo de otro, solo conocemos lo nuestro. Tener inquietud por conocer más culturas e idiomas no implica querer adoptar esas costumbres ni se debe intentar cambiar al otro porque creemos que lo de uno mismo es mejor. No olvidemos que "tu libertad acaba donde empieza la mía". No puede molestar aquello que se conoce y se acepta.

Alguien sin inquietudes es alguien muerto en vida. Tengo inquietud por otras culturas, idiomas, religiones, costumbres, etnias, razas, historias, países... Por conocerlas, por leer sobre ellas, por verlas. No necesariamente por adoptarlas ni querer ser algo que no soy. Creo que es algo muy sano tener inquietudes, y entre las mías se encuentra ésto mismo.


Edurne (Edi)

14 de mayo de 2014

Carta a un Alivio

Querido Alivio,

Creo que nunca he contado ésto, y ahora voy a hacerlo. No es que no lo haya contado, pero no de esta manera. A quienes les he mencionado algo nunca me han tomado en serio, no han creído que era un gran problema que conllevar o un gran dilema con el que luchar.

Mi madre me mandaba de colonias cuando estaba en primaria. Típicas colonias de ir todo el día, desde por la mañana hasta por la tarde, incluyendo a comer. Ese lugar al que todos llevábamos pantalón corto, camiseta, deportivas, una gorra y una mochila. A mí no me gustaban esos sitios. Cada mañana solo esperaba a que llegase un momento muy concreto del día: cuando llegaba la tarde y mi madre venía a recogerme. Cada día que la veía entre todas las madres yo corría hacia ella con un único pensamiento: un día menos. Ella asegura que yo iba encantada a estos sitios, pero qué iba a hacer... Ni las lágrimas más tristes hubiesen calado en lo más hondo del corazón de mi madre haciendo que ella se compadeciese y me diese la mano para llevarme de vuelta a casa, perdonándome pasar esos días de colonias. Yo me divertía más leyendo o escribiendo. O jugando en el parque de debajo de casa. Pero claro, se supone que a esa edad hay que ser sociable e integrarse en el mundo infantil. Nunca mejor dicho: infantil. No culpo a mi madre, al final solo quería que me lo pasara bien durante... ¿dos semanas? Una eternidad para esa edad. Y para cualquiera...

Puede que suene a que en aquel lugar sucedían cosas terribles. Tal vez alguien deduzca por lo que escribo que en estas colonias nos pegaban, maltrataban, insultaban, abusaban de criaturas de primaria o que nos hacían comer nuestro propio vómito. No. Ni mucho menos. Eran actividades que a niños normales les hubiesen gustado: piscina, escondite, pintar, disfrazarnos, hacer colonia, maquetas, pintarnos la cara, cantar y bailar, deportes, hacer tarros de arenas de colorines, jugar al pañuelo, llaveros de cocodrilo con abalorios (jamás en la vida fui capaz de hacer una pata del maldito cocodrilo), cocinábamos magdalenas, veíamos películas ... y un largo etcétera. Pero es que yo, por si no lo habías deducido, no pertenezco al borrego mundo los "normales". Como decía, era más feliz en casa leyendo y escribiendo, también yendo al parque con mis amigas del barrio. Pero no podía hacer más, y eso de fingir estar enfermo para no ir funcionaba a lo sumo durante dos días, y además reincorporarse tras esos dos teatreros días suponía un esfuerzo aún mayor. En fin, que yo hacía lo que estaba en mi mano por hacer amig@s y divertirme para hacer que esos ratos pasaran lo más rápido posible y marcharme a casa.

Pero tras esas actividades tan lúdicas y entrañables, existía la cara B o la cara oculta, como se quiera llamar. Esa cara opuesta es la del maltrato o bullying a compañeros. En concreto a dos: a Fran y a Miguel. Fran era un chico de varios años menos que yo, gordito, ancho, con cara de niño, pelo rizadito, inocente y bonachón. Fran es la definición más propia de niño que puedo encontrar. No era un sabelotodo ni un correveidile como muchos chiquillos lo son a esa edad (¿6? ¿7?). Como a veces suelo explicar, es el típico niño a quien le dices "¡Mira! ¡Por ahí va un hipopótamo rosa volando!" y él, mirando al cielo con ojos muy abiertos, diría "¿dónde? ¿DÓNDE?", creyéndose la broma/burla. Fran era un niño que asistía a las colonias con un fin muy exacto: divertirse y hacer amigos. Su aspecto físico le era un obstáculo en pequeños retos, por ejemplo era el último cuando había que correr, o no era capaz de salir de la piscina si no era por la escalerilla. La definición de Miguel es mucho más breve. Miguel era un niño discapacitado. No puedo definir su discapacidad ni ponerle un nombre, pero era un niño con problemas, apenas hablaba, se movía con dificultad, ni era capaz de aprender a nada. No es que lo esté describiendo con mi crueldad más absoluta, es que simplemente es una discapacidad más que reconocida, tal vez producto de alguna parálisis. No lo sé. El caso es que Miguel necesitaba atención y apoyo continuo de un monitor o profesor, para todo tipo de acciones: comer, ir al aseo, etc.

Pues bien. Como en todo grupo humano, existían los líderes o cabecillas. A lo largo de la historia las sociedades se han ido construyendo en jerarquías: Alguien valiente y bravo con nuevas ideas, mucha fuerza bruta y un poder de convencer exquisito conseguía hacerse con un grupo de personas que le apoyaban en sus acciones. Este grupo derrotaba a quien se oponía, y esa persona se hacía Rey o líder. Quienes no tenían ese poder de convencer a otros para poder sustituirle o no tenían la fuerza para acabar con ese grupo se encontraban con que terminaban siendo esclavos, pobres o muertos. Es así, el ser humano por naturaleza lucha por ser el líder o de lo contrario se convertirá en un cadáver solitario. La historia siempre recuerda a esos reyes o héroes, jamás a los guerreros.

A lo que iba. En estas colonias había un grupo de cabecillas, graciosillos (que no graciosos), líderes que buscaban al débil para sentirse fuertes. Es muy triste que haya quien necesite de débiles para sentirse fuerte. Lejos de describir a estos líderes, diré que en mi opinión todos esos líderes son solo ovejas disfrazadas de lobo, que necesitan hacer creer que sus dientes son de lobo para que no se los coma un lobo de verdad. Así que este grupo, no más de tres o cuatro gandules, se encontraron en Fran una víctima inocente para sentirse fuertes. En los juegos se burlaban de él si quedaba el último, le escondían la mochila y se reían de él cuando la intentaba encontrar... Incluso si le decían que su mochila se la había comido un alien, Fran se sorprendía porque de algún modo se creía que eso había sucedido, cosa que al resto les producía más risa.

Recuerdo una vez que Fran quiso cruzar una puerta de cristales que unía un patio con otro. En el lado al que él quería cruzar, estaban los aseos y él quería ir a lavarse los dientes después de comer. La gran mayoría estábamos al lado opuesto al de Fran, en el lado de los aseos. Entonces alguien tuvo la genial idea de agarrar la manilla de la puerta y dejar a Fran sin poder pasar. Nos fuimos acercando y se empezaban a escuchar risitas y frases del tipo "Vamos Fran, ¿no tienes fuerza para abrir la puerta? ¿eres marica o qué?". Fran solo miraba perdido, esperando a que alguien se compadeciese de él. Lo peor llegó cuando alguien dijo "Si quieres que te abramos la puerta, tienes que enseñarnos el pito." A Fran no le quedó otra que bajarse los pantalones y enseñarlo. Las burlas y las risas se hicieron mayores. Yo recuerdo que quise ayudar a Fran porque aquello se estaba pasando de la raya. Si me enfrentaba a quienes lideraban aquel episodio hubiesen abierto la puerta y me hubiesen empujado al lado de Fran, tal vez pidiéndome que hiciera alguna atrocidad con mi cuerpo para poder pasar al otro lado. Así que se me ocurrió decir "Ya lo ha enseñado, ¿queréis seguir viendo eso tan asqueroso? ¡Abridle la puerta". Y le abrieron la puerta a Fran, pasó, y se cepilló los dientes. Fran no parecía muy afectado por lo que le hacían. Claro que la procesión va por dentro. Aún recuerdo que su madre venía a buscarle y Fran siempre respondía que se lo había pasado estupendamente. No sé si por inocencia o por vergüenza a ocultar sus sentimientos.

Lo de Miguel fue también un caso sin nombre. Lo que le sucedía a Fran y a Miguel sucedía mayormente durante la hora de descanso y tiempo libre que teníamos después de comer. En este tiempo los monitores aprovechaban y comían o descansaban, y como consecuencia la vigilancia disminuía considerablemente. Miguel intentaba unirse a los demás niños y no estar solo. Un día, se orinó en los pantalones. Los niños comenzaron a reirse, y Miguel asustado empezó a correr para esconderse. Como consecuencia de su deficiencia, corría a pasos lentos y fácilmente alcanzables por los demás niños. Un gran grupo de niños corrieron persiguiéndole, gritándole "Eres un meón". Por suerte una niña de su clase corrió en su ayuda y le llevó a donde los monitores para que le atendiesen, salvándole así de aquellas bestias salvajes sin corazón.

Ahora vengo aquí y os cuento ésto como si yo me hubiese dejado el alma en ayudar a Fran o a Miguel. No. No lo hice. Por callarme y no hacer nada tengo tanta culpa como aquellos maltratadores. Por salvarme mi propio pellejo dejé que a alguien le destrozasen el suyo. Ahora, echando la vista 15 años atrás, me pregunto cómo no tuve el coraje de enfrentarme a aquellos que se creían "líderes" pero que no llegaban ni a basurilla. Pienso que debería haber intentado ayudarle, muriendo en el intento si hiciera falta pero muriendo como una heroína. Me excuso diciendo que fue instinto de supervivencia. Pero no me sirven las excusas.

He vuelto a ver a Fran desde aquel verano. Vive cerca de mi casa y de casualidad me lo suelo encontrar. Ha cambiado en tamaño, ahora tendrá unos 20 años. Pero sigue siendo aquel chico gordito e inocente que conocí en las colonias. Siempre lo veo con amigos, tanto chicos como chicas. De algún modo me siento aliviada por ver quizás no se le destrozó la vida tanto como podría haber sucedido. Aunque quién sabe, tal vez llore en silencio y nadie lo sabe. Cuando escucho la historia de algún adolescente que se ha quitado la vida sin motivo aparente, veo a Fran siendo humillado por todos al otro lado de la puerta de cristal. O pienso en esos chicos que cogen un arma de fuego y entran en un colegio y cometen una masacre. Aparentemente son chicos normales, algo tímidos quizás, pero nadie piensa que pueden tener un motivo para cometer semejantes barbaries.

Ante ésto, tengo dos sentimientos. Por un lado, me siento mal, fatal. Nadie sabe lo triste que me siento cuando veo a Fran y recuerdo lo que con mis propios ojos vi que le sucedió hace años. Por otro lado, me preocupo. Estoy preocupada por lo que las personas somos capaces de hacer para seguir a una "masa". La masa. Algunos por salvarse el cuello y otros simplemente porque creen que ciertos actos tienen gracia o chiste sin tenerlo. Veo en la televisión a todas esas personas que se echan a la calle para llamar "hijo de puta" al presunto asesino de su mujer o al presunto violador de una niña, o qué se yo. Según la Academia, Presunto: supuesto, que se supone o sospecha. Ésto quiere decir que hasta que un juez no estudie el caso y dicte sentencia de culpabilidad, esa persona es inocente. Todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario. Pero ahí están, todas esas personas en la calle gritando e insultando a quienes (supuestamente) han asesinado a alguien. Salen varias personas o sale el asunto en televisión, y todos creemos que esa persona es la culpable. La juzgamos e insultamos, se nos hace creer que son culpables. ¿Y si no lo son? ¿Hay disculpas que valgan? Siempre recuerdo a una mujer que fue encarcelada porque una adolescente de la familia había sido asesinada. Alguien dijo que la asesina era esta mujer, fue arrestada, y camino a la comisaria o juzgado una masa inmensa de gente, allegados, familiares y amigos la insultaban y arrojaban objetos. Años más tarde se supo que esta mujer era inocente. Hoy en día vive en un país extranjero con una identidad oculta. No hubo perdón que solventase la vida que le habían destrozado.

Quisiera saber qué tal se sienten todos los que la gritaron e insultaron aquellas veces, no solo los que fueron a la puerta del juzgado sino a todos los que desde sus casas pensaron que los insultos, humillaciones y castigos para esta mujer estaban justificados. Me da miedo lo que la televisión o las masas de gente lideradas por descerebrados nos hacen hacer o creer. Creemos que maltrato es solo dejar un ojo morado, romper un labio, violar, asesinar.... y que ésto está lejos de todos nosotros. Está demasiado cerca, y lo peor, está demasiado asumido.

Al principio de este post intenté escribir ésto para sentir cierto alivio al contar algo que muy pocas veces he mencionado. Lo cierto es que no, que no me siento más aliviada. Ni me sentiré mejor cada vez que lo piense.

Edmund Burke dijo: "Para que triunfe el mal basta con que los hombres de bien no hagan nada."

Edurne (Edi)



7 de abril de 2014

Carta a una carta

Querida Carta,

Nunca te enamores de mí.
Si quieres saber el porqué, haz click aquí.

Edurne (Edi)

2 de abril de 2014

Carta a un Escritor

Querido Escritor,

Algunos creen que ser escritor es una profesión de elección. Si lo es, ¿por qué no existe una carrera universitaria para llegar a conseguir esta profesión?

Hay cosas con las que se nace, no se hacen. A menudo recibo comentarios, opiniones de personas que creen en mi capacidad como escritora y consideran que estoy perdiendo mi tiempo por no estar escribiendo una (o varias) novelas. Hace unos días le contaba a alguien que un conocido mío escribió una "novela/libro" fantasioso al más puro estilo El Señor de los Anillos. Esta persona, de apenas veintipocos años, llenó escaparates de librerías locales y en algunos medios de comunicación, también locales, le entrevistaron. Me atrevo a decir que pocos y no nadie, por ser buena, se interesaron por el talento plasmado en su obra. A todos les llamaba la atención la intención de esta persona tan joven, alguien que debería estar de botellones, viajes baratos interraileros, dando clases particulares o jugando al mus en la cafetería de la universidad. Pero no. Alguien en lugar de decir ésto decidió escribir una pequeña novela con una idea que tenía en la cabeza.

Sin embargo, esta persona cometió el profundo error de reconocer que jamás había leído una novela. Y eso, compañeros, se nota. Ninguno de los grandes ha escrito una novela que pase a la historia sin haber aprendido de otros grandes leyendo sus novelas. Como contra-ataque algunos dirán que tampoco se pretendía ser un grande. Claro que sí. La suerte a veces sonríe a mediocres y deja de lado a gente con talento, que no vocación. No con ello dejo de felicitar a esta persona, claro que no, mi más sincera enhorabuena por tener intención de ser escritor y dedicar tu tiempo a plasmar tu imaginación en unas líneas.

A ti, que me repites y me insistes en que escriba una novela, que no malgaste mi talento ni pierda mi tiempo... A ti, debo decirte que escribir una novela no es coger un papel y un lápiz y empezar. Isabel Allende, una GRANDE en mayúsculas por excelencia,  decía que ella da nombre a sus personajes pero son ellos quienes luego van desarrollando sus acciones a lo largo de la novela. En ocasiones escribir una entrada para este blog se convierte en una dura tarea. Tengo la idea, la clave o el entramado, pero por algún motivo no consigo encontrar el desarrollo. Si estoy en la calle y encuentro la idea suelo tratar de anotarla en algún sitio. Ocurre que al leer esas anotaciones no recuerdo los motivos o inspiraciones que me llevaron a creer que eso era importante, y entonces caen en el olvido.

No se puede ser escritor sin descifrar la grandeza de otros grandes, sin saber porqué Don Quijote es una obra para la eternidad, porqué Olvidado Rey Gudú (de Ana María Matute) está depositado en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, porqué Allende se sinceró con Paula, porqué Dickens, Shakespeare, Allan Poe, Tolstoi, Dostoievski, Stendhal, Dumas, Hugo... son novelistas que a todos nos suenan pero sin saber el porqué. Hay que saber quién amaba a Guiomar, quién lloraba porque Córdoba estaba lejana y sola, quienes soñaron con la libertad desde el exilio. También hay que saber si Fermina Daza correspondía a  Fernando Ariza de la misma manera y porqué Vargas Llosa representa el boom latinoamericano. Hay que saber dónde está Macondo y también hay que saber de quién era pseudónimo Alberto Caeiro.

Sí, hay que descifrar todo eso y muchísimo más. Anotar, saber qué los hicieron grandes y porqué se quedaron marcados en la historia. Porque aunque el escritor nace y no se hace, se debe de tener un entrenamiento y un adiestramiento muy preciso. No basta con imaginación. Hay que nacer con ello. Es entonces cuando tras formarme y conocer todo ello, podré escribir una novela. Llegará el momento por sí solo, no hay prisa. Hacerlo de cualquier manera, rápido y mal no sería más que comenzar un camino cayéndome a un pozo enfangado. Un talento mal formado puede ser una catástrofe. No se puede tener prisa por tener la novela escrita y terminada, tiene que haber paciencia y dedicarle el tiempo necesario. Y sobre todo, se deben de aceptar las críticas de una novela para poder mejorar en la siguiente. No se puede ir por el camino de Cela (sí, hay que saber porqué Cela no tuvo buen camino como escritor).

Como decía Allende: Escribir es como hacer el amor. No te preocupes por el orgasmo, preocúpate por el proceso.





Edurne (Edi)

19 de marzo de 2014

Carta a 99 verdades sobre mi ausencia

Queridas 99 verdades sobre mi ausencia,

 No he cerrado el blog, puedo decir oficialmente que... HE VUELTO. Hablaré de estos meses silenciosos en 99 verdades que aquí os dejo:

1. No decidí dejar de escribir en el blog. No os he olvidado, simplemente un día por otro no he escrito hasta hoy.
2. Un día tras otro, he pensado en cómo volver, pero nunca he encontrado el momento adecuado.
3. Esta ausencia lejos de la escritura y un poco apartada de los libros, me ha servido para darme cuenta de que no puedo vivir sin ello.
4. Todo lo que he querido escribir lo he dicho de palabra. Lo único malo es que solo una persona se ha beneficiado de ello y no ha quedado plasmado para la eternidad.
5. Durante este tiempo, he experimentado muchas cosas. Han sido meses de nuevas experiencias, cambios y muchos pensamientos.
6. Defendí mi tesis de fin de grado. Fue todo un logro, tras mucho trabajo y horas dedicándoselo, conseguí defenderla satisfactoriamente.
7. Mi cuenta de Facebook estuvo parada durante casi cuatro meses. Fue por un error interno del servidor de Facebook.
8. No, no fallecí en el transcurso de casi cuatro meses sin poder entrar en esta cuenta. Descubrí otras formas de comunicarme con las personas, y vi quienes movieron cielo y tierra por dar conmigo más allá de una red social.
9. También vi quien no lo hizo.
10. Descubrí que sin Facebook la vida sigue.
11. Trabajé en un restaurante-buffet oriental en Gales.
12. Fue una gran experiencia, aunque 12 horas diarias eran mucho. Pero aprendí y disfruté también.
13. A veces pienso que no tenía que haber dejado aquel trabajo, pese a ser solo para el verano.
14. Recordé mis clases de chino, no las tenía tan olvidadas como me pensaba.
15. Llegué a la conclusión de que si entendía a un galés hambriento mis oídos estaban preparados para entender cualquier tipo de inglés que escuche a partir de ese momento.
16. En ocasiones me entraban unas ganas enormes de querer estudiar.
17. Desde ese momento hasta ahora, mi libro favorito ha sido "Las travesuras de la niña mala" (M. Vargas Llosa).
18. Reconozco que no me he leído tantos libros como antaño hacía.
19. ¿Y qué? Ana María Matute tuvo un parón de 11 años en donde no escribió nada.
20. No lo veo tan grave.
21. Me he demostrado a mí misma que no estoy muy segura de dónde quiero estar.
22. Pero sí sé dónde no quiero estar.
23. Y también sé quién no quiero ser.
24. No he nacido para tener una relación estable con un novio que viva en mi calle o en mi barrio, ni a tener un trabajo fijo de 8-10 horas diarias, ni empezar a mirar pisos, ni ir a comer a casa de los suegros cada domingo, ni juntarme con otras parejas con vida similar, ni empezar a pensar el nombre de mis futuros hijos (un niño y una niña), ni plantearme a qué colegio apuntarles o qué idiomas o deportes les irá mejor.
25. No.
26. NO.
27. Como decía Mari Trini en su canción "Esa no soy yo."
28. Yo soy alguien fuera de lo común.
29. Me enorgullezco de ello. Si se quiere a una borrega se puede elegir a mí o a cualquiera, con lo cual, ¿por qué elegirme a mí si hay miles iguales? ¿No es mejor ser único y por ello especial?
30. El punto 24 lo podía haber escrito en varios números, pero escribirlo en uno le hacía un énfasis muy interesante.
31. Mi vida tomará el rumbo que YO quiera.
32. Iré modificando o cambiando ese rumbo según las circunstancias lo exijan.
33. ¡Pero que solo tengo 23 años! ¿Cómo se puede pretender que los puntos del 24 los empiece a planear desde ya?
34. Ni 23 ni 26 ni 29 años, no he nacido para ello.
35. ¿Dónde queda un año erasmus? ¿Un interrail? ¿Un verano trabajando lejos? ¿Un año aquí o allá? ¿Amigos (o amantes) en el extranjero (o en mi país)? ¿Dónde queda la improvisación?
36. Cuando cumpla 30, empezaré a pensar en hacer cosas de persona de 30. Lamentablemente a partir de ese día ya no podré hacer cosas de gente de veintitantos.
37. Algunos me llaman loca por todo ésto. Yo les llamo sosos. Mi vida (y por consiguiente, mi blog) estará lleno de aventuras, personas y experiencias. La de otros: de rutina.
38. En este tiempo, he descubierto que no soy alguien sujeto a rutinas y normas diarias inamovibles.
39. Soy capaz de adaptarme a cualquier medio, situación o circunstancia.
40. A casi cualquiera, lo admito: Me cuesta no poder tomar un vaso de leche con cola-cao para desayunar.
41. Mi abuela me dijo una vez que comer cereales era de "niños chicos". Tal vez, pese a mis 23 primaveras (o inviernos), sigo manteniendo costumbres de antaño.
42. No hay fecha ni momento en que no recuerde a mis abuelas. Como suelo decir, "no toda distancia es ausencia, ni todo silencio es olvido."
43. Lo sé, no soy una persona muy familiar. No creo en convicciones como "es tu prima/tia/loquesea, debes llevarte bien con él/ella". ¿Pero y si no corresponde que me lleve bien? ¿Qué hago?
44. No me gusta compartir espacio/tiempo con quien no me cae bien. El tiempo es oro, ¿por qué compartirlo con alguien que no se merece ese esfuerzo por mi parte?
45. Tampoco creo en frases como "Yo no como X", "Yo no compro cosas en X", "Yo no voy a X".
46. ¿Qué te hace llegar a esa conclusión? Si vas a ese lugar y te gusta X, ¿por qué no comprarlo? ¿por qué no comerlo? Creo que no se debe de opinar sin haber probado previamente tal producto. Es entonces cuando se debe opinar.
47. No tengo la cabeza muy cuadrada... si me apetece hacer algo en un momento, lo hago. Sin convicciones como las dichas anteriormente. Frases como "Yo no me hago fotos en lugares públicos" carecen de sentido para mí. ¿Y si surge hacerse una, no la harás por esa insulsa filosofía?" .
48. En estos meses he tenido decepciones con conocidos o amistades.
49. Creo sinceramente que ésto sucede porque podría contar con los dedos de una mano las personas que me he encontrado con la misma filosofía o pensamiento sobre el concepto "amistad".
50. Pese a admitir lo escrito en el número 49, sigo dándome cabezazos contra la pared cuando me encuentro con una situación así.
51. Sin intención de generalizar, sí me he encontrado con personas que tienen el mismo concepto de amistad, todos ellos viven en mi misma comunidad.
52. Ésto potencia lo escrito en el número 28.
53. Lo sentencio: yo no encajo aquí.
54. Pero no me preguntéis dónde sí encajo.
55. Cuando escribí en el título que iba a escribir 99 verdades, no pensé en que en algún momento llegaría a la 55, más o menos por la mitad, y no sabría por dónde seguir.
56. Me gusta la música en muchos idiomas, véase: castellano, inglés, euskera, francés, italiano, kurdo, holandés, chino, japonés, gallego, griego, árabe... No las entiendo, pero intento encontrar siempre la traducción para enterarme de qué quiere decir lo que llevo en mi ipod.
57. También me gusta la comida de muchos países. Adoro probar recetas nuevas. Comer siempre lo mismo me resulta aburrido.
58. No por ello quiere decir que me guste cocinar. Me parece que estar mucho tiempo cocinando para comerme la comida en pocos minutos es una pérdida de tiempo.
59. Pero como me gusta comer variado, me aguanto y cocino.
60. Mi madre cree que no como variado porque no sé guisar lentejas. Lo que ella no sabe, es que no me gustan las lentejas y no veo útil el aprender a cocinarlas.
61. Y es que no hay nada mejor que una cena con platos internacionales. Solo quien lo ha vivido lo conoce.
62. Hablando del tema, algunos me han juzgado u opinado sobre mí sin yo haberlo preguntado.
63. A esos les digo, que si quieren yo les presto mis zapatos y que caminen lo que yo he andado. Entonces que juzguen.
64. Ni el mínimo esfuerzo se merecen.
65. Mientras escribo ésto, mi whatssapp no deja de sonar con mensajes que no me interesan y me están molestando. Me pregunto porqué presto atención a quienes me escriben estas cosas.
66. El número del diablo.
67. Esos que me escriben por whatssapp me mandan cosas como: Un video de dos rubias bailando reggaeton o un consejo sobre una dieta nueva.
68. ¿Me estarán mandando indirectas y no las pillo?
69. Un número muy erótico.
70. Por cierto, papá, ¡Feliz día del padre!
71. Y mamá, ¡feliz santo!
72. Estoy a punto de cumplir un sueño muy deseado por muchos.
73. Aún no puedo decir de qué se trata.
74. Lo sé, es una oportunidad enoooooooorme y podríamos decir que mi futuro ya estaría casi-resuelto si consigo la oportunidad.
75. Sin embargo, no las tengo todas conmigo. Aunque me conozco como nadie, y una vez allí lo disfrutaré y agradeceré haber solicitado la plaza. Yo y mis indecisiones...
76. Sé que probablemente si me marcho, no voy a volver.
77. Me entristece de alguna manera, quisiera volver a los buenos momentos vividos en el pasado. Pero tengo que aprender a vivir con ello.
78. A veces se necesita un cambio. Creo que ahora es el momento de cerrar una puerta y abrir otra. Tal vez vuelva a abrir las puertas cerradas, pero por ahora hay que mirar hacia otro punto.
79. Ahora debería estar de camino al gimnasio. Reconozco que el gimnasio supone un gran esfuerzo para mí. Iré más tarde, lo prometo.
80. Tiré la casa por la ventana comprándome una cámara de fotos. Es el comienzo para vivir nuevas experiencias y aventuras que me apetece plasmar en fotos.
81. Mi vida amorosa ha sido lo más parecido a una novela de Corín Tellado que he vivido nunca. Como sabéis, yo nunca viviría algo que no mereciera la pena ser contado.
82. No voy a abrir puertas para contar todo lo que he vivido y lo que sigo viviendo. Aunque me conozco y alguna vez escribiré cosas.
83. Mientras escribía los dos puntos anteriores, una persona protagonista de esas historias me ha hablado. Telepatía o el destino.
84. Hoy comentaba que no entiendo a quienes dicen "te quiero" nada más conocer a alguien, o a quienes creen que es el amor de su vida. ¿Cómo puedes saber o sentir eso? Si casi ni conoces a esa persona...
85. Pero creo que ni en 3 meses, ni en 6, ni en 9, ni en un año, tal vez ni en año y medio...
86. De todos modos, ¿qué cambia el pronunciar esas palabras? Como si se le fuera más fiel a alguien o se fuera mejor persona por decir eso...
87. Definitivamente, a algunas personas les encanta suicidarse emocionalmente.
88. Con lo bien que se vive en libertad ;)
89. Ahora que me quedan 10 números hasta terminar con las 99 verdades, siento que necesito más números.
90. Creo que cuando se da una palabra o una promesa, se debe cumplir.
91. Soy una persona de palabra. Siempre he cumplido lo que he prometido.
92. Doy total y libre libertad a quien quiera estar conmigo. Si te quieres ir con otr@, adelante. ¿Por qué he de parar yo a nadie? Pero ten en cuenta algo: si te vas no vuelvas porque me habrás perdido.
93. No considero que tenga que luchar por una posición en la vida de nadie.
94. Quizás de modo inconsciente sí lo haya hecho...
95. Espero sinceramente no ser nunca rica. Al menos sí espero ser rica en salud. Pero no en dinero.
96. Muy sencillo, cuando se tiene dinero se pierden valores. Se dejan de apreciar y valorar las pequeñas cosas o los logros conseguidos. Se deja de luchar por los sueños.
97. La mayoría creen que me he vuelto loca al decir ésto. Pero me da igual, lo espero de verdad.
98. Soy alguien complicado, puede ser.
99. Pero hazme caso, merezco la pena.


Y a ti, que te has leído las 99 frases, te felicito.

Edurne (Edi)