31 de diciembre de 2010

Carta desde la Cama

Querida Cama,

Mientras algunos se dejan fortunas en nuevos y preciosos trajes para empezar requeteguapo el 2011, comen hasta saciarse de todo y más, se trasladan a lugares mágicos para cuando hoy den las 12; servidora se encuentra en un estado totalmente contrario a ello. Sí, para variar lo que he hecho durante todo el año, me encuentro en la cama, con gripe, fiebre, vómitos y demáses. Mi traje para este nuevo comienzo no es otro que un pijama rosa con una jirafa de colorines, lo único de lo que me saciaré esta noche será de beber agua del grifo mientras veo cómo mis padres, mi hermano y mi abuela engullen y echan kilos a sus traseros, y el único lugar al que me trasladaré, será con suerte, el salón de mi casa. Espero que este estado no sirva de precedente para el resto del año.

2010. Madre. Qué año más... difícil... Sí, ha sido difícil. Arrate me diría que cuanto más difícil más reto personal. No es que despida el año con una cara triste, aunque si por momentos lo pienso un poco, hay razones de estarlo.


He aprobado mi primer año de carrera, he visitado un montón de países en verano con el pedazo de Interrail, he conocido a gente increíble, desde Haithem, Jaione, Nuha, Nina, Edurne, Javi, Samantha, Rocío, Ángel, Paulina, Tatiana, Isabel, Jasone, Lisa, Khadizhat, y es que si sigo me pierdo, y seguro que me dejo a muchas personas.


Sobre todo me quedo con eso, con todas las personas a las que he conocido. Algunos de ellos llegaron para dejar una huella enorme en mí e irse pronto, otros llegaron para quedarse, y otros que ya estaban aquí simplemente se fueron. El 2011 traerá a otras personas, algunas se quedarán imagino y otras se irán. Qué más quisieramos muchos que tener cerca de nosotros a todos aquellos a quienes queremos y apreciamos. Pero son cosas de la vida.


Quiero dar gracias a todos, a los que estaban desde hace tiempo y siguen estando, a quienes han venido para descubrirme un mundo que no conocía y enseñarme, a quienes se han ido dejando una parte de ellos conmigo y se han llevado una parte de mí con ellos, a quienes han hecho mejor en irse, a quienes por cosa del destino no llegaron nunca.


A todos. A todos porque estáis siempre ahí, esperando leer otra entrada, viviendo conmigo mis alegrías, llorando mis penas. A ti. Sí a ti. Porque haces posible ésto. Tú me haces posible.


Empecé el 2010 con un sólo propósito y deseo que llamaron Claudia. No penséis que la olvidaba. Su llegada fue una incertidumbre, nadie sabía lo que ocurriría ni cómo ocurriría. Gracias a los que habéis hecho posible que mi propósito se haya cumplido, a los que os pedí que la tuvieseis en vuestras oraciones, a quienes a cada minuto se desviven por ella, a quienes habéis hecho que un día soleado de Abril llegase al mundo esta preciosidad. Dicen quienes la tienen cerca que sonríe, sonríe como queriendo agradecernos a todos lo que la queremos. Pero Claudia, debes saber, que no tienes que agradecernos nada, tu llegada es más que de sobra de agradecer.


Por eso si hago balance del 2010, no puedo más que sonreir y sentirme feliz por haberla conocido. Ella sigue siendo mi propósito para este nuevo año, será mi principal propósito para todos los años que me quedan. Y es que viendo éstos ojos, ¿quién no se enamora? No es amor de tía, o tal vez sí.


A todos, os vuelvo a decir, GRACIAS, por estar siempre ahí, viviendo cada minuto de esta película, soñando conmigo, compartiendo. Os deseo lo mejor de corazón a todos, amor, felicidad, trabajo y todo lo que siempre se desea este día. Pero sobre todo, os deseo a todos salud. Sin ella lo demás no existe.


Vivir. Sonreir. Soñar. Mojar. Aprender. Llorar. Morder. Abrazar. Gritar. Cantar. Bailar. Correr. Caminar. Volar. Comer. Salpicar. Conocer. Enseñar. Viajar. Saltar. Equivocaos. Compartir. Querer. Amad. Besar. Corregir. Dormir. Despertar. Creer. Caer. Levantar. Dar. Recibir. Jugar. Estar.


A mi madrina, aquí o allí, lejos o cerca, pero siempre conmigo.


¡¡Hasta nunca 2010!!


Edurne (Edi)

26 de diciembre de 2010

Carta a un Pañuelo

Querido Pañuelo,

Y no de mocos precisamente.

Vale.. vale... no es forma de empezar una carta y menos en estas fechas, pero no pondré un feliz navidad por todo lo alto, ni siquiera en mayúsculas. Seré tan sencilla, o tan amargada por si alguno lo piensa, que sólo desearé Feliz Navidad en mayúsculas a quien no es feliz en estas fechas y necesita felicidad. A quien ya lo es, sólo le deseo que termine bien el año y que el siguiente año venga cargado de salud, sobre todo eso. No pienso invadir mi blog de falsos deseos caramelosos, lo siento. Otro año tal vez. Lo único que tengo para celebrar es que el año termina.

Al asunto. Pongamos que por cosas de la vida, no tengo pelo y me pongo un pañuelo a la cabeza. Entonces decido ir a misa. Voy, y me siento. Los de mi alrededor pensarían cosas como "qué lástima" o "pobre chica, tan joven..." Es normal, bueno, entiendo que se pensase eso, vaya.

Pensemos que en lugar de yo misma con un pañuelo a la cabeza, fuese monja. ¿Qué pensaría la gente al verme en misa? Pues que una monja va a misa, como algo común en su día a día. Se le miraría con total normalidad, pues lleva su pañuelo en misión a Dios.

Pero pensemos que esa misión se debe a otro Dios, a otra religión. Ese pañuelo lo llevo porque soy musulmana. ¿Qué pensaría le gente que está conmigo en misa? ¿Qué pensaría la gente en general? El tema daría para largo, para un único blog seguramente. Extraño cuanto menos, ¿una musulmana en una iglesia? Extraviada seguro. Pues no, sólo es ganas de ver y conocer una navidad occidental completamente. Las miradas ya no son de pena, ahora son de rechazo, vapuleantes, extrañas, y no me atrevo a escribir odio.

El 99% de las personas que acuden a misa son cristianos y acuden por voluntad propia, suponiendo así que creen en la palabra de Dios, en el perdón, en la aceptación, en que todos somos hermanos. Pero en cambio, cuesta ver como a un hermano a ese 1%, cuesta darle la mano cuando el sacerdote nos ordena darnos un gesto de paz, cuesta no girar la cabeza y mirarla, cuesta no pensar que hay gente de pie mientras ella está sentada, cuesta decidir sentarse a su lado, cuestan mil gestos. Mil gestos hacia ese "otro". ¿Dónde queda lo que Dios nos ha enseñado?

Esta Navidad no vuelvo a casa, como el turrón del almendro. Eso me hacía estar triste, también el pensar que es la primera Navidad sin una persona importante en mi vida. Pero alguien ha venido a hacerme feliz, alguien ha venido a sacarme una sonrisa, alguien ha venido a hacer que mi Navidad no sea tan triste y me haga ver que aunque el sol se haya ido, sigue habiendo estrellas en el cielo para ver. Ha venido durante estos días a mi casa, a mezclarnos con el idioma, a hacernos reflexionar que "el otro" no es tan diferente a nosotros. Incluso pensé en ponerme un pañuelo para ir a misa y compartir con ella esas miradas, pero ante su insistencia de que no lo hiciese, se llevó ella todas las miradas.

Y esa persona, lleva pañuelo.




¡Gracias!

Edurne (Edi)


PD: Lo que hace llevar un pañuelo.... Malditas mentes cerradas...

23 de diciembre de 2010

Carta a un Sorteo

Querido Sorteo,

Tenía yo 14 años. En el colegio en el que estudiaba había un grupo de tiempo libre (que no nombraré, la propaganda no está bien remunerada) y yo pertenecía a ese grupo, o al menos estaba entre las listas de gente apuntada.

Durante los veranos organizaban unos campamentos en el monte, y ese año decidieron renovar el material (pabellones y material de cocina, principalmente). Por eso, meses antes del campamento recolectaron dinero haciendo a todos quienes participabamos en el grupo de tiempo libre vender boletos. Sí, los típicos que te vende un chaval pesado por la calle jurándote que por sólo 1€ ganarás un viaje a las Islas Canarias o similares, aunque luego esos boletos nadie mira y van a la próxima basura que haya por la calle. El caso es que yo, como moza obediente que acostumbraba a ser (llega a ser ahora y los boletos los vende Ambrosia), vendí religiosamente mi taco de 50 boletos.

Recuerdo que el día del sorteo era un viernes a la tarde. Pensé en no asistir a la rifa, pero mi madre, quizás con ganas de que la dejase un rato tranquila dormir la siesta, me insistió en que fuera para salir un poco de casa. Casi sin hacer mucha memoria recuerdo que llevaba puestas mis zapatillas beige con cordones naranjas fosforitos, un vaquero, una camiseta azul que me encantaba con un dibujo de una palmera y una cinta de pelo negra. Llamé a Nerea y Arrate, y me fui al sorteo. Había unos 15.000 boletos en un saco enorme, de donde iban a extraer uno para dar el primer premio. Yo llevé 8 de los 50, no me detuve mucho en buscar todos los que tenía, casi no había posibilidades de que me tocase. Algún iluso de la vida tenía unos 200 boletos, y yo con mis 8.

Después de rato y de aburrimiento, apoyadas en una pared mientras la enormísima multitud de gente ardía en deseos de que el boleto elegido fuese el suyo, Alberto pronunció:

- "Y el boleto para el primer premio es................. el número......... 6369."

6369.... 6369.... ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡6369!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! ¡¡¡YO TENGO ESE NÚMERO!!! Ahora sólo falta que ese número sea de mi taco de boletos y me lo haya dejado en casa...

6365.... 6366... 6367.... 6368.... dios mío.... 6369... ¡¡SÍIIIIIIIIIIIIII!!

Sí señores. El primer premio fue mío. Subí al pequeño escenario improvisado, me aplaudieron mientras la gente empezaba a marcharse con cara de cabreo por no haber ganado, y me dieron el ansiado premio. Una cámara de fotos y un cheque de 250€ para gastar como quiera en una macro tienda de deportes.

El triunfo va de la mano con el odio y la enemistad. O más bien con la envidia. Es increíble pero después de aquello, muchos me miraron con cierto resquemor. Pero bueno, no se puede tener todo. Mis padres recuerdan cómo les llamé sofocados y gritando, creyendo que me ocurría algo muy serio.

Los 250€ desaparecieron a la semana cuando fui a la tienda y me llevé:
- Un saco de dormir.
- Una esterilla.
- Un pantalon largo de chandal.
- Un pantalon corto de chandal.
- Una camiseta.
- Una camiseta para mi madre.
- Una cantimplora.
- Un monedero.
- Un chubasquero.

Y seguro que algo más, pero de eso hace ya años y no recuerdo. Sólo sé que fueron 250€ muy bien empleados. Para mi desgracia la cámara era malísima, creo que no hay ni una buena foto sacada con esa cámara.

Ésto lo cuento, porque sin duda es un día inolvidable en mi vida, pero también para explicar el por qué no creo en los juegos de lotería, especialmente estos días. La suerte ya estuvo de mi lado una vez, ¿es posible que pueda estarlo dos veces?

Pero, ¿sabéis cómo conseguí vender todos los boletos? Porque si tenía 50 para vender, 35 me los compró mi abuela. Posiblemente el boleto que fue premiado, era uno de los que ella me compró, porque después de pagarlos me los regáló.

Aún no me termino de creer que el ciclo de la vida haya hecho que no te vuelva a ver nunca más. Vuelve y encontremos juntas el final de ese cuento que nunca me contaste. Y si no lo encontramos, lo inventaremos.

Edurne (Edi)

18 de diciembre de 2010

Carta a 30 segundos

Queridos 30 segundos,

Me arrepiento. Debí haber quedado a las 9. ¿Por qué dije las 10? Aún queda una hora, y qué lenta se pasa. Todavía media hora. ¡Vamos reloj, corre! Ya las 10'55. Qué bien. No ha venido antes, ¿será poco interés? Miro la calle, miro dentro, miro hasta en los sitios insospechados. Parece que ésto lo hace ella. Suena a que ella me vuelve loco. Creo que es eso. Sí, ella me vuelve loco. Ya las 4. No aparece. Está bien. En todos los relojes no se marcan las 10 del mismo modo. Unos minutos de cortesía. Minutos que parecen horas y saben a años. Miro a la puerta. Espero su cara en cada persona que entra. Pero no. Aquí sentado. Soy un iluso. Distracción. Lo necesito. Oh, un periódico. Hago que leo. Oigo pasos. Ya no distingo los suyos. Todos los pasos me parecen los suyos. 10'15. ¿Vendrá? ¿No vendrá? ¿Se habrá olvidado? Oigo la puerta abrirse. Miro. No puedo evitarlo. Prometo no volver a hacerlo. Imposible. 10'30. Sudo. Me siento sucio. No era aquí. Quizás me equivoqué de sitio. No. Miro el móvil. No hay llamadas. Se abre la puerta. Es ella. Mi corazón se congela. Al igual que cada vez que la puerta se ha abierto. Sus pasos. Suenan únicamente a sus pasos. Imposible confundirlos. 30 minutos. Una eternidad sin ella. Ella aparece. Entonces sólo son 30 segundos.


Edurne (Edi)

12 de diciembre de 2010

Carta a unas palabras

Queridas palabras:

Ya basta. Basta de ir por el mundo con la cabeza alta mirando a todos, altos, bajos, a todos. Basta de ir creyendo que hay quienes no son suficientes. Basta de ir juzgando sin conocer. Basta de prejuicios. Basta de bobadas.

Hoy quiero huir de todo eso. Quiero huir de lo que inevitablemente inunda las personalidades humanas. Seré sincera, seré valiente. Pero hoy voy a decirlo. Voy a decírtelo.

Quiero decirte que has dejado un hueco en mi vida. Aunque lo más triste es que nadie lo podrá llenar jamás. Decirte que te necesito, que quiero que vuelvas y no te marches, que te echo de menos como no puedes ni imaginarte. Decirte que fuiste parte de mi vida y aún eres parte de mi vida. Decirte que mi día a día no es igual ni parecido, ni mi vida es igual sin ti. Decirte que no soporto no estar contigo, ni me hago a la idea de que ésto pueda durar. Decirte que dije para siempre y puedo asegurarte que cumpliré con esas palabras. Decirte que tu amistad superaba tus defectos, aunque mi intención no fue nunca que fueses perfecta.

Te diría tantas cosas. Te diría que me perdonases por cuando llovía y no te tapé, o cuando tuviste frío y no te arropé. Te diría que me perdonases por no haber estado siempre al 100% para ti, por haber tenido que sufrir mis agobios, dudas, nervios, errores. O por cuando algo me dolía, que sé que a ti te dolía el doble. Te diría que me perdonases por no haber intentado entenderte siempre, por no haber intentado saber qué te ocurría, por no haber sabido descifrar la ayuda que me pedías cuando me gritabas en silencio.

Si tuviese que hacer una lista para darte las gracias por todo, tendría que abrir un blog sólo para eso. Seré breve, y te diré que gracias por tu sonrisa, tus consejos, ayuda, ánimos, por darme la mano cuando me caí, por cuidar de mí, por quererme, por preocuparte, por haber existido en mi vida, por ser alguien inolvidable. Por ser tú.

Basta. Se acabó. No aguanto estar en silencio. Basta de orgullo, se silencios, de esperar que la otra persona de ese paso. Hoy me trago mis palabras, y esperando que estas palabras te lleguen, sólo digo que espero volver a tenerte pronto conmigo.

Una amistad es más que unas palabras.


Edurne (Edi)

6 de diciembre de 2010

Carta para cuando seas mayor

Querida Carta,

¿Cuántas veces nos habrán dicho de pequeños que cuando seamos mayor entenderemos algunas cosas de esta vida?

De pequeña pensaba que los mayores eran unos aburridos, se pasaban el día colgados del teléfono, llorando porque el príncipe azul jamás aparecía, comiendo verduras y repeliendo las golosinas y el chocolate, saltando de la cama demasiado pronto los sábados, viendo películas en donde los actores no eran dibujos animados...

Los mayores, esos seres caprichosos imponentes de normas, jueces de lo correcto y lo incorrecto, mandamáses insoportables, todopoderosos de fortunas y desfortunas, entendedores de lo inimaginable... Ellos poseían esa edad y junto con eso también el poder de decir "algún día tendrás mi edad", "algún día serás tú quien esté en una situación así", "algún día serás madre" (y con ello entendería más a mi madre).

Pero sobre todo: "Cuando seas mayor, lo entenderás."

Pues bien, a punto de que en mi DNI ponga que hace dos décadas vine a este mundo, sigo sin entender algunas cosas. Quizás cuando mi madre me decía que cuando fuese mayor lo entendería, se refería a cuando tuviese más de 20 años. O quizás es que hay cosas que simplemente son inentendibles.

Jamás podré entender cómo las personas son tan poco valientes. A menudo veo a quienes cogen una mochila y se van a recorrer el planeta y a hacerse hombres y mujeres de mundo; a quienes se tiran con una cuerda desde puentes altísimos; a quienes pasan sus vacaciones en países considerados 'altamente peligroso' y llenos de conflictos. El mundo reacciona pensando que son valientes, o muy valientes.

Pero posiblemente, muchos de esos 'valientes' no lo sean tanto cuando vayan a tener un hijo enfermo y decidan abortarlo. Más aún si ese hijo es un "accidente". Es impensable para algunas mentes el imaginar sus vidas estropeadas o molestas por la presencia de un hijo.

A veces se nos llena la boca cuando hablamos de tolerancia, igualdad, mente abierta, multiculturalidad... ¿Dónde queda eso?

Algunas personas se sorprenden cuando les digo que no tengo un grupo concreto de amig@s, estoy y voy y vengo con personas de Argentina, Rusia, Estados Unidos, Yemen, China, Grecia, Francia, Inglaterra, Suecia, España, Rwanda, Namibia, Nicaragua, India, Bielorrusia, Ucrania, Alemania, Italia, Mexico, Camerun, Kazakhstan, y no sigo porque creo que os hacéis una idea. Unos más, otros menos, pero demuestran la palabra amistad.

No voy gritando que soy tolerante, ni me doy un do de pecho, ni me cuelgo medallas por mi mente abierta, ni todo en mi vida se puede considerar igual. No pierdo mi tiempo en eso.

Prefiero perderlo en pasar buenos ratos con mis amig@s, aprendiendo malas frases y palabras en otros idiomas, viajando a lugares que pocos saben colocar en el mapa, comiendo helado en invierno, riendome hasta que el estómago duela, haciendo malevolencias hasta altas horas, bromeando e infantilizandome con mis sobrinos, escuchando los discursos de mi padre, imitando el auténtico acento andaluz de mi madre, recordando cómo mi niñez sigue jugando en aquella casa antigua de Madrid, no teniendo prisa para que ocurran algunas cosas de esta vida que de seguro sucederán algún día, no creyendo que 19 años son demasiados para hacer otras cosas, disfrutando de oportunidades únicas...

Quizás cuando sea mayor encuentre explicación para algunas cosas.
O quizás no.
Pero mientras viviré todo eso, que sin duda, es único.
Simplemente seré yo.

Edurne (Edi)

29 de noviembre de 2010

Carta a un Sentimiento

Querido Sentimiento,

Algunos sentimientos no deberían existir. Como el de echar de menos a alguien, por ejemplo. Sobre todo cuando empiezas a creerte que esta situación va a durar toda tu vida.





Será que mi niñez aún sigue jugando en aquella casa tan grande y vieja.
Y ahí seguirá siempre.


Edurne (Edi)

27 de noviembre de 2010

Carta a un Diálogo

Querido Diálogo,


Cuando estemos casados ¿bailarás conmigo? El bailar me parece bastante correcto. ¿Por qué no puedes decir lo que está en tu cabeza?

¿Por qué no puedes dejar de decir lo que hay en la tuya? ¿Por qué tienes que dirigir cuando yo también quiero dirigir? Si quiero bailar te pediré que bailemos. Si quiero hablar abriré mi boca y hablaré. Todos me piden que hable un poco más. ¿Por qué? ¿Qué bien haría si te digo que estás en cada pensamiento que tengo desde que despierto por las mañanas? ¿Qué bien haría si digo que a veces no puedo pensar con claridad ni hacer bien mi trabajo? ¿Qué provecho saldría si te dijera que sólo tengo miedo como los demás cuando pienso que algo puede lastimarte? Por eso estoy aquí sentado. Temo por tu seguridad antes que la de los demás. Y sí, bailaré contigo en nuestra boda.

Ojalá algunos diálogos se pudiesen grabar para siempre.


Edurne (Edi)

15 de noviembre de 2010

Carta a Mi Abuela

"Querida Abuela,

No sé si ésta es la 3ª o 4ª carta que intento escribirte, hoy no me salen demasiadas palabras aunque me gustaría gritar muchas cosas. Si tú estuvieses aquí me dirías que cualquier cosa que yo escriba estará bien y todo hubiese sido más fácil. También estaba preocupada por qué ropa me pondría o cómo iba a venir esta tarde, pero sé que para ti con cualquier cosa sería la más guapa de todas.

Shakespeare dijo “Mi corona está en mi corazón, no en mi cabeza.” Cuando supe que tu corazón daba problemas, intenté buscar un camino para encontrarte otro. Pero me di cuenta de que aunque encontrase el corazón más sano nunca sería el mejor, porque el mejor corazón del mundo ya lo tenías tú. Siento que podía haber conocido mucho más a ese corazón que tanto me quería y me animaba a hacer lo que me gusta, y que sobre todo estaba orgulloso de mí simplemente por ser quien soy.

Hace unos meses pasamos tres días juntas en mi casa. El último de esos días te pedí que vinieses más días a mi casa y estuviesemos más veces juntas. Me prometiste que vendrías, pero no lo has cumplido. En la vida hay momentos que decidimos recordar, y otros que simplemente no podemos olvidar. Esos tres días nunca los olvidaré, como tampoco olvidaré la última vez que fui a visitarte porque las dos reímos a carcajadas cuando yo me senté en una silla de madera y la rompí. Gracias por los momentos en los que hemos reído y por las historias que me has contado siempre para que yo sonriese.

También encontré unos pendientes que me regalaste hace años y me dijiste que si los guardaba nunca me olvidaría de ti. Pero no me hace falta guardar nada para acordarme de ti, sería como admitir que soy capaz de olvidarte.

No es que no quiera creer que te has ido, es que mientras yo piense en ti seguirás aquí conmigo. Sabes que no toda distancia es ausencia, ni todo silencio es olvido. Y jamás podré olvidarme de mi madrina.

Esto no es un adiós. Esto es un hasta pronto.
Hasta pronto abuela."


Que Dios me de fuerzas para leer a la tarde esta carta en el funeral de mi abuela.



Edurne (Edi)

12 de noviembre de 2010

Carta a una frase

Querida Frase,

Qué cierta es la frase de que nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes.
O hasta que estás a punto de perderlo.

No me gusta el ciclo de la vida.

Edurne (Edi)

9 de noviembre de 2010

Carta a una desaparición

Querida Desaparición,

Pues esta personilla, anda desaparecida últimamente. Sé que este mundo aún goza de su presencia, en cualquier caso si algún alienígena o similares, pretende secuestrarmela, que se abstenga, no tengo tanto dinero como para pagar su rescate.

Ais, twin! Qué rondará por tu cabeza últimamente... ¡eso sí que sería para abrir un blog!
Espero volver a hacer twinadas juntas pronto, que parece mentira que vayamos a la misma universidad.

Menos mal que existe Amaya, que con sólo mirarnos sabemos lo que piensa la otra.




[Photo]: Una de las primeras fotos que nos hicimos juntas, allá por cuando aún correteabamos por el colegio.


Edurne (Edi)

5 de noviembre de 2010

Carta a una Entrevista

Querida Entrevista,

- Hola Edurne, encantada de que estés aquí con nosotros, de nuevo.
- Hola, el placer es mío.

- Dime, ¿qué sientes antes de empezar de nuevo con una entrevista?
- Tengo curiosidad por saber con qué me encontraré esta vez, los nervios ya los pasé en la primera y me di cuenta de que no fue para tanto. Al contrario, estas cosas me hacen pensar sobre mí misma y descubrir nuevas cosas, eso me gusta.

- Entonces, ¿Edurne es alguien que se descubre a sí misma? ¿Queda algo por descubrir?
- Jaja... sí, ¡claro! Hay situaciones en las que digo "si yo fuera esa persona, no lloraría, o no le hablaría, o no iría..." pero luego me he visto ahí y pienso por qué no habrá ciertos momentos en la vida que se puedan grabar y volver a leer en el futuro, para reirse o para callarse la boca, da igual. Y claro que quedan cosas por descubrir, creo que más de las que yo misma me imagino.

- ¿Volverías a algún momento del pasado?
- La respuesta típica sería que no, que el pasado es pasado y hay que saber mirar al futuro. Pero claro que añoro algunos momentos como el mes en Portland, o cuando de pequeña jugaba con mis primos, o cuando jugaba con barbies porque lo que ahora escribo que es parte de mi imaginación, de pequeña lo recreaba con barbies. También me gustaría volver para poder tener ahora algún recuerdo de un familia que murió cuando yo apenas tenía 5 o 6 años, de quien no recuerdo nada y me gustaría. ¡Ah! Y me gustaría volver a vivir momentos con amigos que viven lejos, en otros países. Pero para eso está el futuro, para volver a encontrarles y encontrar a otros amigos mientras. Por otro lado creo que no, no volvería al pasado.

- ¿Existe la amistad lejos, en otros países?
- Cuesta, pero sí. Es muy duro porque soy alguien que echa mucho de menos a las personas que están lejos y añoro muchos buenos momentos. Pero sé que en el futuro iré a Francia, Grecia, Inglaterra, Estados Unidos, o a muchos sitios y allí podré encontrarme con esas personas y recordar esos momentos. Aún así, ha sido un placer coincidir con muchos de ellos. Quiero creer en la frase que últimamente tengo siempre en mente "No toda distancia es ausencia, ni todo silencio es olvido".

- El olvido. ¿Olvidas? ¿Lo haces con facilidad?
- No, no olvido. Recuerdo el nombre y la cara de todas las personas que he conocido a lo largo de mi vida, y también la primera vez que les vi. No sé cómo lo hago, mis amigas dicen que es una virtud pero en ocasiones es frustrante cuando recuerdas el nombre y la cara de una persona y esa persona mira hacia otro lado cuando te ve porque simplemente no te recuerda de sól una vez, jajajajaj lo entiendo, pero es frustrante. Y no, jamás olvido. Me encanta recordar pequeños momentos graciosos y tal vez absurdos que muchos no recuerdan. Es como recrearse en ellos.

- ¿Quién es Edi? ¿Es un alter-ego de Edurne o esconde algo esa parte llamada Edi?
- La historia de Edi no sé muy bien cómo ni dónde empezó porque simplemente alguien empezó a llamarme así, y así se quedo. Además cuando he ido al extranjero, la gente de allí no podía recordar mi nombre porque es difícil hasta para mi propio país, con lo cual el mote de siempre, Edi, era una gran ayuda para que me recordasen y pudiesen decir algo parecido a mi nombre. Poco a poco se fue quedando y hoy muchos me preguntan cuál es mi nombre porque sólo me conocen por Edi, que en absoluto me molesta. Edi es quizás una parte más amistosa y más cariñosa de Edurne, Edurne es como alguien más serio, más para la familia y la gente "de siempre". Muchos no se acostumbran y creo que no quieren acostumbrarse a llamarme Edi.

- ¿Por qué Cartas a Los Míos? ¿Quiénes son los tuyos?
- La historia de Cartas a Los Míos es mucho más simple que lo que el mismo blog es en sí. Amo la lectura y el escribir desde antes de que empezase a tener memoria. Sentía que escribir un diario en el que solamente yo fuese quien lo leyese y tuviese que buscar la llave casi cada día para escribir era aburrido y monótono. Como siempre me había gustado y me gusta escribir cartas, pensé en sacar esa moda del armario y ponerla en la web. Así que un día en el que creí que tenía muchas cosas que decirle al mundo, 'di a luz' a Cartas a Los Míos. ¿Quienes son los míos? En principio pensé en escribirle a aquellas personas o aquellos aspectos de mi vida de quienes tuviese que quejarme o decirles algo de un modo original. La verdad es que jamás imaginé que iba a ser tan leída, ni que yo misma fuese tan constante escribiendo. Pero aquí estoy, y espero estarlo por mucho tiempo.

- Y nosotros esperamos que estés con nosotros por mucho tiempo. ¿Cómo describirías a Edurne?
- Uff... la verdad es que nunca me ha gustado describirme a mí misma, creo que nadie se conoce como el resto le conoce a esa persona, describir es cosa ajena. Pero haré un esfuerzo. Edurne es alguien curioso, diferente, espontáneo, alegre y seria a la vez, consciente de sus actos, responsable cuando hay que serlo, es un libro abierto en ocasiones y hasta un misterio para ella misma. Supongo que querrás que explique todo un poco, ¿verdad?

- Estaría muy bien.
- Bien. Es alguien curioso porque tiene pequeñas curiosidades de sí misma que incluso puede que no sean tan curiosas pero que sabe contarlas para crear curiosidad e interés. Es diferente, ser del montón no sería una virtud sino al contrario. Espontánea porque hace y dice cosas que jamás nadie esperaría. Alegre porque se rie cada día, creo que nunca ha dejado de reirse incluso a carcajadas. Seria porque aparte de tener un semblante serio, sabe ser seria y que la tomen con seriedad. Consciente y responsable porque nunca le han faltado dos dedos de frente. Un libro abierto porque con todo ésto es evidente que lo es. Eso sí, un libro atractivo de leer.

- Sin duda. Como también no cabe duda que es un placer leerte y que te sinceres con nosotros. Gracias y hasta la próxima.
- Gracias a vosotros. Hasta pronto.


Edurne (Edi)

31 de octubre de 2010

Carta Sin Razón

Querida Razón,

Hay decisiones que se toman por una razón. En cambio hay razones que no se justifican con ninguna decisión. Pero tú, haces que no encuentre la decisión acertada, haces incluso, que confunda cualquier razón.

Estando a tu lado todo cambia, o mejor dicho, si no estás a mi lado es cuando cambian las cosas. Me siento viva, nerviosa, y el corazón ya no bombea igual. Siento ganas de que estés bien, de que el mundo esté bien. Aunque sabes que si tú estás bien, el mundo también lo estará. También siento que yo debo estar bien, casi más para ti que para mí misma.

Soñar se confunde con la realidad, y dormir pasa a ser innecesario. Lo que escribo cobra sentido hasta cuando no me salen las palabras correctas. No encuentro palabras, pero de eso se trata. Todos saben que algo me ocurrre, todos lo notan, lo intuyen. Razón no les falta. Ni yo misma encuentro la decisión acertada.

Creo que debería tomar una decisión, aunque no encuentre ninguna razón para ello. No me decido, no razono entre qué es lo mejor o lo que es mucho mejor. Es una simple linea indecisa. Haces que viva en un sinvivir, aunque paradójicamente, ésto me parece vivir. Suena a que si tú no estás, no hay razón para decidir. Quizás sea eso.

No encuentro decisión. Tú haces que pierda la razón.

Edurne (Edi)

26 de octubre de 2010

Carta a un Joven Escritor

Querido Joven Escritor,


Pues sí, joven colega. Chico o chica. Pensaba en ti mientras tecleaba el artículo de la semana pasada. Recordé tus cartas escritas con amistad y respeto, el manuscrito inédito -quizá demasiado torpe o ingenuo, prematuro en todo caso- que me enviaste alguna vez. Recordé tu solicitud de consejo sobre cómo abordar la escritura. Cómo plantearte una novela seria. Tu justificada ambición de conseguir, algún día, que ese mundo complejo que tienes en la cabeza, hecho de libros leídos, de mirada inteligente, de imaginación y ensueños, se convierta en letra impresa y se multiplique en las vidas de otros, los lectores. Tus lectores.

Vaya por delante que no hay palabras mágicas. No hay truco que abra los escaparates de las librerías. Nada garantiza ver el fruto de tu esfuerzo, esa pasión donde te dejas la piel y la sangre, publicado algún día. Este mundo es así, y tales son las reglas. No hay otra receta que leer, escribir, corregir, tirar folios a la papelera y dedicarle horas, días, meses y años de trabajo duro -Oriana Fallacci me dijo en una ocasión que escribir mata más que las bombas-, sin que tampoco eso garantice nada. Escribir, publicar y que tus novelas sean leídas no depende sólo de eso. Cuenta el talento de cada cual. Y no todos lo tienen: no es lo mismo talento que vocación. Y el adiestramiento. Y la suerte. Hay magníficos escritores con mala suerte, y otros mediocres a quienes sonríe la fortuna. Los que publican en el momento adecuado, y los que no. También ésas son las reglas. Si no las asumes, no te metas. Recuerda algo: las prisas destruyeron a muchos escritores brillantes. Una novela prematura, incluso un éxito prematuro, pueden aniquilarte para siempre. Lo que distingue a un novelista es una mirada propia hacia el mundo y algo que contar sobre ello, así que procura vivir antes. No sólo en los libros o en la barra de un bar, sino afuera, en la vida. Espera a que ésta te deje huellas y cicatrices. A conocer las pasiones que mueven a los seres humanos, los salvan o los pierden. Escribe cuando tengas algo que contar. Tu juventud, tus estudios, tus amores tempranos, los conflictos con tus padres, no importan a nadie. Todos pasamos por ello alguna vez. Sabemos de qué va. Practica con eso, pero déjalo ahí. Sólo harás algo notable si eres un genio precoz, mas no corras el riesgo. Seguramente no es tu caso.

No seas ingenuo, pretencioso o imbécil: jamás escribas para otros escritores, ni sobre la imposibilidad de escribir una novela. Tampoco para los críticos de los suplementos literarios, ni para los amigos. Ni siquiera para un hipotético público futuro. Hazlo sólo si crees poder escribir el libro que a ti te gustaría leer y que nadie escribió nunca. Confía en tu talento, si lo tienes. Si dudas, empieza por reescribir los libros que amas; pero no imitando ni plagiando, sino a la luz de tu propia vida. Enriqueciéndolos con tu mirada original y única, si la tienes. En cualquier caso, no te enfades con quienes no aprecien tu trabajo; tal vez tus textos sean mediocres o poco originales. Ésas también son las reglas. Decía Robert Louis Stevenson que hay una plaga de escritores prescindibles, empeñados en publicar cosas que no interesan a nadie, y encima pretenden que la gente los lea y pague por ello.

Otra cosa. No pidas consejos. Unos te dirán exactamente lo que creen que deseas escuchar; y a otros, los sinceros, los apartarás de tu lado. Esta carrera de fondo se hace en solitario. Si a ciertas alturas no eres capaz de juzgar tú mismo, mal camino llevas. A ese punto sólo llegarás de una forma: leyendo mucho, intensamente. No cualquier cosa, sino todo lo que necesitas. Con lápiz para tomar notas, estudiando trucos narrativos -los hay nobles e innobles-, personajes, ambientes, descripciones, estructura, lenguaje. Ve a ello, aunque seas el más arrogante, con rigurosa humildad profesional. Interroga las novelas de los grandes maestros, los clásicos que lo hicieron como nunca podrás hacerlo tú, y saquea en ellos cuanto necesites, sin complejos ni remordimientos. Desde Homero hasta hoy, todos lo hicieron unos con otros. Y los buenos libros están ahí para eso, a disposición del audaz: son legítimo botín de guerra.

Decía Harold Acton que el verdadero escritor se distingue del aficionado en que aquél está siempre dispuesto a aceptar cuanto mejore su obra, sacrificando el ego a su oficio, mientras que el aficionado se considera perfecto. Y la palabra oficio no es casual. Aunque pueda haber arte en ello, escribir es sobre todo una dura artesanía. Territorio hostil, agotador, donde la musa, la inspiración, el momento de gloria o como quieras llamarlo, no sirve de nada cuando llega, si es que lo hace, y no te encuentra trabajando.


Autor: Arturo Pérez-Reverte


Edurne (Edi)

24 de octubre de 2010

Carta a una lluvia

Querida Lluvia,

Era un día cualquiera, y Sara se levantó de la cama y al mirarse al espejo se dio cuenta de que sólo tenía 3 pelos. Entonces pensó:
"Me haré una trenza".

Al día siguiente, cuando se levantó de la cama y se miró al espejo, descubrió que sólo tenía 2 pelos. Y pensó:
"Me haré la raya en medio".

Un día más tarde, al levantarse de la cama, se miró al espejo y vio que sólo tenía 1 pelo. Pensó:
"Hoy me haré una coleta."

A la mañana siguiente, cuando Sara se levantó de la cama y fue a mirarse en el espejo, vio que no tenía ningún pelo. Por lo que pensó:
"¡Qué bien! ¡Así hoy no tendré que peinarme!".


'La vida no se trata de cómo sobrevivir a una tempestad,
sino cómo bailar bajo la lluvia. "


Edurne (Edi)

13 de octubre de 2010

Carta Inédita

Querido Suceso Inédito,

Ésto no me había pasado nunca. Ni espero que vuelva a ocurrirme.
Una "sujeto" se me acercaba esta mañana y haciendo un esfuerzo-sobre-humano por comunicarse conmigo en mi lengua materna, me comentaba que es lectora habitual de mi blog. Hasta ahí bien, pero después me 'atacaba' con frases como:

- Ser escritor no es algo que se quiera ser, se es y punto.
- Querer escribir un libro es una fantasía infantil e inmadura.
- Que escribir un libro sea una de tus metas principales en la vida es triste.
- Leer y escribir no te llevará a ningún lado.
- Espabila y madura.

Ofende quien puede y no quien quiere, y desde luego alguien que no sabe ni escribir...
No tengo nada más que decir. ¡Ah! Sí, te escribiré exactamente lo único que te he contestado a la mañana. Me da igual que sea una subida de ego el decir lo que voy a decir, pero te lo dedico:

"Maja, acuérdate de mi nombre."

No le doy más vueltas a la entrada, le he dicho a esta "sujeto" suficiente.

Edurne (Edi)

10 de octubre de 2010

Carta a un sueño

Querido Sueño,

Esta noche he tenido unos sueños un poco extraños. Me he levantado con esta canción en la cabeza y no paro de escucharla y tararearla.

Tras un tiempo meditándolo y dándole vueltas a la idea, he encontrado 'la idea'. Ya tengo el proyecto. Ahora lo único que hace falta es tiempo. Seréis los primeros en saber de qué se trata, aunque un par de compañeras ya saben más o menos qué es eso de 'la idea'.

No sé por qué, pero por fin he sentido el empujón.
¡A escribir!
No es que haya sido gracias a un sueño, es que es un sueño.

Os dejo la canción. ¿Será por la parte de "Today is where your book begins"?



Edurne (Edi)

8 de octubre de 2010

Carta a un Poema

Querido Poema,

Hace unos 10 días, fui a la feria del libro que ponen cada año por mi barrio. Cómo no, como cada año, allí estoy yo. Este año se me encaprichó un libro de Ana María Matute (El verdadero final e la Bella Durmiente) y otro de Dostoievski (Noches Blancas). Éste último, estaba el primero sobre una pila de libros de la misma colección. Mi madre decidió comprar uno de Becquer, el siguiente bajo el de Dostoievski, y los siguientes en la pila eran de autores como Nabokov, Cervantes, Edgar Allan Poe, Mary Shelley, Jane Austen, Balzac, Goethe.... Cuando me decidí a pagar los dos libros (bueno, en realidad los pagó mi madre, yo sólo se los enseñé al tendero para que cobrase), éste amable sujeto quiso caerme en gracia y no tuvo mejor cosa que decir que:

"- Yo no conozco a ninguno de esos autores pero he oído que son conocidos. ¡Ah! Bueno, sí, conozco a Cervantes al menos."

Si alguien me hubiese clavado una daga en el corazón me hubiese hecho menos daño. ¡Cómo es posible! Entiendo que el mundo está lleno de incultos que jamás han leído un libro, pero de ahí a reconocer que ni si quiera le suenan esos autores... Más aún cuando el señor, era el propio tendero-librero que vive entre libros cuan bichito que se come las páginas dejando agujeritos en ellas. Por favor, ¿hay algo que duela más? Ante mi asombro y mi boca abierta que casi me desencaja la mandíbula, mi madre decidió pagar los libros y tirar de mi brazo para marcharnos. Lo único que fui capaz de decir en esos segundos fue: "Eh.. eh...".

Mi intención en la feria de libros de este año era encontrar algún libro de poesías de Sylvia Plath o Ted Hughes. Me pregunto si la depresión post-pregunta que hubiese tenido de haber preguntado si tenía algo sobre ellos me hubiese dejado estar ahora mismo aquí con vosotros escribiendo ésto. Así que no, no encontré nada sobre estos poetas, pero como digo, tampoco pregunté. Y menos mal, me hubiese quedado incluso sin onomatopeyas. ¡Ah! Bueno, que el hombre conocía a Cervantes al menos. Quizás debí haberle aplaudido por tal amplio conocimiento.

De cualquier modo, una vez superado el haberme encontrado con la persona más inculta de este mundo, aquí os dejo uno poema de Ted Hughes que habla sobre su relación con Sylvia Plath:


Caminamos hacia el sur atravesando Londres hasta Fetter Lane
y tu hotel. Frente a la entrada
en el lugar donde cayó una bomba, ahora en edificación
nos agarramos aturdidos
para protegernos y nos metimos juntos en un barril
por una especie de Niagra. Mientras caíamos
en un estruendo de alma tu cicatriz me contó
–como contraseña o nombre secreto–
cómo habías intentado matarte. Y oí
sin dejar ni un momento de besarte
como si lo susurrase una estrella serena
sobre la ciudad que giraba retumbando: Mantente lejos.


Una estrella cobarde. No recuerdo
como llegué de contrabando, enrollado a ti,
dentro de tu hotel. Allí estábamos.
Eras tan delgada y suave y ágil como un pez.
Eras un mundo nuevo. Mi nuevo mundo.
Así que esto es América, me maravillé.
¡Qué bella, qué hermosa es América!



Edurne (Edi)

7 de octubre de 2010

Carta aun Pre-puente

Querido Pre-puente,

Cualquiera diría que la llegada de un puente es un motivo suficiente para dar saltos de alegría. Pues bien, no los doy. No porque no sepa saltar o por la vagancia de levantarme, simplemente, no siento que deba darlos.

Posiblemente la semana que viene a estas horas ya tenga una solución para mi estómago, o mejor dicho, tenga palabras que darán solución a mi estómago. Pero por ahora, debo seguir con dolor constante encima de mi ombligo y comiendo sopitas y derivados. En momentos así afirmo que jamás me haré un pendiente en el ombligo, ¡qué dolor! En cuanto a las sopitas y derivados, estoy perdiendo kilos y más kilos. Creo que cuando camino se van cayendo poco a poco, tal vez sea eso, el caso es que cada día estoy más y más huesuda, incluso Igor me ha dicho que mis mofletes se han convertido en una cara chupadita. Cualquiera también diría que menuda alegría perder kilos así como así. Pero no, la realidad es que la ropa ya ni me está bien, no tengo casi pantalones y de faldas ni hablemos. Podría llevar los pantalones que me estaban bien hasta hace unos meses con un cinturón, pero parecería Fofó. Que un par de tallas menos no vienen mal, lo sé, pero en su justa medida, que parece que voy a bailar break dance con la ropa tan ancha.

No está siendo una semana alegre precisamente. Como decía en el post anterior, ha sido marcharse Jaione y todo ha ido a pique. ¿Se habrá llevado mi suerte? Podría enviármela por correo, un simple e-mail, y de paso dar noticias de existencia. Y no, no va a volver, como muchos me habéis preguntado; o no va a volver pronto al menos. Lo decía porque a parte de mi estómago, una herida de cicatriz se me ha abierto, familiares se han puesto malos, debo seguir yendo a la augtoescuela más de lo que me imaginaba... ¡¡¡Por favor vuelve!!! Espero que lo siguiente a este paso no sea que se cae la uni o algo así, que es casi lo único que queda.

Por otro lado mis predicciones se confirman y des-confirman a la vez. Menos mal que no hay nada para siempre. Bueno lo dejo para otro post. Voy a ducharme a ver si se me refrescan las ideas.

Edurne (Edi)

4 de octubre de 2010

Carta a un Susto,

Querido Susto,

Pues sí. Primero de carrera se terminó. Realmente se terminó el pasado Junio, pero yo sabía que la marcha de Jaione iba a hacer que asumiese 100% que el GRAN curso de 1º de carrera, ya es sólo recuerdos e historia. Ella es la útima de los amigos Erasmus que quedaba aquí. Ahora un país cruzando un pequeño charco es quien disfruta de su presencia. Pero se ha ido con billete de vuelta, por lo que... ¡hasta pronto!

Sabía que su marcha me iba a afectar, la voy a echar muchísimo de menos, todos lo sabéis. Pero lo que no sabíamos ni yo ni nadie es que mientras volaba hacia esas tierras, que aunque no lejanas están lejos, yo me acordaba de ella desde un hospital.

Menudo susto. Hasta hace meses la palabra "hernia" me sonaba de lejos, y la palabra "hiato" ni me sonaba; por lo que "hernia de hiato" ni formaba parte de mi vida. Hace un mes excaso le pusimos nombre al maldito dolor (y derivados...) que sentía en mi estómago. Sí blogueros, vivo con una hernia de hiato dentro de mí. Desde hace varios días mis dolores venían en aumento, pero esta noche esos dolores llegaron muy a fondo. Consecuencia: "Desayunar" en el hospital. Que ni desayuno ni nada, lo más parecido a un alimento que haya ingerido es el gotero que te ponen las enfermeras que desde esas horas de la mañana, se alimentan de chicle. Además, incluso ellas enferman de tanto que pisan un hospital, pues una enfermera tenía según ella "más mocos que una fábrica de caracoles". ¡Qué asco! :D

Bueno, el caso es que sin faltar a mis obligaciones como anfitriona de Cartas a Los Míos, estoy en casa, ya recuperada más o menos y compartiendo experiencias con mis lectores.

Tanto os quiero, tanto comparto, que me he acordado de vosotros mientras el gotero hacía tic-tic-tic y os he hecho una foto. La he tomado antes de que la sangre se empezase a salir por el tubito y se mezclase con el gotero. Lo sé, soy muy agradable contando ésto ^^



Edurne (Edi)

28 de septiembre de 2010

Carta a un Corazón

Querido Corazón,

Dicen que el corazón es el músculo más fuerte del cuerpo. Algunas personas son todo corazón. Por lo que son totalmente fuertes. Esa es Claudia.

Tenía quizás algo de miedo de escribirle una Carta a Claudia, miedo por si una carta no estaba a la altura o por si las palabras no eran las correctas. Pero a petición de mis lectores, aquí estoy.

La llegada de Claudia ha roto expectativas y me ha hecho ver en mí misma un lado que desconocía. Pocos esperaban que Claudia llegase a este mundo, al menos saber que iba a tener una 3ª sobrina llegó hasta mí como una sorpresa. Pero como no hay 2 sin 3, aquí está Claudia.

Recuerdo cuando una vez intenté dormir a Luna cuando apenas tenía una semana de vida. Fue algo inútil, estar entre mis brazos la incomodaba enormemente y sólo me regaló miradas de rechazo y llantos. Qué le vamos a hacer, no tengo demasiado instinto maternal.

En cambio, ver a Claudia por primera vez, fue algo diferente. Esta bolita de carne de apenas 4kg, tenía unas ganas enormes de vivir que se reflejaban en unos ojazos azules preciosos. Claudia ha sido algo diferente, ha despertado en mí lo que creía inexistente, una ráfaga de instinto maternal, pues casi exclusivamente conseguía dormirse entre mis brazos estando sentada y con ruido alrededor. No se puede pedir tanto, estar entre mis brazos requiere el esfuerzo de tener que dormirse con ruido, pero eso sí, sin llanto alguno.
Esta pequeña, como sus anteriores, apunta maneras. Lo digo, porque con apenas 4 meses, sabe agarrarse a mis rizos a la perfección, y sabe babear mi hombro. Pero se le permite. Si Claudia quiere tirarme de los rizos, que me tire. Si Claudia quiere babearme, que me babée. Si Claudia quiere dormirse conmigo, se dormirá. Si Claudia no quiere dormirse conmigo, no lo hará.

Las mejores personas del mundo tienen el mejor corazón. El corazón de Claudia es el mejor. Ella lo hace que sea el mejor. Me encanta saber que el mejor corazón del mundo, es el de mi Claudia. Tengo toda una vida para conocer ese corazón, para conocer a Claudia. Me encanta saberlo.

Porque Claudia es la mejor.




Edurne (Edi)

17 de septiembre de 2010

Carta a algo que no me gusta

Querido Algo Que No Me Gusta,

Lo único que no me gusta de la vida es que es demasiado corta.




HASTA PRONTO COMPAÑEROS.


Edurne (Edi)

12 de septiembre de 2010

Carta a la Libertad

Querida Libertad,

Ésto no es un Canto a la Libertad de Labordeta, ni es influencia de cualquier Mayo Francés o manifestación de estudiantes con pantalón de campana corriendo delante del morro de un caballo. Es un concepto de libertad, mi concepto de libertad.

Últimamente está en boca de todos el tema del burka, tanto en colegios como fuera de ellos. También el tema del aborto, aunque no sé si para bien o para mal cada vez se escucha menos. ¿Será que lo hemos normalizado?

Se cree que llevar un burka te hace presa y esclava detrás de un pañuelo que te cubre entera, y detrás de ese pañuelo se encuentra una esclavitud dominada por un hombre. En mi caso, mujer europea de 19 años con carácter bien definido y visión crítica de lo que ocurre a mi alrededor, me pregunto cuál debe ser mi posición. Lo normal sería sentarme en la puerta de la universidad con un cartel manifestándome en contra del burka y a favor de los derechos y progresos de la mujer; dando la mano a chicas de diferentes colores, etnias, razas y nacionalidades, y ya de paso, quemar mi sujetador. Todo ésto al grito de "no nos moverán".

Pero no. El concepto de libertad no es arrastrar a todas las culturas y nacionalidades a que sean como la mía porque mi occidental y céntrico-europea cultura es la única verdadera y absoluta. No. ¿Acaso hay mayor libertad que poder llevar y ser lo que cada uno quiera?

Tengo la oportunidad de estudiar en un lugar bastante internacional, con personas de países como Myanmar, Yemen, Rwanda, China, India, EEUU, Ucrania, Iraq, Argelia, Francia, Trinidad y Tobago, Camerún, y un larguísimo etcétera. Bien, ésto me hace darme cuenta de que fuera de mis fronteras, en lugares en los que casi ni sé colocar en el mapa, hay personas con estudios, adelantadas, que lo único que les diferencia de mí es que han nacido en otro sitio. ¿Por qué tengo que quitarles a esas personas su cultura y su mundo?

¿Puede alguien que haya inmigrado voluntariamente o por fuerza mayor, decirme si es plato de gusto dejar atrás su casa e intentar integrarse en una cultura, idioma, etnia, y mundo en general, mientras que las personas de ese lugar se permiten la licencia de ser racistas y mirar con mala cara a los extranjeros? Si ya es mal trago tener que estar lejos de los tuyos y aguantar eso, ¿es justo tratar así a quienes vienen a buscarse la vida por no tener en su país las oportunidades que tenemos nosotros en el nuestro? ¿Cuántos se han detenido a conocer a la persona y después han lanzado sus prejuicios? ¿Y cuántos lo han hecho al revés, primero lanzando prejuicios y ya si eso, conocer a la persona?

El tema aborto es mucho más complejo y polémico. Fuera de casa, se me ha educado con el concepto de que las mujeres somos LIBRES para tener o no tener los bebés que queramos, y que el aborto es simplemente un método más de anticonceptivo. Total, como he llegado a oir, un bebé hasta que no nace no es una persona.

Si TAN libres y TAN modernos somos, ¿qué hacemos negando la vida de una persona, coartándo así su libertad de vivir? Como leí el otro día por el blog de una de mis compañeras, dentro de años, tal vez décadas, miraremos atrás y nos daremos cuenta de la masacre que estamos haciendo con los abortos, al igual que ocurrió con el nacismo.

Quizás sea que la vida de quienes deciden abortar sea demasiado perfecta como para que un niño la "estropée", sin saber que la propia vida de esa persona, ya es un estropicio. Por cada aborto perdemos a científicos, escritores, buenas y malas personas que podrían cambiar el mundo... A saber si a mi media naranja jamás la encontraré porque un día alguien decidió abortar...

O tal vez sea que mis 19 años no son tan jóvenes como pueden parecerlo y mi mente tiene conceptos que pocos o nadie entiende. No lo sé, es lo que pienso, es como veo las cosas. Nada más. Puede que yo debiera ponerme en el lugar de quien tiene que llevar un burka o tiene que abortar para poder opinar, pero mientras eso no ocurre y como éste es mi cortijo, escribo lo que me apetece. Simple y llanamente. Porque soy LIBRE de escribir lo que quiera.

Edurne (Edi)


PD: Todo eran preguntas retóricas, no me hacen falta respuestas.

7 de septiembre de 2010

Carta a la Publicidad

Querida Publicidad,

Este verano Cartas a Los Míos ha llegado más lejos de lo que jamás imaginé. Varias agencias, empresas, grupos, o como queráis llamarlo, invaden cada semana mi blog con propuestas publicitarias. ¿Prestar un trozo de blog a cambio de dinero?

Varias personas me han dicho que sí. Realmente todos a los que les he comentado ésto han dicho que sí, que no pierda la oportunidad, que es dinero para mí, que no me cuesta ningún esfuerzo, que ellos lo harían...

Pero no. Es como prostituir mi blog, y le tengo más cariño como para hacerle eso. No voy a lucrarme con lo que escribo.

Cada tarde, después de llegar de la uni o de dar clase, sentarme aquí y escribir mis pensamientos, ideas, preocupaciones, historias, ha sido parte de cada día. En ningún momento he pensado en sacar dinero de mis letras. Si algún día me hiciera falta tirar de mi don de letras para ganar dinero, no lo haría a través de Cartas a Los Míos, sería de otro tipo de escritos.

Así que por favor, dejad de insistir, lo agradezco, pero no.
Ya que parece que hay quién 'no' entiende un no por respuesta...

Edurne (Edi)

4 de septiembre de 2010

Carta a una Suposición

Querida Suposición,

Vale. Está bien. Supongamos que existe. Supongamos que es real. Te desesperas porque el móvil no vibra. ¿Se habrá olvidado de ti? ¿Estará bien? ¿Estará mal? ¿Estará enfadado? ¿Le habrá pasado algo? Te marchas abandonando a la familia y las amistades por llegar a casa y hablar con él por el ordenador porque sabes que a esa hora estará esperándote. El corazón se acelera a medida que las agujas del reloj corren y no hay noticias, llegas incluso a sentir que te ahogas y tu respiración no alcanza a la velocidad de los latidos. No duermes tanto ni tan a gusto sin ese mensaje o esa llamada o esa señal de que se acuerda de ti. Te pones la mejor de tus ropas, te gastas todo el dinero para vestirte como sólo tú sabes, aunque en realidad con cualquier cosa él te verá guapa y te acariciará el pelo incluso en los días en que creas que lo tienes horrible. Y buscas excusas, te mientes, necesitas convencerte a ti misma de que no queda o no te llama porque estará muy ocupado o no podrá a pesar de que se muere por hacerlo. Una forma más de autocomplacerse. El corazón, ese órgano maldito que se congela o se paraliza cuando el móvil suena antes de saber quién te reclama a través de unas palabritas en una pantalla de 2x4.


Pero supongamos que no. Supongamos que él te utiliza. Él no te escribe porque le resultas pesada, o porque ya consiguió que amanecieses en su cama aquella mañana. Supongamos que no te ve porque está agarrando por la cintura a otra y oliendole el pelo que brilla incluso más. O incluso que sus hechos no están de acuerdo con sus palabras, esas que tanto sabe manejar y tan bien utiliza para hacerte reir en los peores momentos.


Aún así, aunque sepas que te hará sufrir, aunque sepas que no dará todo de sí mismo, aunque sepas que algún día se irá ... ¿no es maravilloso el amor?


Edurne (Edi)

2 de septiembre de 2010

Carta a la Amistad II

Querida Amistad II,


No encuentro las palabras exactas, no encuentro el modo de decir ni la mitad de cosas que me gustaría. Nuevamente quiero escribir, quiero escribir algo que me llene, algo con lo que sentirme satisfecha cuando le de a 'click' en 'publicar entrada' y empiece a dar vueltas por los blogs de todo el mundo. Quiero cerrar los puños y dar un grito con los ojos cerrados, para encontrarme que Septiembre ha pasado cuando los abra. Tengo los ojos hinchados del sueño, las mejillas rojas y calientes, los labios también algo hinchados, el corazón va a un ritmo que por segundos cuesta que le siga y tengo frío en las manos. Aún así me miro en el espejo de atrás y veo que me gusta ser quien soy, me reconozco. Veo que voy llegando a los 20 y mi cara aún parece de porcelana cuando se me humedecen los ojos. Es difícil. Es una mezcla de sentimientos o cosas o no sé ni cómo llamarlo...

"Pero Edurne, ya basta. Deja de mirarte, date la vuelta e intenta escribir eso que quieres. Ánimo. Tú puedes."
Pues sí. Pero me siguen faltando las palabras. Me hacen falta las palabras para hablar sobre la amistad. No encuentro qué escribir ni cómo escribirlo. Voy a dejarme de grandilocuencias y de palabras bien formadas y construídas en una frase con ritmo para lo que quiero escribir. Escribiré sólo lo que pienso y lo que quiero decirte.
Poco me queda por decir a estas alturas lo que para mí es la amistad, poco me queda por decirte realmente. Conozco tus errores o tus defectos, pero ni siquiera tienen valor para mí. Elijo y me fijo en mis amigos por sus virtudes, en quienes son, cómo son y por qué son. Sé que siempre me faltará tiempo para terminar de conocer a un amigo, aunque tampoco quiero conocerles del todo. Quiero que cada día que me despida de un amigo, me marche sonriendo y orgullosa de haber conocido un poco más a ese amigo.
Cada día, me levanto con un reto. Un reto personal. Se basa en ser mejor persona, en intentar serlo, en corregir aquello que me impide serlo. En ese reto, se encuentra el ser mejor hermana, mejor hija, mejor nieta, mejor tía, mejor alumna, mejor estudiante, y mejor amiga. En todas ellas fallo, creo que es inevitable.
¿Fallo como amiga? Sin duda. No soy la amiga perfecta, ni tan si quiera yo busco amigos perfectos. Hoy te quiero pedir perdón, perdón por no ser esa amiga perfecta o porque en ocasiones tengas que pagar por mis errores.
Dice un proverbio hindú que cuando hables procura que las palabras sean mejores que el silencio. No me gustan los silencios. Prefiero llenar los silencios diciendo algo a tener que arrepentirme en el futuro de que no dije lo suficiente o lo correcto. Quizás cuando quiera acabar con un silencio y decirte algo tú ya no estarás, o quizás sea yo quien no esté, y no escuche más que mi propio silencio.
Lo dejo aquí. Esta entrada me está costando demasiado escribirla. Me faltan palabras. Creo que doy demasiadas vueltas a varias cosas y no concreto en nada. No tengo una tarde para escribir, es una tarde un poco 'shock'-ica a medida que avanza. Hasta se me ha hecho de noche escribiendo.
Concluiré con pocas palabras pero que dicen mucho.
Perdóname.
Sé mi amiga.
Te quiero.
Estoy orgullosa de ti.
Sonríe, estás mucho más guapa.
Edurne (Edi).

1 de septiembre de 2010

Carta a una Duda

Querida Duda,

Decía Immanuel Kant que "el sabio puede cambiar de opinión, pero el necio nunca". El año pasado por estas fechas (quizás algo antes) dudaba entre estudiar Filología o Filosofía. Recordaréis eso de "hay más diferencia que sólo una letra".

Pues bien, superada esa 'duda' aunque no con total convencimiento, la duda que ocupa mi mente ahora mismo es: "¿Pero qué filología?"

Me gustaría que entre todos los que dicen que hacer Filología Hispánica no tiene salidas, me dijesen cuántos de ellos se han puesto a buscar salidas con esa carrera.

Tengo 19 años (Dios, estoy a punto de entrar en mi 2ª década!) y mañana posiblemente tenga que decidir sobre algo que cambiará mi futuro sí o sí. Hasta ahora me he movido haciendo caso a mi vocación, pero hoy me entran dudas.

Mañana a estas horas habré decidido.
Ser escritor se lleva dentro. Pero quiero escribir en el examen correcto... en el de inglés o en el de hispánicas...

Mañana os cuento, voy a preguntarle a mi almohada.
Edurne (Edi)

29 de agosto de 2010

Carta a a una Canción

Querida Canción,


No sé qué tienen los 29 de Agosto, pero cada año son días mejores. Quizás sea algo psicosomático, no lo sé, pero cada año recuerdo esta fecha como un día estupendo.

El de este año se ha fusionado con el 28 de Agosto. Buena noche, risas, baile, en la mejor compañía. Con todo eso, el cansancio y dolores típicos de un día así, se olvidan.

Hoy he escuchado por casualidad una canción que marcó el 29 de Agosto de hace varios años. Os la dejo.



Edurne (Edi)

26 de agosto de 2010

Carta a la Amistad

Querida Amistad,

En pocas ocasiones te he mencionado en mi blog, pero hoy te escribiré sólo a ti. Quizás no he encontrado hasta ahora el día perfecto, o la ocasión perfecta, aunque ya tenía y sigo teniendo un día pensado. No hace falta que me preguntes si hoy escribiré sobre ti o no, el día que quieras leer algo sobre ti aquí, no me reservaré para otro día.

Si hace pocos días me decepcionaba con la palabra amistad, hoy me echo un punto en la boca y me callo a mí misma. Desde pequeña, he crecido al lado de alguien que cree rotundamente que la amistad no existe, y que me llamaba 'pequeña ilusita' porque yo se lo negaba. En cambio, siempre he estado lejos de creerme lo que por mí misma no podía comprobar. Y gracias a ello y a algunas personas, tú entre ellas, puedo asegurar que la amistad sí existe.

Decían en una película que existimos porque alguien piensa en nosotros. Y porque alguien cree en nosotros también. Me da igual que haya quien diga que la distancia es el olvido, sé que no lo es.

Y es por ti, y por otras personas, por las que sonrío, por las que hace que cada mañana merezca la pena levantarse con la seguridad de que será un día perfecto. Más aún, hace que la vida merezca la pena; y haga que la vida esté lejos de ser un asco y sea algo precioso.

Me gusta equivocarme y darme cuenta de que a veces no pienso las cosas cuando las digo. No puedo permitirme el error de creer que la amistad no existe cuando alguien me falla o me hace daño si por otro lado están personas que me animan, me hacen reir, me apoyan, me escuchan, les duele lo que a mí me duele, se alegran de mis éxitos, se preocupan por mí, me quieren de verdad aceptando aún con mis virtudes y defectos y quieren lo mejor para mí. Eso es amistad.

Cuesta escribir sobre la amistad. Es como el amor, por mucho que se diga cuánto se quiere a alguien no se puede decir nunca todo lo que se le quiere. Creo que no podré agradecerte todo lo que me escuchas, me animas, me aconsejas y aguantas mis comeduras de coco a altas horas.

No es palabrería, no es algo con lo que rellenar una entrada de blog, no es algo fácil de decir ni fácil de expresar. Es lo que hoy quería decirte, que te quiero.

Gracias por pensar en mí, por creer en mí, por existir. Gracias por demostrarme lo que es amistad.
Estaré siempre aquí, ya lo sabes.

Edurne (Edi)


PD: "Un abrazo vale mil palabras. Un amigo más." Lo he leído antes, ¿bonito verdad?

25 de agosto de 2010

Carta a una Dedicatoria

Querida Dedicatoria,

Haciendo limpieza de la bandeja de correo, me he encontrado con un poema que me dedicaron el día de mi 18º cumpleaños. Lo comparto con vosotros.


Mientras por competir con tu cabello,
oro bruñido al sol relumbra en vano;
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello;

mientras a cada labio, por cogello,
siguen más ojos que al clavel temprano;
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello;

goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,

no sólo en plata o vïola troncada
se vuelva, mas tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.

Luis de Góngora.


Edurne (Edi)

24 de agosto de 2010

Carta Para Siempre

Querida Carta para Siempre,

Me encuentro aquí, en mi cama, tumbada, con el portátil encima de mis piernas. Hace unos 20 minutos he terminado de ver Los Girasoles Ciegos. Buena película, sin duda. Antes de dejar el portátil encima de un cojín rosa, apagar la lamparita, escuchar diez minutos de música con mi ipod (también rosa) y dormirme, decido volver a revisar mi correo y mis redes sociales para ver si alguien me ha escrito algo o por si hay alguien interesante conectado y charlar unos minutos.

Pero hoy haré algo más que todo eso antes de dormir. Hoy escribiré otra entrada de blog. Aunque la última que escribí lo hice ya en el día de ayer, se me hace raro escribir otra sin que pase más tiempo, más aún cuando hasta hace poco he estado exiliada.

Ese vistazo a mi correo y mis redes sociales, me ha hecho darme cuenta de que las palabras son demasiado fáciles. Es demasiado fácil decir un "te quiero", decir "amig@", decir "para siempre". Lo difícil es sentir eso que dices, y sobre todo, cumplirlo.

Hoy no escribiré como yo sé hacerlo. Escribiré, en la medida de lo posible, algo objetivo. Me sincero, pero de otra manera. Imaginaré que le estoy contando ésto a alguien que me escucha y dándome una palmada en el hombro me va a decir que no me preocupe, que todo irá bien. No escribiré pensando que ésto puede llegar al otro lado del mundo y pueden leerlo miles de personas.

Hubo un tiempo en el que alguien me dijo "te quiero", alguien me llamó "amiga" y alguien me dijo "para siempre". Todo ello recíproco, desde luego. Cosas que me creí. En cambio, mi lugar ha sido sustituído. Otras amistades, amor si me apuráis, otros te quiero, para siempre, materialismos, facilidad, comodidad, rutina, sinceridad, generosidad... Muchas palabras que ahorran largas explicaciones.

Decepción.

Es rarísimo ese sentimiento, eso que te recorre el cuerpo cuando ves o cuando lees que otra persona ocupará ese lugar que tú ocupabas antes. Es rarísimo. Saber que detrás de esas palabras, de esos momentos, de todo eso, no hay nada. Y ese nada duele.

Mi madre suele decirme que el ser buena persona es una virtud. Yo siempre le respondo que buenas personas somos todos, más o menos, mejores o peores, pero todos lo somos. Profundo error. Existen las malas personas.

Ya vale, Edurne, debes salir de tu burbuja y ver el mundo real, en el que las malas personas existen, y se hacen daño, y mienten, y son falsas, y se interesan, y hacen daño, y siguen haciendo daño, y no les importa.

No sé ni lo que digo. Creo que no es sano escribir a estas horas.

Quiéreme, sé mi amig@, para siempre. No hace falta que se diga, hace falta que se sienta, se demuestre y se cumpla.

Pediré algo muy sencillo: Un hombro, un clinex y un vaso de agua, por favor.

Dejo mi portátil en el cojin, me pondré el ipod y mañana si Dios quiere, será otro día.


Edurne (Edi)

23 de agosto de 2010

Carta a la vuelta

Querida Vuelta,

Ya estoy de vuelta. Por fin. Por fin en casa, en mi cama, en mi ambiente, entre mis cuatro paredes naranjas que me ven crecer... aunque de vez en cuando me aprietan. Por fin la rutina, ¡por fin! Es una rutina agradable.

El interrail sólo tiene una palabra para describirlo: INCREÍBLE. Lugares visitados:
Ginebra-Laussane-Berna-Zurich-Feldkirch-Lietchenstein-Salzburgo-Viena-Bratislava-Frankfurt-Colonia-Luxemburgo-Utrecht-Amsterdam.
Nos hemos encontrado desde personas de mi mismo pueblo de Córdoba, hasta lugares poco recomendados en los que entrar al wc era todo un riesgo. Pero ahora no es tiempo de comentar el Interrail, ya hay un proyecto para ello.

Después vinieron las Fiestas de Vitoria, junto con la visita de Jaione y mi santo. Mucho que contar en pocos días, desde comportamientos que confirman las sospechas que iba teniento desde hace tiempo, hasta el conocer a los mayores especímenes que uno puede imaginar. Aún así, me encantó ver a Jaione por tierras que no sean Bilbao o Londres. ¡Gracias por venir!

Y después, cómo no, al exilio. Córdoba. Visita breve que se ha pasado rápido. Pero ha merecido la pena, ¡¡¡he conocido a Claudia!!! Es preciosa, menudos ojazos azules. Vale, a ver, soy su tía, pero es la verdad. Una gran tropa nos reunimos para celebrar su llegada, aunque ni estabamos todos los que somos, ni somos todos los que estabamos.

Pero como siempre, el exilio es un lugar en el que las horas pasan muy despacio y hay mucho que hacer, leer, pensar, escribir... Entre decepciones y alegrías, el exilio ha pasado.

Ahora unos días, y de vuelta a la uni. El año pasado por estas fechas estaba bastante asustada, y al final ha sido un año sin palabras.
Este año no estoy nada asustada, ¿cómo será entonces?

Os dejo unas fotos resumen del verano.











Edurne (Edi)

7 de agosto de 2010

Carta a un Exilio

Querido Exilio,

Y como cada verano, me marcho.
Exilio durante 15 días a un lugar donde la civilización queda lejos y da tiempo para pensar, leer y escribir.

Nos vemos pronto.

Edurne (Edi)

6 de agosto de 2010

Carta a unos segundos

Queridos Segundos,

La vida es sólo unos cuantos segundos. En unos segundos llegas en el mundo y en otros pocos segundos dejas de estar.

Te adormeces unos segundos al volante, y en unos segundos se acabó todo. En unos segundos una anestesia se convierte en demasiado y ya no estás. En esos segundos se ha quedado alguien viuda, alguien huérfano, alguien se ha convertido en hijo único, alguien ha perdido a su hijo, alguien ha perdido a un amigo.

El momento en el que un médico le explica a su paciente que su enfermedad no tiene cura y que a partir de ahí empieza su vida de otra manera; o el momento en el que una chica deja a su novio después de minutos que se convirtieron en horas, y después en meses, y luego en años... Esos momentos duran unos segundos.

No hay nada más lento que los momentos que no deben llegar. Aunque cuando llegan son sólo unos segundos.

Los momentos más difíciles sólo duran unos segundos. Después está toda la vida para solucionarlos.

En cambio un beso, una mirada, una sonrisa, una caricia, duran unos segundos.
Pero duran, y alegran toda la vida.

La vida dura sólo unos segundos.

Edurne (Edi)

19 de julio de 2010

Carta a un Interrail

Querido Interrail,

Recuerdo cuando hacíamos la cuenta atrás:

¡93 días!

¡84 días!

¡62 días!

¡41 días!

¡1 mes!

¡2 semanas!

¡3 días!

Y ahora sólo puedo decir.......

¡MAÑANA!

Mañana 7 desarrapados mochileros con la casa a cuestas cuan caracol perdido por el mundo, cogeremos las mochilas y nos iremos a ver mundo. Europa concretamente.

Volveré en 15 días. Prometo traeros nuevas entradas, experiencias, reflexiones, pensamientos, artículos, relatos, poemas, canciones, ....... para vosotros!

Cuidaos compañeros.

¡Hasta pronto!

Edurne (Edi)

Carta al tiempo

Querido Tiempo,

Para qué me voy a engañar, ya no sé ni en qué día vivo. Sí, he perdido la noción del tiempo. Entre dormir de día dos horas, no dormir durante dos días... Los fines de semana y los días entre semana se han fusionado y ahora no existe diferencia entre ambos.

Lo único de lo que sí sé es de que en unas 36 horas estaré de camino a mi viaje de Interrail por Europa. ¡Yuju! Recuerdo cuando hace 90 días hacíamos la cuenta atrás, ya hablábamos sobre si llevaríamos pijama largo o corto y alguna nos decía: "¡Si agún faltan casi tres meses!". Y ahora no quedan ni tres días.

Es increíble cómo pasa el tiempo. Pero aunque pase, sé que hago muchas cosas y voy recogiendo buenos recuerdos. Éstos días atrás he vivido momentos en los que me hubiese gustado que el reloj no corriese, pero sólo existe un final si yo considero que he finalizado algo.

Mañana... ¡día de nervios y últimos preparativos!

Edurne (Edi)

12 de julio de 2010

Carta a una contestación

Querida Contestación,

Soy de las que contestan a las cartas con otra carta, soy de las que aún escribe cartas. Os preguntaréis, ¿pero qué haces escribiendo cartas con 19 años? ¿Pues qué? Lo hago, aunque son menos de las que recibo, para qué engañarnos.

El otro día, esperando para entrar en el médico, decidí matar el tiempo de espera con una revista de las que había por allí. En las primeras páginas, había una sección dedicada a escribir cartas al director de la revista, y entre ellas se elegía una carta ganadora para obsequiarla con un regalo y además con mostrar su carta en un recuadro de otro color. Evidentemente, ésta llamó más mi atención.

Pero en qué momento lo hizo. No paré de leer más que frases que me hacían sentir ofendida. Ya sabéis que ofende quien puede y no quien quiere, pues este escritor pudo.

Se trataba de una carta en la que decía que las generaciones de hoy día hemos perdido los valores y costumbres de ir a una exposición, jugar al futbolín, leer un libro, una buena conversación, ir de excursión, hacer fotos para guardar el momento sino únicamente por hacer una foto bonita.... A veces me pregunto dónde me meto para no ser consciente de estas cosas.

Soy (como dice Tote King en su canción Conspiración) de esa generación que ya nació sin fe, que vivimos enfadados sin saber por qué. También soy de la generación que sabe que haga lo que haga, estudie lo que estudie, viaje a donde viaje, se esfuerce lo que se esfuerce, su futuro se verá en la empresa más grande de este país: El Paro. En ocasiones me siento culpable al pensar que mis padres hacen un esfuerzo por pagarme la universidad, aprender 5 idiomas, y un sin fin de cosas para poder apuntarlas en mi curriculum el día de mañana, porque ese día seré una Edurne sin ilusión. Tristemente, a ese curriculum quien más atención le prestará será el señor que le saque fotocopias. Al menos lo tengo aceptado, cuando termine la carrera, mi catedrática me dará una palmadita en la espalda y guiñándome un ojo me dirá: "¡Suerte en la vida!", y saludaré al mundo real como si estuviese desnuda, sin camino ni lugar a donde ir. Quizás una solución se encontraría entre estas palabras: sexo, política o religión. Pasapalabra.

Soy de la generación que se está tragando los errores de generaciones anteriores. Sí, señor de la carta de la revista, su generación sería felicisima, con amistades verdaderas de las que se mantenía el contacto día a día, jugando al futbolín o al billar, conversando con la puerta de casa abierta, leyendo libros de Los Cinco o Mortadelo y Filemón, Asterix y Obélix..., merendando sandwich de salchichón en el monte cada domingo tocando la guitarra, mirando por el objetivo de la cámara para inmortalizar los agradables encuentros navideños...

Pero su generación ha mandado a la mía al hoyo. Quizás no somos los más trabajadores, ni los más estudiosos, pero ello lleva a preguntarme, ¿por qué no lo somos? La típica respuesta sería: porque os lo hemos dado todo hecho. A parte de discrepar, no tenemos la culpa de eso. Pero vosotros sí tenéis la culpa de hacernos trabajar 10 horas al día por 1000€ al mes sin vacaciones. Eso si conseguimos trabajar, claro, y lo más importante es si trabajamos en lo nuestro.

Cuento con la ventaja de haber nacido en el boom de la tecnología. La mayor ventaja que veo en ello es el poder seguir en contacto con las viejas amistades y con quienes viven lejos. Yo lo veo como una suerte, no como un objeto de consumismo.

Siguiendo el hilo, quería decirle a ese señor que a pesar de tener 19 años he estudiado latín, me sé cuál es el participio pasado y lo mejor de todo es que sé que existe, leo a San Agustin, Nietzsche y Tagore, me sé la tabla de verbos, estudio y trabajo a la vez. También quería decirle que me encanta pasear por los parques de mi ciudad en bicicleta y comer sandwiches de atún sentada en el cesped, las partidas de billar intentando a imitar a los chinos sabelotodo de la mesa de al lado, leer 4 o 5 libros a la vez, reirme con Zipi y Zape, ver fotos de hace años y volver a reirme de esos momentos, charlar tomando un helado, deshojar margaritas, cantar viejas canciones de mi infancia, jugar al fresbee, bailar, leer revistas, escribir, escribir cartas, .....

Y oye, que soy de los 90.




Edurne (Edi)

9 de julio de 2010

Carta a una leyenda

Querida Leyenda,



Dice una preciosa leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y, en un determinado punto del viaje, discutieron. Uno de ellos, el ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena:
HOY, MI MEJOR AMIGO ME DIO UNA BOFETADA EN EL ROSTRO.

Siguieron adelante y llegaron a un oasis, donde determinaron bañarse. El que había sido abofeteado y ofendido comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo ofensor. Al recuperarse tomó una daga y escribió en una piedra:
HOY, MI MEJOR AMIGO ME SALVÓ LA VIDA.

Intrigado, el amigo preguntó:
─¿Por qué después que de que te ofendí, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra?

Sonriendo, el otro amigo respondió:
─Cuando un buen amigo nos ofende, debemos escribir en la arena, donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo; sin embargo, cuando este buen amigo esté a nuestro lado, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde ningún viento del mundo podrá borrarlo.





Sin un segundo para actualizar como merece. Pero en un par de días sacaré tiempo para ello.
Edurne (Edi)

1 de julio de 2010

Carta a una Necesidad

Querida Necesidad,

Necesito de ti. No me engaño pensando que es normal requerir de alguien. No eres alguien, eres tú. Si no estás todo parece diferente, todo es peor. No respiro igual, ni me divierto tanto. Más aún, ni siquiera la vida me parece para tanto.

Cada instante resulta insulso, insípido, reiterativo, gris. Cuando estás a mi lado me encuentro más decidida, más fuerte, más comprensiva con los otros y más exigente conmigo misma. Me embellece tu compañía, crezco a tu lado. Todos lo notan, todos lo saben, todos lo comprueban. Soy en ocasiones agradable. Por ti, pero no sólo para ti. Ya no me imagino una vida intensa, comprometida, laboriosa, si no jugamos ni luchamos juntos.

No es que tu presencia me venga bien, es que sin ella no vivo. A tu lado me desvivo más por todo, y eso, me parece, paradójicamente, vivir. Y mis convicciones se confirman y esponjan y mi humor tiene sentido, y mi cuerpo se sobrelleva a sí mismo.

Y ya no busco excusas, sino razones. Me despierto cada mañana dispuesta a la tarea. Y no me asusta. Te necesito para no ser un lamento. Necesito de ti como sólo el amor necesita. No es que me hagas falta, es que deseo que me ocurra lo que me pasa, que sin ti me falta todo.





Es increíble cómo las cosas más sencillas y más insignificantes producen las sonrisas más grandes. Tengo acumuladas pequeñas grandes cosas que me han hecho muy feliz estos últimos días, me han hecho feliz en momentos tristes (despedidas).

[FOTO]: Un recorte de una foto grande que he encontrado mirando el baúl de los recuerdos de fotos. Creo que fue antes de un concierto... ¡qué tiempos!



Edurne (Edi)

27 de junio de 2010

Carta a una semana

Querida Semana,

Semana intensa, no es que haya hecho muchas cosas pero ha sido intensa. Si alguien conoce a quien creó la salud y la enfermedad, que me lo diga, tengo cuatro cosas que decirle a la cara.

Ahora queda otra semana, ésta más intensa si cabe. Llegan otras dos despedidas, Jaione y Samantha se vuelven tras un erasmusico año en mi uni. No se van lejos, y Jaione se va con billete de vuelta, pero no dejan de ser dos despedidas. Bueno, las relataré en posteriores entradas.

Además, el día 5 examen de los malditos Estudios Culturales. No entiendo cómo mi asignatura favorita es la que más me cuesta... grrr.... Pero aprobaré, ¡lo sé!

Os dejo con un video bonito, ¿quién no ha necesitado alguna vez uno?




Edurne (Edi)

21 de junio de 2010

Carta a una nota

Querida nota,

"En el templo, hay un poema titulado pérdida, esculpido en la piedra. Tiene tres palabras pero el poeta las ha tachado. No puedes leer pérdida, solo sentirlo."



Edurne (Edi)

20 de junio de 2010

Carta a un día de 46 horas

Querido Día de 46 horas,

Sí, el sábado empezó ayer y termina hoy tras haber dormido únicamente dos horas. O quizás el domingo empezó ántes de tiempo. Qué más da.

Si bien odio los días se empiezan a alargar, comienzo a encontrar breve el tiempo que paso con algunas personas. Como sabéis, para mí las vacaciones son un horror, y las de verano mucho más aún. Pero pese a sus muchos aspectos negativos, un aspecto muy positivo es que dejas de ver a las personas que te desagradan; o al menos las dejas de ver por un tiempo.

El asunto no se equilibra, la balanza no siempre está en el 5. A medida que el reloj corre, va llegando el momento de que algunas personas vuelvan a sus casas; y tristemente, a la mayoría no volveré a ver en mi vida. Un placer haber disfrutado con ellos (¡desde luego!) y mi cara no es ni mucho menos triste cuando me acuerdo de ellos, pero algunos no pueden pedirme que no se me escape alguna lágrima cuando les digo adiós, o cuando se lo tenga que decir próximamente.

Está siendo un mes raro. Junio ha sido raro. Antaño ardía en deseos porque llegase este mes para terminar el colegio y poner tierra de por medio durante un par de meses o tres. En cambio Junio del año pasado lo recuerdo con nostalgia pues no quería terminar el colegio (contradictorio, ¿eh?) y me daba muchísima pena despedirme de tantas personas que formaban mi vida, alrededor del 70% de las personas que la formaban siguieron por un camino diferente.

El caso es que este año, más de lo mismo. Casi sin darme cuenta he llegado a la mitad de mi etapa universitaria. Parece que fue hace tres meses cuando madrugué como nunca para coger un autobús en una parada tétrica y oscura, Noemí me esperó para acompañarme a clase y me encontré antes 104 personas desconocidas. Añoraba el colegio como nunca, por cierto.

Junio está siendo raro, no cabe duda. Y los días de 46 horas lo son más aún. Pero ha merecido la pena, me lo he pasado muy bien el fin de semana :D muy muy bien!

Ahora me voy, me voy a la cama. 46 horas despierta no son sanas. Me voy antes de que empiece a decir cosas que sólo el alcohol justifica.

Edurne (Edi)

12 de junio de 2010

Carta a un Relato

Querido Relato,

Fue en aquella tarde cuando se enfrentó a ese pasado que estaba más cerca de lo que ella misma podía imaginar. ¿Habían pasado horas? ¿Días? ¿Meses? ¿Años? De lo que sí estaba segura era de que había pasado una eternidad desde que apoyó los antebrazos en el alfeizar de la ventana de su habitación, y la frente en el cristal. Se veía toda una calle por la que había paseado cientos de veces, las tiendas de toda la vida y los vecinos que vivían ahí desde siempre. Pero su mirada señalaba hacia un único punto.


Era el último árbol de la calle, junto a la esquina. Durante casi dos décadas había sido un simple árbol más entre los cerca de cien árboles que había en la calle. Pero un día, dejó de ser un árbol para pasar a ser el árbol.


Aunque se conocían de tiempo atrás, en esa esquina y junto a ese árbol empezaron a conocerse de otra manera. Ese era el punto de encuentro, eran incontables los minutos que había pasado esperándola junto a ese árbol; casi tan incontables como interminables. Allí, cuando ella apoyó su espalda en el árbol, se besaron. Y tras ese primer beso, vino el segundo, el tercero, los de despedida e incluso los de sorpresa. Desde entonces la única vista desde esa ventana era el árbol, lo miraba esperando a que por sorpresa él apareciese y la esperase junto a él.


Pero aquel beso sabía distinto. Apoyó la espalda e inclinó la cabeza hacia atrás hasta que se chocó, mientras él la agarraba con una mano por la cintura y con la otra se apoyaba en el árbol; tal vez con el miedo de que algún día ninguno de los dos estuviesen en ese mismo lugar. Ese beso sabía distinto. Dicen que el beso más difícil no es el primero sino el último, pero afortunadamente para ese instante, ninguno de los dos sabía que era el último.


La ventana también pasó a ser una ventana muy especial. Cada mañana al levantarse apoyaba primero las palmas de las manos y se inclinaba en tensión para mirar la misma vista de cada día, y después apoyaba los antebrazos y juntaba las manos cruzando los dedos para seguir mirando con la frente apoyada en el cristal. Sin embargo, esa mañana no había llegado al momento de apoyar los antebrazos. Había algo distinto en el árbol. No eran más que cinco letras: TE AMO. Alguien las había pintado con pintura de color rojo. Ella sabía que había sido él porque ¿quién podía ser sino? Entonces una lágrima cayó de sus ojos y mojó su mano izquierda, que justo en ese momento se la llevó a la boca para tapar su sonrisa.


Primero pasaron días, después semanas, y después meses. Él no había vuelto. Cada día por la mañana se levantaba y veía esas cinco letras que a ella le encantarían gritarlas por la ventana y que todos los que caminaban junto a ese árbol se enterasen. Pero ni el grito más fuerte ni más alto era suficiente para demostrar cuánto lo amaba.


La ilusión se había ido perdiendo poco a poco. Algunos días se levantaba con la esperanza de que él la estuviese esperando con la mano apoyada en el árbol, con una mirada sugerente se besasen y recuperasen el tiempo perdido; y después hacer el amor, quizás junto a ese árbol, quién sabe. Otros días miraba por la ventana casi por casualidad, recordándose a sí misma que los buenos recuerdos del pasado están a salvo en la memoria y jamás se volverán a repetir.
Ese viernes por la mañana, ya no había cinco letras de color rojo. Alguien había cogido la misma pintura roja y las había tapado. ¿Habría sido él? ¿Habría dejado de amarla? No encontraba explicación para lo que veía, y su mente era un cúmulo de preguntas y respuestas que se entrelazaban entre sí. Lo único que sabía es que el árbol tenía una mancha de color rojo, como si alguien le hubiese hecho daño y estuviese sangrando, exactamente igual que su corazón aunque éste alcanzaba el punto álgido en el que deja de doler tras haber sentido tanto dolor.

Apoyó las manos, después los codos. Su pelo creció y pasó a ser de color blanco, las arrugas llegaron a su cara, sus manos y después su cuerpo entero. Tras un año vino otro y después el siguiente. Casi todo había cambiado en ella menos la mirada, que seguía mirando hacia el mismo sitio, y la esperanza, que ni siquiera ocupaba el último lugar en la cola de los sentimientos que se pierden. Había perdido la noción del tiempo, qué importaba cuánto tiempo había pasado.


Entonces apoyó la mejilla en los antebrazos, y después cerró los ojos. Y durmió sin que sus ojos volviesen a despertarse más. Murió con la duda de si lo que había ocurrido era parte de la realidad o la imaginación le había vuelto a traicionar. Lo hizo como dicen que mueren los que han amado mucho.



Edurne (Edi)

8 de junio de 2010

Carta a Renacer

Querido Renacimiento,

Si pudieseis volver a nacer ¿quién seríais?
Yo lo tengo claro, sería yo misma.

Después de la tempestad llega la calma.
Menos mal que al final las cosas se arreglan y todo mejora, menos mal.


¿Qué os parece la foto?


Se despide de vosotros,
una que ha aprobado todo 1º de carrera :)


Edurne (Edi)

2 de junio de 2010

Carta sin palabras

Querida carta sin palabras,


En realidad, siempre parece que no hay palabras para expresar lo que sentimos, aunque quizás sí para decirlo. Porque hablar es más fácil que expresar. Y decir es más que hablar. A veces hablamos mucho y no decimos nada, y otras expresamos en palabras y no hablamos. Es enigmática y necesaria la relación entre el decir y las palabras. Decir palabras es mejor que decir con las palabras, porque éstas no son simples instrumentos o medios. Todo esto para subrayar que en muchas ocasiones me veo desbordada por lo que no sé cómo definir. Y pienso que, quizá, decir consista en ese desbordamiento.

Me gusta que decir me supere y no se deje recoger ni reducir a un puñado de palabras. Me gusta que las atraviese, las borre, las lance, las utilice. Sí, las utilice. Tal vez decir sea reconocer que, en última instancia, no tenemos palabras. Ni nos parecen, ni las poseemos, ni son en rigor nuestras. Las usamos y ellas también nos usan y abusan de nosotros.

Sin embargo, deseo decirlo, deseo decírtelo. A lo mejor lo más sensato es recurrir a las palabras que conozco, a las expresiones más sencillas y habituales y, sin grandilocuencias y lejos de tono pretencioso, hablarte. Pero no me resulta fácil. Enseguida me trato de explicar, de corregir y paso a precisar. Y, si me descuido, a discutir o al menos debatir. Acaso sea ésta una buena salida, conversar. Entonces ya no tendré que decirlo yo. Lo que sea se dirá a través de lo que digamos cada uno de nosotros. Eso me anima.

Pero hoy quería decir algo muy personal. No sé si será una noticia. Quizá. Y tal vez debiera intentarlo. Voy a hacerlo. Te deseo decir que sin ti no sé decir. Suena a que no sé vivir. A lo mejor es eso.

Siempre que pienso que tengo que hablar con alguien es porque, si se trata de algo realmente importante, no hay modo de decírselo. Encuentro inadecuada cualquier expresión por más que ensaye o prepare el argumento. Es como si sólo en ese instante nacieran las palabras, como si hubieran de inventarse para la ocasión, como si sólo fueran ellas en el momento mismo en que se encontraran en esa tesitura y se alumbraran.

Incluso diría, como si no valieran de una vez por todas. Aprender a hablar en cada ocasión es sentir la emoción de una primera vez, de lo que nunca antes dije. Al decírtelo, aprendo a decir. Pero no valdrá ninguna otra vez. No tengo palabras. Me vienen de ti.

Edurne (Edi)