2 de abril de 2014

Carta a un Escritor

Querido Escritor,

Algunos creen que ser escritor es una profesión de elección. Si lo es, ¿por qué no existe una carrera universitaria para llegar a conseguir esta profesión?

Hay cosas con las que se nace, no se hacen. A menudo recibo comentarios, opiniones de personas que creen en mi capacidad como escritora y consideran que estoy perdiendo mi tiempo por no estar escribiendo una (o varias) novelas. Hace unos días le contaba a alguien que un conocido mío escribió una "novela/libro" fantasioso al más puro estilo El Señor de los Anillos. Esta persona, de apenas veintipocos años, llenó escaparates de librerías locales y en algunos medios de comunicación, también locales, le entrevistaron. Me atrevo a decir que pocos y no nadie, por ser buena, se interesaron por el talento plasmado en su obra. A todos les llamaba la atención la intención de esta persona tan joven, alguien que debería estar de botellones, viajes baratos interraileros, dando clases particulares o jugando al mus en la cafetería de la universidad. Pero no. Alguien en lugar de decir ésto decidió escribir una pequeña novela con una idea que tenía en la cabeza.

Sin embargo, esta persona cometió el profundo error de reconocer que jamás había leído una novela. Y eso, compañeros, se nota. Ninguno de los grandes ha escrito una novela que pase a la historia sin haber aprendido de otros grandes leyendo sus novelas. Como contra-ataque algunos dirán que tampoco se pretendía ser un grande. Claro que sí. La suerte a veces sonríe a mediocres y deja de lado a gente con talento, que no vocación. No con ello dejo de felicitar a esta persona, claro que no, mi más sincera enhorabuena por tener intención de ser escritor y dedicar tu tiempo a plasmar tu imaginación en unas líneas.

A ti, que me repites y me insistes en que escriba una novela, que no malgaste mi talento ni pierda mi tiempo... A ti, debo decirte que escribir una novela no es coger un papel y un lápiz y empezar. Isabel Allende, una GRANDE en mayúsculas por excelencia,  decía que ella da nombre a sus personajes pero son ellos quienes luego van desarrollando sus acciones a lo largo de la novela. En ocasiones escribir una entrada para este blog se convierte en una dura tarea. Tengo la idea, la clave o el entramado, pero por algún motivo no consigo encontrar el desarrollo. Si estoy en la calle y encuentro la idea suelo tratar de anotarla en algún sitio. Ocurre que al leer esas anotaciones no recuerdo los motivos o inspiraciones que me llevaron a creer que eso era importante, y entonces caen en el olvido.

No se puede ser escritor sin descifrar la grandeza de otros grandes, sin saber porqué Don Quijote es una obra para la eternidad, porqué Olvidado Rey Gudú (de Ana María Matute) está depositado en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, porqué Allende se sinceró con Paula, porqué Dickens, Shakespeare, Allan Poe, Tolstoi, Dostoievski, Stendhal, Dumas, Hugo... son novelistas que a todos nos suenan pero sin saber el porqué. Hay que saber quién amaba a Guiomar, quién lloraba porque Córdoba estaba lejana y sola, quienes soñaron con la libertad desde el exilio. También hay que saber si Fermina Daza correspondía a  Fernando Ariza de la misma manera y porqué Vargas Llosa representa el boom latinoamericano. Hay que saber dónde está Macondo y también hay que saber de quién era pseudónimo Alberto Caeiro.

Sí, hay que descifrar todo eso y muchísimo más. Anotar, saber qué los hicieron grandes y porqué se quedaron marcados en la historia. Porque aunque el escritor nace y no se hace, se debe de tener un entrenamiento y un adiestramiento muy preciso. No basta con imaginación. Hay que nacer con ello. Es entonces cuando tras formarme y conocer todo ello, podré escribir una novela. Llegará el momento por sí solo, no hay prisa. Hacerlo de cualquier manera, rápido y mal no sería más que comenzar un camino cayéndome a un pozo enfangado. Un talento mal formado puede ser una catástrofe. No se puede tener prisa por tener la novela escrita y terminada, tiene que haber paciencia y dedicarle el tiempo necesario. Y sobre todo, se deben de aceptar las críticas de una novela para poder mejorar en la siguiente. No se puede ir por el camino de Cela (sí, hay que saber porqué Cela no tuvo buen camino como escritor).

Como decía Allende: Escribir es como hacer el amor. No te preocupes por el orgasmo, preocúpate por el proceso.





Edurne (Edi)

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