18 de diciembre de 2010

Carta a 30 segundos

Queridos 30 segundos,

Me arrepiento. Debí haber quedado a las 9. ¿Por qué dije las 10? Aún queda una hora, y qué lenta se pasa. Todavía media hora. ¡Vamos reloj, corre! Ya las 10'55. Qué bien. No ha venido antes, ¿será poco interés? Miro la calle, miro dentro, miro hasta en los sitios insospechados. Parece que ésto lo hace ella. Suena a que ella me vuelve loco. Creo que es eso. Sí, ella me vuelve loco. Ya las 4. No aparece. Está bien. En todos los relojes no se marcan las 10 del mismo modo. Unos minutos de cortesía. Minutos que parecen horas y saben a años. Miro a la puerta. Espero su cara en cada persona que entra. Pero no. Aquí sentado. Soy un iluso. Distracción. Lo necesito. Oh, un periódico. Hago que leo. Oigo pasos. Ya no distingo los suyos. Todos los pasos me parecen los suyos. 10'15. ¿Vendrá? ¿No vendrá? ¿Se habrá olvidado? Oigo la puerta abrirse. Miro. No puedo evitarlo. Prometo no volver a hacerlo. Imposible. 10'30. Sudo. Me siento sucio. No era aquí. Quizás me equivoqué de sitio. No. Miro el móvil. No hay llamadas. Se abre la puerta. Es ella. Mi corazón se congela. Al igual que cada vez que la puerta se ha abierto. Sus pasos. Suenan únicamente a sus pasos. Imposible confundirlos. 30 minutos. Una eternidad sin ella. Ella aparece. Entonces sólo son 30 segundos.


Edurne (Edi)

3 comentarios:

maria jesus dijo...

Caramba, que bonito

Miriam dijo...

Impresionante.

Amaya dijo...

merry xmas twin!