17 de febrero de 2015

Carta a una culpa

Querida culpa,

Y de querida nada. Porque me siento culpable y no le guardo el mínimo aprecio a ese sentimiento. La razón es muy sencilla: destrocé la vida a una persona. Para siempre, se la destrocé.

Sé que os preguntáis qué fue lo que hice. Pues no hice nada. Eso fue lo más grave, que no hice nada. Fui un verdugo miserable ante el dolor y el acoso que Laura sufría diariamente en el colegio. Insultos, peleas, acoso, humillaciones y hasta vejaciones. De diario, día tras día, de 8.00 a 17.30, a veces incluso después de esa hora. Ni qué mencionar sobre las excursiones.

Malditos hijos de puta todos. No me libro, pues presencié eso y ni un dedo moví. Era "supervivencia", o lo que yo creía que era salvarme el pellejo en ese momento. Luego nos dábamos golpes de pecho en la iglesia, haciendo ver que somos buenos cristianos y mejores personas. Pero eso no es ser humano, ni ser persona. Eso es ser basura.

Porque un día pudo haber sucedido que Laura hubiera cumplido sus amenazas terminando con su propia vida. Era gordita para unos, fea para otros, no sabía comportarse como los demás consideraban "guay" y tenía un estilo particular en el vestir. Quisiera ver piedras lanzandose por quienes presuman de ser perfectos. ¡Pero qué importa cómo era Laura! ¿Quién tiene cuerpo perfecto? ¿Cómo va a saber comportarse si nadie le ayuda a socializar ni a integrarse? ¿No es ya bastante original tener un estilo propio de vestir?

Que me perdone Laura, si algún día lee ésto. Y que me perdonen sus padres, a los que quizás un día hubiera tenido que ver llorar en un funeral por el que yo no hice ningún impedimento por que no sucediera.

Destrocé una vida, aunque fuera con un granito minúsculo de arena.

"Para que triunfe el mal, basta con que los hombres de bien no hagan nada." Edmund Burke.


Edurne (Edi)

31 de mayo de 2014

Carta a una inquietud

Querida Inquietud,

Desde siempre he sentido interés e inquietud por la diversidad cultural. Presumo de tener much@s amig@s de multitud de países aparentemente diferentes al nuestro, por ejemplo Yemen, Iraq, Iran, Turquía, Mongolia, China, Armenia, Bangladesh, Arabia Saudi, Nigeria, Senegal, etc.

No comparto sus costumbres ni apoyo todas las ideologías que he conocido. Pese a las miles de diferencias que me separan de estas personas, encuentro un punto en común. Primero, el idioma. Cuantos más idiomas sepa una persona mayor es el abanico de personas con las que va a poder comunicarse. Ésto ha sido siempre un aliciente para perfeccionar mi inglés, y me he esforzado en aprender expresiones básicas en otros idiomas. Todos conocemos a alguien que no está dispuesto a aprender un idioma nuevo por el miedo a adquirir la ideología de quienes lo hablan. ¡Ni que la ideología se transmitiese a través de un diccionario! Aunque... ¿tan poca confianza y personalidad se tiene en uno mismo para creer ésto?

Segundo, todos ellos poseen mi misma inquietud por conocer de otras culturas y compartir la suya. De no ser por ello, no podría conocerles ni contar ésto. Nadie mejor que alguien de China para que me enseñe a preparar unos noodles en condiciones. O qué es más relajante que música árabe o persa. Sí, hay que tener amigos iraníes para saber que el idioma oficial de Irán es el persa y no el árabe. De hecho, hay que saber que el árabe tiene más de catorce variantes y que no todos los arabófonos pueden comunicarse en este idioma. Por supuesto, hay que saber distinguir quién es un árabe y quién no lo es.

Compartir y aprender de otras culturas no deriva en que vaya a convertirme en ellas. Mis amigas de Yemen me enseñaban a ponerme un velo, pero nunca he sentido interés en llevarlo cada día. Uno se enriquece cuando sale de las cuatro paredes que de su mundo. Cuando se conoce a "los otros" se entiende que no somos tan diferentes, soñamos con las mismas cosas y queremos conseguir los mismos logros.

Es imprescindible conocer y saber de las culturas que hay en el mundo, además tenemos la suerte de que cada día el mundo es más globalizado y más mixto. Es necesario conocer a los otros, saber qué son y porqué son así. De este modo no les veríamos tan diferentes. Lo de uno mismo no siempre es lo mejor porque tampoco se conoce lo de otro, solo conocemos lo nuestro. Tener inquietud por conocer más culturas e idiomas no implica querer adoptar esas costumbres ni se debe intentar cambiar al otro porque creemos que lo de uno mismo es mejor. No olvidemos que "tu libertad acaba donde empieza la mía". No puede molestar aquello que se conoce y se acepta.

Alguien sin inquietudes es alguien muerto en vida. Tengo inquietud por otras culturas, idiomas, religiones, costumbres, etnias, razas, historias, países... Por conocerlas, por leer sobre ellas, por verlas. No necesariamente por adoptarlas ni querer ser algo que no soy. Creo que es algo muy sano tener inquietudes, y entre las mías se encuentra ésto mismo.


Edurne (Edi)

14 de mayo de 2014

Carta a un Alivio

Querido Alivio,

Creo que nunca he contado ésto, y ahora voy a hacerlo. No es que no lo haya contado, pero no de esta manera. A quienes les he mencionado algo nunca me han tomado en serio, no han creído que era un gran problema que conllevar o un gran dilema con el que luchar.

Mi madre me mandaba de colonias cuando estaba en primaria. Típicas colonias de ir todo el día, desde por la mañana hasta por la tarde, incluyendo a comer. Ese lugar al que todos llevábamos pantalón corto, camiseta, deportivas, una gorra y una mochila. A mí no me gustaban esos sitios. Cada mañana solo esperaba a que llegase un momento muy concreto del día: cuando llegaba la tarde y mi madre venía a recogerme. Cada día que la veía entre todas las madres yo corría hacia ella con un único pensamiento: un día menos. Ella asegura que yo iba encantada a estos sitios, pero qué iba a hacer... Ni las lágrimas más tristes hubiesen calado en lo más hondo del corazón de mi madre haciendo que ella se compadeciese y me diese la mano para llevarme de vuelta a casa, perdonándome pasar esos días de colonias. Yo me divertía más leyendo o escribiendo. O jugando en el parque de debajo de casa. Pero claro, se supone que a esa edad hay que ser sociable e integrarse en el mundo infantil. Nunca mejor dicho: infantil. No culpo a mi madre, al final solo quería que me lo pasara bien durante... ¿dos semanas? Una eternidad para esa edad. Y para cualquiera...

Puede que suene a que en aquel lugar sucedían cosas terribles. Tal vez alguien deduzca por lo que escribo que en estas colonias nos pegaban, maltrataban, insultaban, abusaban de criaturas de primaria o que nos hacían comer nuestro propio vómito. No. Ni mucho menos. Eran actividades que a niños normales les hubiesen gustado: piscina, escondite, pintar, disfrazarnos, hacer colonia, maquetas, pintarnos la cara, cantar y bailar, deportes, hacer tarros de arenas de colorines, jugar al pañuelo, llaveros de cocodrilo con abalorios (jamás en la vida fui capaz de hacer una pata del maldito cocodrilo), cocinábamos magdalenas, veíamos películas ... y un largo etcétera. Pero es que yo, por si no lo habías deducido, no pertenezco al borrego mundo los "normales". Como decía, era más feliz en casa leyendo y escribiendo, también yendo al parque con mis amigas del barrio. Pero no podía hacer más, y eso de fingir estar enfermo para no ir funcionaba a lo sumo durante dos días, y además reincorporarse tras esos dos teatreros días suponía un esfuerzo aún mayor. En fin, que yo hacía lo que estaba en mi mano por hacer amig@s y divertirme para hacer que esos ratos pasaran lo más rápido posible y marcharme a casa.

Pero tras esas actividades tan lúdicas y entrañables, existía la cara B o la cara oculta, como se quiera llamar. Esa cara opuesta es la del maltrato o bullying a compañeros. En concreto a dos: a Fran y a Miguel. Fran era un chico de varios años menos que yo, gordito, ancho, con cara de niño, pelo rizadito, inocente y bonachón. Fran es la definición más propia de niño que puedo encontrar. No era un sabelotodo ni un correveidile como muchos chiquillos lo son a esa edad (¿6? ¿7?). Como a veces suelo explicar, es el típico niño a quien le dices "¡Mira! ¡Por ahí va un hipopótamo rosa volando!" y él, mirando al cielo con ojos muy abiertos, diría "¿dónde? ¿DÓNDE?", creyéndose la broma/burla. Fran era un niño que asistía a las colonias con un fin muy exacto: divertirse y hacer amigos. Su aspecto físico le era un obstáculo en pequeños retos, por ejemplo era el último cuando había que correr, o no era capaz de salir de la piscina si no era por la escalerilla. La definición de Miguel es mucho más breve. Miguel era un niño discapacitado. No puedo definir su discapacidad ni ponerle un nombre, pero era un niño con problemas, apenas hablaba, se movía con dificultad, ni era capaz de aprender a nada. No es que lo esté describiendo con mi crueldad más absoluta, es que simplemente es una discapacidad más que reconocida, tal vez producto de alguna parálisis. No lo sé. El caso es que Miguel necesitaba atención y apoyo continuo de un monitor o profesor, para todo tipo de acciones: comer, ir al aseo, etc.

Pues bien. Como en todo grupo humano, existían los líderes o cabecillas. A lo largo de la historia las sociedades se han ido construyendo en jerarquías: Alguien valiente y bravo con nuevas ideas, mucha fuerza bruta y un poder de convencer exquisito conseguía hacerse con un grupo de personas que le apoyaban en sus acciones. Este grupo derrotaba a quien se oponía, y esa persona se hacía Rey o líder. Quienes no tenían ese poder de convencer a otros para poder sustituirle o no tenían la fuerza para acabar con ese grupo se encontraban con que terminaban siendo esclavos, pobres o muertos. Es así, el ser humano por naturaleza lucha por ser el líder o de lo contrario se convertirá en un cadáver solitario. La historia siempre recuerda a esos reyes o héroes, jamás a los guerreros.

A lo que iba. En estas colonias había un grupo de cabecillas, graciosillos (que no graciosos), líderes que buscaban al débil para sentirse fuertes. Es muy triste que haya quien necesite de débiles para sentirse fuerte. Lejos de describir a estos líderes, diré que en mi opinión todos esos líderes son solo ovejas disfrazadas de lobo, que necesitan hacer creer que sus dientes son de lobo para que no se los coma un lobo de verdad. Así que este grupo, no más de tres o cuatro gandules, se encontraron en Fran una víctima inocente para sentirse fuertes. En los juegos se burlaban de él si quedaba el último, le escondían la mochila y se reían de él cuando la intentaba encontrar... Incluso si le decían que su mochila se la había comido un alien, Fran se sorprendía porque de algún modo se creía que eso había sucedido, cosa que al resto les producía más risa.

Recuerdo una vez que Fran quiso cruzar una puerta de cristales que unía un patio con otro. En el lado al que él quería cruzar, estaban los aseos y él quería ir a lavarse los dientes después de comer. La gran mayoría estábamos al lado opuesto al de Fran, en el lado de los aseos. Entonces alguien tuvo la genial idea de agarrar la manilla de la puerta y dejar a Fran sin poder pasar. Nos fuimos acercando y se empezaban a escuchar risitas y frases del tipo "Vamos Fran, ¿no tienes fuerza para abrir la puerta? ¿eres marica o qué?". Fran solo miraba perdido, esperando a que alguien se compadeciese de él. Lo peor llegó cuando alguien dijo "Si quieres que te abramos la puerta, tienes que enseñarnos el pito." A Fran no le quedó otra que bajarse los pantalones y enseñarlo. Las burlas y las risas se hicieron mayores. Yo recuerdo que quise ayudar a Fran porque aquello se estaba pasando de la raya. Si me enfrentaba a quienes lideraban aquel episodio hubiesen abierto la puerta y me hubiesen empujado al lado de Fran, tal vez pidiéndome que hiciera alguna atrocidad con mi cuerpo para poder pasar al otro lado. Así que se me ocurrió decir "Ya lo ha enseñado, ¿queréis seguir viendo eso tan asqueroso? ¡Abridle la puerta". Y le abrieron la puerta a Fran, pasó, y se cepilló los dientes. Fran no parecía muy afectado por lo que le hacían. Claro que la procesión va por dentro. Aún recuerdo que su madre venía a buscarle y Fran siempre respondía que se lo había pasado estupendamente. No sé si por inocencia o por vergüenza a ocultar sus sentimientos.

Lo de Miguel fue también un caso sin nombre. Lo que le sucedía a Fran y a Miguel sucedía mayormente durante la hora de descanso y tiempo libre que teníamos después de comer. En este tiempo los monitores aprovechaban y comían o descansaban, y como consecuencia la vigilancia disminuía considerablemente. Miguel intentaba unirse a los demás niños y no estar solo. Un día, se orinó en los pantalones. Los niños comenzaron a reirse, y Miguel asustado empezó a correr para esconderse. Como consecuencia de su deficiencia, corría a pasos lentos y fácilmente alcanzables por los demás niños. Un gran grupo de niños corrieron persiguiéndole, gritándole "Eres un meón". Por suerte una niña de su clase corrió en su ayuda y le llevó a donde los monitores para que le atendiesen, salvándole así de aquellas bestias salvajes sin corazón.

Ahora vengo aquí y os cuento ésto como si yo me hubiese dejado el alma en ayudar a Fran o a Miguel. No. No lo hice. Por callarme y no hacer nada tengo tanta culpa como aquellos maltratadores. Por salvarme mi propio pellejo dejé que a alguien le destrozasen el suyo. Ahora, echando la vista 15 años atrás, me pregunto cómo no tuve el coraje de enfrentarme a aquellos que se creían "líderes" pero que no llegaban ni a basurilla. Pienso que debería haber intentado ayudarle, muriendo en el intento si hiciera falta pero muriendo como una heroína. Me excuso diciendo que fue instinto de supervivencia. Pero no me sirven las excusas.

He vuelto a ver a Fran desde aquel verano. Vive cerca de mi casa y de casualidad me lo suelo encontrar. Ha cambiado en tamaño, ahora tendrá unos 20 años. Pero sigue siendo aquel chico gordito e inocente que conocí en las colonias. Siempre lo veo con amigos, tanto chicos como chicas. De algún modo me siento aliviada por ver quizás no se le destrozó la vida tanto como podría haber sucedido. Aunque quién sabe, tal vez llore en silencio y nadie lo sabe. Cuando escucho la historia de algún adolescente que se ha quitado la vida sin motivo aparente, veo a Fran siendo humillado por todos al otro lado de la puerta de cristal. O pienso en esos chicos que cogen un arma de fuego y entran en un colegio y cometen una masacre. Aparentemente son chicos normales, algo tímidos quizás, pero nadie piensa que pueden tener un motivo para cometer semejantes barbaries.

Ante ésto, tengo dos sentimientos. Por un lado, me siento mal, fatal. Nadie sabe lo triste que me siento cuando veo a Fran y recuerdo lo que con mis propios ojos vi que le sucedió hace años. Por otro lado, me preocupo. Estoy preocupada por lo que las personas somos capaces de hacer para seguir a una "masa". La masa. Algunos por salvarse el cuello y otros simplemente porque creen que ciertos actos tienen gracia o chiste sin tenerlo. Veo en la televisión a todas esas personas que se echan a la calle para llamar "hijo de puta" al presunto asesino de su mujer o al presunto violador de una niña, o qué se yo. Según la Academia, Presunto: supuesto, que se supone o sospecha. Ésto quiere decir que hasta que un juez no estudie el caso y dicte sentencia de culpabilidad, esa persona es inocente. Todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario. Pero ahí están, todas esas personas en la calle gritando e insultando a quienes (supuestamente) han asesinado a alguien. Salen varias personas o sale el asunto en televisión, y todos creemos que esa persona es la culpable. La juzgamos e insultamos, se nos hace creer que son culpables. ¿Y si no lo son? ¿Hay disculpas que valgan? Siempre recuerdo a una mujer que fue encarcelada porque una adolescente de la familia había sido asesinada. Alguien dijo que la asesina era esta mujer, fue arrestada, y camino a la comisaria o juzgado una masa inmensa de gente, allegados, familiares y amigos la insultaban y arrojaban objetos. Años más tarde se supo que esta mujer era inocente. Hoy en día vive en un país extranjero con una identidad oculta. No hubo perdón que solventase la vida que le habían destrozado.

Quisiera saber qué tal se sienten todos los que la gritaron e insultaron aquellas veces, no solo los que fueron a la puerta del juzgado sino a todos los que desde sus casas pensaron que los insultos, humillaciones y castigos para esta mujer estaban justificados. Me da miedo lo que la televisión o las masas de gente lideradas por descerebrados nos hacen hacer o creer. Creemos que maltrato es solo dejar un ojo morado, romper un labio, violar, asesinar.... y que ésto está lejos de todos nosotros. Está demasiado cerca, y lo peor, está demasiado asumido.

Al principio de este post intenté escribir ésto para sentir cierto alivio al contar algo que muy pocas veces he mencionado. Lo cierto es que no, que no me siento más aliviada. Ni me sentiré mejor cada vez que lo piense.

Edmund Burke dijo: "Para que triunfe el mal basta con que los hombres de bien no hagan nada."

Edurne (Edi)



7 de abril de 2014

Carta a una carta

Querida Carta,

Nunca te enamores de mí.
Si quieres saber el porqué, haz click aquí.

Edurne (Edi)

2 de abril de 2014

Carta a un Escritor

Querido Escritor,

Algunos creen que ser escritor es una profesión de elección. Si lo es, ¿por qué no existe una carrera universitaria para llegar a conseguir esta profesión?

Hay cosas con las que se nace, no se hacen. A menudo recibo comentarios, opiniones de personas que creen en mi capacidad como escritora y consideran que estoy perdiendo mi tiempo por no estar escribiendo una (o varias) novelas. Hace unos días le contaba a alguien que un conocido mío escribió una "novela/libro" fantasioso al más puro estilo El Señor de los Anillos. Esta persona, de apenas veintipocos años, llenó escaparates de librerías locales y en algunos medios de comunicación, también locales, le entrevistaron. Me atrevo a decir que pocos y no nadie, por ser buena, se interesaron por el talento plasmado en su obra. A todos les llamaba la atención la intención de esta persona tan joven, alguien que debería estar de botellones, viajes baratos interraileros, dando clases particulares o jugando al mus en la cafetería de la universidad. Pero no. Alguien en lugar de decir ésto decidió escribir una pequeña novela con una idea que tenía en la cabeza.

Sin embargo, esta persona cometió el profundo error de reconocer que jamás había leído una novela. Y eso, compañeros, se nota. Ninguno de los grandes ha escrito una novela que pase a la historia sin haber aprendido de otros grandes leyendo sus novelas. Como contra-ataque algunos dirán que tampoco se pretendía ser un grande. Claro que sí. La suerte a veces sonríe a mediocres y deja de lado a gente con talento, que no vocación. No con ello dejo de felicitar a esta persona, claro que no, mi más sincera enhorabuena por tener intención de ser escritor y dedicar tu tiempo a plasmar tu imaginación en unas líneas.

A ti, que me repites y me insistes en que escriba una novela, que no malgaste mi talento ni pierda mi tiempo... A ti, debo decirte que escribir una novela no es coger un papel y un lápiz y empezar. Isabel Allende, una GRANDE en mayúsculas por excelencia,  decía que ella da nombre a sus personajes pero son ellos quienes luego van desarrollando sus acciones a lo largo de la novela. En ocasiones escribir una entrada para este blog se convierte en una dura tarea. Tengo la idea, la clave o el entramado, pero por algún motivo no consigo encontrar el desarrollo. Si estoy en la calle y encuentro la idea suelo tratar de anotarla en algún sitio. Ocurre que al leer esas anotaciones no recuerdo los motivos o inspiraciones que me llevaron a creer que eso era importante, y entonces caen en el olvido.

No se puede ser escritor sin descifrar la grandeza de otros grandes, sin saber porqué Don Quijote es una obra para la eternidad, porqué Olvidado Rey Gudú (de Ana María Matute) está depositado en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, porqué Allende se sinceró con Paula, porqué Dickens, Shakespeare, Allan Poe, Tolstoi, Dostoievski, Stendhal, Dumas, Hugo... son novelistas que a todos nos suenan pero sin saber el porqué. Hay que saber quién amaba a Guiomar, quién lloraba porque Córdoba estaba lejana y sola, quienes soñaron con la libertad desde el exilio. También hay que saber si Fermina Daza correspondía a  Fernando Ariza de la misma manera y porqué Vargas Llosa representa el boom latinoamericano. Hay que saber dónde está Macondo y también hay que saber de quién era pseudónimo Alberto Caeiro.

Sí, hay que descifrar todo eso y muchísimo más. Anotar, saber qué los hicieron grandes y porqué se quedaron marcados en la historia. Porque aunque el escritor nace y no se hace, se debe de tener un entrenamiento y un adiestramiento muy preciso. No basta con imaginación. Hay que nacer con ello. Es entonces cuando tras formarme y conocer todo ello, podré escribir una novela. Llegará el momento por sí solo, no hay prisa. Hacerlo de cualquier manera, rápido y mal no sería más que comenzar un camino cayéndome a un pozo enfangado. Un talento mal formado puede ser una catástrofe. No se puede tener prisa por tener la novela escrita y terminada, tiene que haber paciencia y dedicarle el tiempo necesario. Y sobre todo, se deben de aceptar las críticas de una novela para poder mejorar en la siguiente. No se puede ir por el camino de Cela (sí, hay que saber porqué Cela no tuvo buen camino como escritor).

Como decía Allende: Escribir es como hacer el amor. No te preocupes por el orgasmo, preocúpate por el proceso.





Edurne (Edi)

19 de marzo de 2014

Carta a 99 verdades sobre mi ausencia

Queridas 99 verdades sobre mi ausencia,

 No he cerrado el blog, puedo decir oficialmente que... HE VUELTO. Hablaré de estos meses silenciosos en 99 verdades que aquí os dejo:

1. No decidí dejar de escribir en el blog. No os he olvidado, simplemente un día por otro no he escrito hasta hoy.
2. Un día tras otro, he pensado en cómo volver, pero nunca he encontrado el momento adecuado.
3. Esta ausencia lejos de la escritura y un poco apartada de los libros, me ha servido para darme cuenta de que no puedo vivir sin ello.
4. Todo lo que he querido escribir lo he dicho de palabra. Lo único malo es que solo una persona se ha beneficiado de ello y no ha quedado plasmado para la eternidad.
5. Durante este tiempo, he experimentado muchas cosas. Han sido meses de nuevas experiencias, cambios y muchos pensamientos.
6. Defendí mi tesis de fin de grado. Fue todo un logro, tras mucho trabajo y horas dedicándoselo, conseguí defenderla satisfactoriamente.
7. Mi cuenta de Facebook estuvo parada durante casi cuatro meses. Fue por un error interno del servidor de Facebook.
8. No, no fallecí en el transcurso de casi cuatro meses sin poder entrar en esta cuenta. Descubrí otras formas de comunicarme con las personas, y vi quienes movieron cielo y tierra por dar conmigo más allá de una red social.
9. También vi quien no lo hizo.
10. Descubrí que sin Facebook la vida sigue.
11. Trabajé en un restaurante-buffet oriental en Gales.
12. Fue una gran experiencia, aunque 12 horas diarias eran mucho. Pero aprendí y disfruté también.
13. A veces pienso que no tenía que haber dejado aquel trabajo, pese a ser solo para el verano.
14. Recordé mis clases de chino, no las tenía tan olvidadas como me pensaba.
15. Llegué a la conclusión de que si entendía a un galés hambriento mis oídos estaban preparados para entender cualquier tipo de inglés que escuche a partir de ese momento.
16. En ocasiones me entraban unas ganas enormes de querer estudiar.
17. Desde ese momento hasta ahora, mi libro favorito ha sido "Las travesuras de la niña mala" (M. Vargas Llosa).
18. Reconozco que no me he leído tantos libros como antaño hacía.
19. ¿Y qué? Ana María Matute tuvo un parón de 11 años en donde no escribió nada.
20. No lo veo tan grave.
21. Me he demostrado a mí misma que no estoy muy segura de dónde quiero estar.
22. Pero sí sé dónde no quiero estar.
23. Y también sé quién no quiero ser.
24. No he nacido para tener una relación estable con un novio que viva en mi calle o en mi barrio, ni a tener un trabajo fijo de 8-10 horas diarias, ni empezar a mirar pisos, ni ir a comer a casa de los suegros cada domingo, ni juntarme con otras parejas con vida similar, ni empezar a pensar el nombre de mis futuros hijos (un niño y una niña), ni plantearme a qué colegio apuntarles o qué idiomas o deportes les irá mejor.
25. No.
26. NO.
27. Como decía Mari Trini en su canción "Esa no soy yo."
28. Yo soy alguien fuera de lo común.
29. Me enorgullezco de ello. Si se quiere a una borrega se puede elegir a mí o a cualquiera, con lo cual, ¿por qué elegirme a mí si hay miles iguales? ¿No es mejor ser único y por ello especial?
30. El punto 24 lo podía haber escrito en varios números, pero escribirlo en uno le hacía un énfasis muy interesante.
31. Mi vida tomará el rumbo que YO quiera.
32. Iré modificando o cambiando ese rumbo según las circunstancias lo exijan.
33. ¡Pero que solo tengo 23 años! ¿Cómo se puede pretender que los puntos del 24 los empiece a planear desde ya?
34. Ni 23 ni 26 ni 29 años, no he nacido para ello.
35. ¿Dónde queda un año erasmus? ¿Un interrail? ¿Un verano trabajando lejos? ¿Un año aquí o allá? ¿Amigos (o amantes) en el extranjero (o en mi país)? ¿Dónde queda la improvisación?
36. Cuando cumpla 30, empezaré a pensar en hacer cosas de persona de 30. Lamentablemente a partir de ese día ya no podré hacer cosas de gente de veintitantos.
37. Algunos me llaman loca por todo ésto. Yo les llamo sosos. Mi vida (y por consiguiente, mi blog) estará lleno de aventuras, personas y experiencias. La de otros: de rutina.
38. En este tiempo, he descubierto que no soy alguien sujeto a rutinas y normas diarias inamovibles.
39. Soy capaz de adaptarme a cualquier medio, situación o circunstancia.
40. A casi cualquiera, lo admito: Me cuesta no poder tomar un vaso de leche con cola-cao para desayunar.
41. Mi abuela me dijo una vez que comer cereales era de "niños chicos". Tal vez, pese a mis 23 primaveras (o inviernos), sigo manteniendo costumbres de antaño.
42. No hay fecha ni momento en que no recuerde a mis abuelas. Como suelo decir, "no toda distancia es ausencia, ni todo silencio es olvido."
43. Lo sé, no soy una persona muy familiar. No creo en convicciones como "es tu prima/tia/loquesea, debes llevarte bien con él/ella". ¿Pero y si no corresponde que me lleve bien? ¿Qué hago?
44. No me gusta compartir espacio/tiempo con quien no me cae bien. El tiempo es oro, ¿por qué compartirlo con alguien que no se merece ese esfuerzo por mi parte?
45. Tampoco creo en frases como "Yo no como X", "Yo no compro cosas en X", "Yo no voy a X".
46. ¿Qué te hace llegar a esa conclusión? Si vas a ese lugar y te gusta X, ¿por qué no comprarlo? ¿por qué no comerlo? Creo que no se debe de opinar sin haber probado previamente tal producto. Es entonces cuando se debe opinar.
47. No tengo la cabeza muy cuadrada... si me apetece hacer algo en un momento, lo hago. Sin convicciones como las dichas anteriormente. Frases como "Yo no me hago fotos en lugares públicos" carecen de sentido para mí. ¿Y si surge hacerse una, no la harás por esa insulsa filosofía?" .
48. En estos meses he tenido decepciones con conocidos o amistades.
49. Creo sinceramente que ésto sucede porque podría contar con los dedos de una mano las personas que me he encontrado con la misma filosofía o pensamiento sobre el concepto "amistad".
50. Pese a admitir lo escrito en el número 49, sigo dándome cabezazos contra la pared cuando me encuentro con una situación así.
51. Sin intención de generalizar, sí me he encontrado con personas que tienen el mismo concepto de amistad, todos ellos viven en mi misma comunidad.
52. Ésto potencia lo escrito en el número 28.
53. Lo sentencio: yo no encajo aquí.
54. Pero no me preguntéis dónde sí encajo.
55. Cuando escribí en el título que iba a escribir 99 verdades, no pensé en que en algún momento llegaría a la 55, más o menos por la mitad, y no sabría por dónde seguir.
56. Me gusta la música en muchos idiomas, véase: castellano, inglés, euskera, francés, italiano, kurdo, holandés, chino, japonés, gallego, griego, árabe... No las entiendo, pero intento encontrar siempre la traducción para enterarme de qué quiere decir lo que llevo en mi ipod.
57. También me gusta la comida de muchos países. Adoro probar recetas nuevas. Comer siempre lo mismo me resulta aburrido.
58. No por ello quiere decir que me guste cocinar. Me parece que estar mucho tiempo cocinando para comerme la comida en pocos minutos es una pérdida de tiempo.
59. Pero como me gusta comer variado, me aguanto y cocino.
60. Mi madre cree que no como variado porque no sé guisar lentejas. Lo que ella no sabe, es que no me gustan las lentejas y no veo útil el aprender a cocinarlas.
61. Y es que no hay nada mejor que una cena con platos internacionales. Solo quien lo ha vivido lo conoce.
62. Hablando del tema, algunos me han juzgado u opinado sobre mí sin yo haberlo preguntado.
63. A esos les digo, que si quieren yo les presto mis zapatos y que caminen lo que yo he andado. Entonces que juzguen.
64. Ni el mínimo esfuerzo se merecen.
65. Mientras escribo ésto, mi whatssapp no deja de sonar con mensajes que no me interesan y me están molestando. Me pregunto porqué presto atención a quienes me escriben estas cosas.
66. El número del diablo.
67. Esos que me escriben por whatssapp me mandan cosas como: Un video de dos rubias bailando reggaeton o un consejo sobre una dieta nueva.
68. ¿Me estarán mandando indirectas y no las pillo?
69. Un número muy erótico.
70. Por cierto, papá, ¡Feliz día del padre!
71. Y mamá, ¡feliz santo!
72. Estoy a punto de cumplir un sueño muy deseado por muchos.
73. Aún no puedo decir de qué se trata.
74. Lo sé, es una oportunidad enoooooooorme y podríamos decir que mi futuro ya estaría casi-resuelto si consigo la oportunidad.
75. Sin embargo, no las tengo todas conmigo. Aunque me conozco como nadie, y una vez allí lo disfrutaré y agradeceré haber solicitado la plaza. Yo y mis indecisiones...
76. Sé que probablemente si me marcho, no voy a volver.
77. Me entristece de alguna manera, quisiera volver a los buenos momentos vividos en el pasado. Pero tengo que aprender a vivir con ello.
78. A veces se necesita un cambio. Creo que ahora es el momento de cerrar una puerta y abrir otra. Tal vez vuelva a abrir las puertas cerradas, pero por ahora hay que mirar hacia otro punto.
79. Ahora debería estar de camino al gimnasio. Reconozco que el gimnasio supone un gran esfuerzo para mí. Iré más tarde, lo prometo.
80. Tiré la casa por la ventana comprándome una cámara de fotos. Es el comienzo para vivir nuevas experiencias y aventuras que me apetece plasmar en fotos.
81. Mi vida amorosa ha sido lo más parecido a una novela de Corín Tellado que he vivido nunca. Como sabéis, yo nunca viviría algo que no mereciera la pena ser contado.
82. No voy a abrir puertas para contar todo lo que he vivido y lo que sigo viviendo. Aunque me conozco y alguna vez escribiré cosas.
83. Mientras escribía los dos puntos anteriores, una persona protagonista de esas historias me ha hablado. Telepatía o el destino.
84. Hoy comentaba que no entiendo a quienes dicen "te quiero" nada más conocer a alguien, o a quienes creen que es el amor de su vida. ¿Cómo puedes saber o sentir eso? Si casi ni conoces a esa persona...
85. Pero creo que ni en 3 meses, ni en 6, ni en 9, ni en un año, tal vez ni en año y medio...
86. De todos modos, ¿qué cambia el pronunciar esas palabras? Como si se le fuera más fiel a alguien o se fuera mejor persona por decir eso...
87. Definitivamente, a algunas personas les encanta suicidarse emocionalmente.
88. Con lo bien que se vive en libertad ;)
89. Ahora que me quedan 10 números hasta terminar con las 99 verdades, siento que necesito más números.
90. Creo que cuando se da una palabra o una promesa, se debe cumplir.
91. Soy una persona de palabra. Siempre he cumplido lo que he prometido.
92. Doy total y libre libertad a quien quiera estar conmigo. Si te quieres ir con otr@, adelante. ¿Por qué he de parar yo a nadie? Pero ten en cuenta algo: si te vas no vuelvas porque me habrás perdido.
93. No considero que tenga que luchar por una posición en la vida de nadie.
94. Quizás de modo inconsciente sí lo haya hecho...
95. Espero sinceramente no ser nunca rica. Al menos sí espero ser rica en salud. Pero no en dinero.
96. Muy sencillo, cuando se tiene dinero se pierden valores. Se dejan de apreciar y valorar las pequeñas cosas o los logros conseguidos. Se deja de luchar por los sueños.
97. La mayoría creen que me he vuelto loca al decir ésto. Pero me da igual, lo espero de verdad.
98. Soy alguien complicado, puede ser.
99. Pero hazme caso, merezco la pena.


Y a ti, que te has leído las 99 frases, te felicito.

Edurne (Edi)

11 de abril de 2013

Carta a un incidente

Querido Incidente,

Hay dos cosas que no tolero en esta vida: Las personas racistas y las personas que maltratan a las personas mayores. Si se juntan las dos cosas, no quiero contaros el resultado. Digo ésto, porque recientemente he vivido un episodio que me trajo un disgusto en su momento y un mal rato cada vez que lo pienso.

Me encontraba en un aeropuerto internacional de gigantesco tamaño. En la terminal en la que estaba, despegan y aterrizan diariamente aviones a destinos como Pakistan, Jordania, Arabia Saudi, etc. Cuando iba a pasar el control de seguridad, una trabajadora del aeropuerto dirigía una silla de ruedas en la que iba sentada una señora pakistaní de unos 80 años. La trabajadora del aeropuerto, comenzó a hacer burla de la situación, quejándose sobre la ignorancia de la mujer al no saber hablar inglés, la molestia que le surgía al tener que utilizar la internacional lengua de los signos para explicarle a la señora que debía quitarse el abrigo y los objetos metálicos para depositarlos en la bandeja, y la horrible sensación que le causaba el simple hecho de tener que dirigir su silla. Además, miraba a todos los que estábamos alrededor, con el fin de que compartiéramos su risa y nos uniéramos a sus burlas.

Miré a la señora pakistaní. Vi en ella a mi abuela, a mis abuelas. A mis tías. A mis amigos y compañeros musulmanes. O a quienes son de otro país. Sentí que de haber sido esa señora mi abuela, la trabajadora del aeropuerto hubiese tenido que dormir en un hospital aquella noche. 

Decidí acercarme a dicha trabajadora y mostrarle mi opinión. Con claridad y con el respeto que ella no estaba teniendo. Con el inglés que yo sí hablo. Sólo le comenté que no me parecía correcto el trato que estaba teniendo a esa señora, que no todos hablamos inglés ni los mismos idiomas. Que si es mayor, deberá tener más paciencia con ella y ofrecerle ayuda. Y que si no le gusta tratar con ese tipo de personas, no comprendo qué hace trabajando en un lugar como ése.

No le di opción a que me respondiese. Crucé el control, y me marché. Le conté esta historia a una persona cercana a mí, y sólo me contestó que estaba bien el intentar defender a esa señora pakistaní, pero que aquél no era mi asunto y tenía que haber seguido mi camino evitando meterme en algún lío.

Bien es cierto que siempre voy por mi camino y evito meterme en circunstancias que no me convienen. Pero no pude evitar el no pronunciarme ante aquella situación. Todos queremos construir un mundo mejor, un lugar solidario y agradable, en donde no haya racismo ni xenofobia ni nada parecido. ¿Acaso no hubiese estado contribuyendo al racismo y trato despectivo hacia esta señora pakistaní si hubiera seguido mi camino y hubiese pensado únicamente en mí? ¿Es ésta una sociedad individualista en la que no debemos defender ni detener las injusticias por no meternos en problemas ajenos? ¿Mi mirada hacia otro lado no hubiese sido un apoyo al racismo de aquella trabajadora? 

Me siento mal conmigo misma. Tengo una espina interior que no me permite relajarme cada vez que pienso en aquello. De haber seguido de frente sin intervenir, hubiese estado fallando a mis abuelas. Llevar velo o no llevarlo, el respeto no se gana según por cómo nos vistamos. Aquella mujer no decidió nacer en Pakistán. Ni yo decidí nacer aquí mismo. 



Edurne (Edi)

9 de marzo de 2013

Carta a esas Mentes

Queridas Mentes,

Hace ya 10 días que me estrené como profesora de adolescentes quinceañeros. Miro a esas personas que se sientan en esos pupitres viejos y estropeados, y veo a las futuras mentes del mañana. Científicos, médicos, filósofos, atletas, empresarios, camareros, actores, profesores... Mentes que resolverán enigmas, dudas y problemas, encontrarán la cura para enfermedades o incluso sabrán la clave de la inmortalidad. Y porqué no, también son los futuros asesinos, delincuentes, violadores y terroristas. Pero por ahora ellos no lo saben.

Pero ya hace años que dejé de ser como ellos, exactamente desde que salí por la puerta de aquel mismo colegio. Encontré la realidad, un mundo lleno de mentiras y engaños, de corrupción a todo nivel, hipocresía y pintura de galería, sonrisas forzadas. Lo peor fue encontrarme con que todo aquello se ocultaba bajo una palabra: normalidad. No existe otra realidad posible, pues a todos nos suena el despertador a las 6.30 y corremos para coger el autobús que nos transportará durante horas hacia un trabajo de último puesto y malnacido jefe.  Comer excesivas grasas a deshora y corriendo, o tener hambre forzado para poder seguir entrando en esa 38 que compramos en las últimas rebajas. Tener un hijo o ninguno, que se esfuercen otros para que la raza continúe. Colegios convertidos en cárceles de niños cuyos padres trabajan de sol a sol, y cuando no lo hacen están cansados de aguantarles y tener que educar que fumar porros o beber alcohol desde los 13 no es lo mejor. Pedir préstamos para pasar unas vacaciones en una playa llena de alemanes y holandeses, pero playa al fin y al cabo. Y cuando todo esto acabe, jubilarse con una pensión mínima, comer paella los domingos con los nietos que te exigirán una paga semanal. Hasta que un día terminemos en un asilo y como único compañero el olvido.

Dormir es un pecado. Jamás entenderé porqué no se puede desayunar gofres a las 15.00h de la tarde. Ya no quedan madres que vayan a recoger a sus hijos al colegio con un bocadillo de chocolate. Ni tampoco quedan madres que juegan a saltar a la comba con sus hijas en el parque. Los abuelos son abandonados cuando los niños ya no les necesitan, y son ahora extranjeros quienes se sientan en un banco con ellos... Les serán robadas las pensiones, las joyas, y pronto hasta su propio recuerdo. Escribir ha quedado para otros. Ni hay tiempo de soñar. Ya nadie huele la hierba mojada, ni se deshojan margaritas por miedo a arrancar un pétalo de verdad. Decir "te quiero" es lo común, pero pocos saben sentirlo.

Edurne (Edi)

27 de enero de 2013

Carta a una Ciudad

Querida Ciudad,

“No intentes enterrar el dolor: se extenderá a través de la tierra, bajo tus pies; se filtrará en el agua que hayas de beber y te envenenará la sangre. Las heridas se cierran, pero siempre quedan cicatrices más o menos visibles que volverán a molestar cuando cambie el tiempo, recordándote en la piel su existencia, y con ella el golpe que las originó. Y el recuerdo del golpe afectará a decisiones futuras, creará miedos inútiles y tristezas arrastradas, y tú crecerás como una criatura apagada y cobarde. ¿Para qué intentar huir y dejar atrás la ciudad donde caíste? ¿Por la vana esperanza de que en otro lugar, en un clima más benigno, ya no te dolerán las cicatrices y beberás un agua más limpia? A tu alrededor se alzarán las mismas ruinas de tu vida, porque allá donde vayas llevarás a la ciudad contigo. No hay tierra nueva ni mar nuevo, la vida que has malogrado malograda queda en cualquier parte del mundo.”
Lucía Extrebarria.
 
 
Edurne (Edi)

25 de noviembre de 2012

Carta Si Supiera...

Querida Si Supiera...

Si supiera que ésta fuera la última vez que te vería salir por la puerta, te daría un abrazo, un beso y te llamaría de nuevo para darte muchos más. Si supiera que ésta fuera la última vez que voy a oír tu voz, grabaría cada una de tus palabras para poder oírlas una y otra vez indefinidamente. Si supiera que éstos son los últimos minutos que te veré, te diría cuanto te quiero y no asumiría tontamente que ya lo sabes.
(G.G.Márquez)



18 de noviembre de 2012

Carta a una Sonrisa

Querida Sonrisa,

Tu sonrisa vivirá siempre, en las sonrisas que creaste en tantas generaciones y que seguimos y seguiremos sonriendo con tu recuerdo.




Hoy el cielo es un lugar algo más divertido.



Edurne (Edi)

17 de noviembre de 2012

Carta a un relato

Querido Relato,

Cuando las cosas en la vida nos superan, cuando 24 horas al día no son suficientes, recuerda el bote de mayonesa y las dos cervezas:

Un profesor delante de su clase de filosofía, sin decir palabra, cogió un bote grande vacío de mayonesa y procedió a llenarlo de pelotas de golf. Después preguntó a los estudiantes si el bote estaba lleno. Los estudiantes estuvieron de acuerdo en decir que sí. 

Así

 el profesor cogió una caja llena de canicas y la vació dentro del bote de mayonesa. Las canicas rellenaron los espacios vacíos entre las pelotas de golf. El profesor volvió a preguntar a los estudiantes si el bote estaba lleno y ellos volvieron a decir que sí.

Después el profesor cogió una caja de arena y la vació dentro del bote. La arena llenó todos los espacios vacíos y el profesor preguntó de nuevo si el bote estaba lleno. En esta ocasión los estudiantes respondieron con un sí unánime. El profesor rápidamente sacó dos cervezas de debajo de la mesa y vació su contenido en el bote y efectivamente llenó todos los espacios vacíos entre la arena. Los estudiantes rieron.

Cuando pararon las risas el profesor dijo: Quiero que se den cuenta de que este bote representa la vida. Las pelotas de golf son las cosas importantes como la familia, los hijos, la salud, los amigos, el amor, cosas que te apasionan, son cosas que aunque perdiéramos todo lo demás y nada más nos quedaran estas, nuestras vidas aún estarían llenas. Las canicas son las otras cosas que nos importan, como el trabajo, la casa, el coche,...la arena es todo lo demás, las pequeñas cosas.

Si ponemos la arena en el bote en primer lugar no habrá espacio para las pelotas de golf. Lo mismo ocurre con nuestra vida, si utilizamos todo nuestro tiempo y nuestra energía en las cosas pequeñas, nunca tendremos espacio para las cosas realmente importantes.

Presten atención a las cosas cruciales para su felicidad: jueguen con sus hijos, dense tiempo para ir al médico, salgan con su pareja a cenar, practiquen su afición favorita. Ocupen su tiempo en las cosas que realmente importan, establezcan sus prioridades, el resto es sólo arena.

Uno de los estudiantes levantó la mano y preguntó que representaba la cerveza. El profesor sonrió y dijo: "Me alegro de que hayas preguntado. La cerveza sólo muestra que no importa cuan ocupada tu vida pueda parecer, siempre hay lugar para un par de cervezas con un amigo."

(Autor desconocido)








Edurne (Edi)

13 de noviembre de 2012

Carta a 2 años

Queridos 2 años,

No, no me he olvidado. Dos años que te fuiste y aquí sigo intentando entender qué sucedió.
A mí nadie me explicó nunca lo que es la muerte.

Mientras debato conmigo misma su significado, creo que va siendo hora de dejarte descansar para siempre. Cumpliré lo que te prometí, aunque tenga que pasar por encima de mí misma. No te defraudaré, abuela.


Edurne (Edi)

5 de noviembre de 2012

Carta a un Beso

Querido Beso,

- Espera, espera...
- ¿Qué ocurre? ¿Qué te pasa?
- Espera.. antes de nada... ¿Recuerdas aquél día que no pudiste darme un beso porque estabas enfermo?
- Sí
- Pues bésame por aquél día, y bésame por todas las veces que deseaste hacerlo y no pudiste. Y también por hoy, por mañana y por todos los besos que no podrás darme siempre que quieras. Bésame como si fuese el primero o el último beso, o ambos a la vez. Sólo bésame.
- Lo haré. Te besaré hasta que no distingas cuando termina un beso y comienza el siguiente.


Edurne (Edi)

27 de octubre de 2012

Carta a Poemas

Queridos Poemas,

Al perderte yo a tí,
tú y yo hemos perdido:
yo, porque tú eras lo que yo más amaba
y tú porque yo era el que te amaba más.
Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo:
porque yo podré amar a otras como te amaba a ti,
pero a ti no te amarán como te amaba yo.

Hay un lugar junto a la laguna de Tiscapa
-un banco debajo de un árbol de quelite-
que tú conoces ( aquella a quien escribo estos versos,
sabrá que son para ella).

Y tú recuerdas aquel banco y aquel quelite;
la luna reflejada en la laguna de Tiscapa,
las luces del palacio del dictador,
las ranas cantando abajo en la laguna.
Todavía está aquel árbol de quelite;
todavía brillan las mismas luces;
en la laguna de Tiscapa se refleja la luna;
pero aquel banco esta noche estará vacío,
o con otra pareja que no somos nosotros.

Ernesto Cardenal.

Edurne (Edi)

12 de octubre de 2012

Carta a un Aplauso

Querido Aplauso,

Únicamente hay que poner cualquier canal de televisión para ver aplausos. Gente aplaudiendo, dando palmas con las manos. Da igual la cadena que sea, ni el momento el día, no la hora. Podemos ver aplausos por la mañana o por la tarde, por parte de personas mayores, niños, ancianos, jóvenes... Pero... ¿cuál es la razón de esos aplausos?

Unos aplauden a Reyes y monarcas que visitan algunos lugares en el mundo, políticos que se pasean al son de la melodía de su partido, alcaldes, empresarios... Muchos de ellos roban, estafan, se quedan con el dinero de todos.... Otros mienten y sonríen cínicamente. A su alrededor está el pueblo aplaudiéndo, como si se celebrasen los actos cometidos.

Yo me pregunto... ¿dónde están los aplausos por aquellos que luchan por un mundo mejor? ¿Dónde están los aplausos para quienes dan su vida en las misiones en África o Asia? ¿Dónde están los aplausos para quienes viven en barrios marginales ayudando a los más desfavorecidos? ¿Dónde están los aplausos para aquellos que dan más de lo que tienen? ¿Y para los voluntarios que dan sin recibir nada más que satisfacción personal a cambio?

El mundo está lleno de héroes anónimos. Pero nadie les aplaude. Hay que decir que sin todos ellos, aplaudiríamos a quienes supiesen cómo huir de este mundo.... que se está destruyendo tan rápido como lo que tarda el sonido de un aplauso en desaparecer...


Edurne (Edi)

25 de septiembre de 2012

20 de septiembre de 2012

Carta a una Experiencia

Querida Experiencia,

Todo comenzó hoy mismo, pero hace un año. 20 de Septiembre de 2011, primer día que pisé Swansea para vivir 10 meses de Erasmus.

Llevaba años queriendo vivir la experiencia Erasmus, vivir en otro país, conocer diferentes culturas y costumbres, gente de otros sitios y claro, perfeccionar el idioma. Si todo era una aventura, había que sumarle que iba sóla, nadie de mis compañeros ni de mi universidad habían elegido ese destino.

Recuerdo la cuenta atrás, ¡conté los días hacia atrás desde 101! Veinte kilos de maleta, más la de mano, con todo lo que en principio iba a ser necesario para sobrevivir al menos hasta navidades. Los últimos días venían las despedidas, los deseos de suerte, pequeños consejos y detalles que mis amigos me daban... No lo negaré, tenía miedo. Pánico. ¿Y si no hacía amigos? ¿Y si no me desenvolvía con el idioma tan bien como esperaba? ¿Y si el sitio no me gustaba? ¿Y si algo malo me pasaba? ¿Y sí...? ¿Y SÍ................?

No había vuelta atrás posible. Mis compañeros de clase ya se habían marchado, todos desprendidos por Alemania, Holanda, Suecia, Irlanda.... Otros en el mismo país al que yo iba pero a cientos (tal vez miles) de kilómetros, no para una urgencia en un momento dado. Todos habían llegado, se habían instalado, y sus sonrisas en fotos rodeados de gente dejaban claro que habían tenido un buen comienzo.

La noche de antes me escondía debajo de mi edredón, abrazándolo para que no se escapase y me dejara sóla a la mañana siguiente. Nunca he sido de reconocer sentimientos abiértamente, no podía mostrarme débil y decir que tras todo preparado y organizado, no quería ir por miedo.

Y llegó el gran día. Contacté con dos chicas que también iban a Swansea y decidimos coger el vuelo juntas (siempre es mejor perderse en compañía que perderse en soledad). Tras 4 horas en coche, tres en avión, 20 minutos en taxi y 2 horas en autobús... llegamos a Swansea. Eran las 5 de la mañana, llovía si tenía que llover, hacía frío, una estación oscura y solitaria, rodeada de desconocidos que no nos entendían. Primera impresión: horrible. Primera frase (dicha por Elena): "¿De verdad es este el sitio?". Esa frase ocultaba un "¿no podía ser peor, verdad?".

Cogimos un taxi rumbo a la casa en la que supuestamente yo iba a vivir durante esos 10 meses. Resumiré en que lo único bonito que tenía aquella casa esa la puerta de fuera: color azul brillante recién pintado. La casa era el peor antro que jamás he visto, y que probablemente veré. Cualquier parecido entre la realidad y las fotos que había visto yo por internet, era pura casualidad. Manchas de humedad, basura por todos sitios, una cocina perfectamente confundible con una pocilga, apenas había muebles, manchas de humedad... y lo peor: no había internet ni calefacción. El sótano prometía ser un lugar de dos habitaciones + baño incluído, entéramente para quien decidiese vivir ahí abajo. Creo que la definición de 'zulo' la sacaron de ese lugar. El techo muy bajo, frío, humedades... Un lugar al que no merecería la pena entrar ni para vomitar. Todo eso sin compañeros de piso, que aún no habían llegado; mientras las chicas que me acompañaban se instalaban en la casa que habían alquilado.

Sólo había una cosa que me consolaba en aquél momento: A partir de ahí sólo se podía ir a mejor. Tal vez era la primera impresión tras un largo viaje, debía darle una pequeña oportunidad a aquella situación. Otro taxi, y rumbo hacia un supermercado grande y céntrico para comprar cosas se subsistencia, tales como edredón, sábanas y toallas, un paraguas, y algo de comer para intentar abrir el apetito y no desmayarme. Con la voz encogida, decidí llamar a mi madre. Una voz de apoyo sería lo mejor en ese momento. Poco pude decirme, porque poco le conté para no preocuparla. Tras dar vueltas por ese lugar en el que no entendía nada porque todo era demasiado nuevo para mí, decidí pagar lo que había comprado y marcharme.

Ahí vino la siguiente aventura. Mi tarjeta de crédito era nueva y recién iba a estrenarla. No la había firmado por detrás, por lo que la cajera no se creyó que una personita con aquella cara de miedo, mojada por la lluvia y cansada, era portadora de la tarjeta. Llamó a la jefa de cajeras, quien a su vez llamó al encargado del supermercado en el momento, quien a su vez llamó a los guardias de policia que estaban allí patrullando. Entre tanto alboroto, mi carita les dio lástima y me dejaron marcharme tras firmar mi tarjeta por detrás. El siguiente incidente vino al salir del supermercado, cuando pitó la alarma al intentar salir. Los guardias de seguridad vinieron a mí, a registrar mi compra y registrarme a mí. Para mi suerte, todo lo que había saltado la alarma era el chip del paraguas que la cajera había olvidado quitar.

Tras todo ésto, salí de aquél lugar y me senté en el bordillo de la acera a recuperarme del shock y pensar un poco. Me acordaba de los abrazos de mis compañeros que me habían deseado suerte pocos días antes de irme. De mis tíos y primos que me deseaban lo mejor. De mis profesores que esperaban volver a verme un año después y notar mi avance en el idioma, y como persona. De mi padre, que confiaba en mí para sobrevivir allí. De mi hermano, que compartía mis nervios. De mi madre, que la dejé llorando en el aeropuerto cuando me despedí. ¡Oh! ¡Cuánto hubiese dado en ese momento porque mis amigos no me hubieran soltado de aquellos abrazos y no me hubiesen dejado irme! ¡Cuánto hubiese dado por abrazarme a la pierna de mi madre y que me hubiese llevado con ella de vuelta a casa desde el aeropuerto!

Pero eso no podía suceder. Estaba allí sóla, sentada en ese bordillo, mojada por la lluvia. No lloré porque mis lágrimas no iban a solucionarme nada. Era momento de levantarse, de solucionar aquello, de demostrarle a todo el que un día iba a leer o saber ésto, que yo soy fuerte y puedo solucionar las cosas por mí misma. No se podía decir de mí que había ido de Erasmus y por no gustarme la casa y la situación me había vuelto a España. No, no se iba a decir éso de Edurne. Jamás. El sol también está siempre sólo, y aun así no deja nunca de brillar.

Los siguientes tres días los pasé en casa de las dos chicas que habían venido conmigo. Llegar a aquella casa fue como ver las puertas del cielo abiertas tras pasar toda una vida en el infierno. Allí vivían un chico indio, un chico turco y una chica rusa. Además, había un chico letón viviendo en el salón de la casa durante dos semanas mientras hacía unos exámenes, y una chica alemana (ex inquilina de la casa) compartía habitaciñon con la rusa durante dos semanas hasta que se volviese a su país. La casa estaba bien amueblada, era grande, acondicionada con todo lo necesario, y todos me acogieron bien en ese lugar. Por otro lado, contactamos con un chico español que había llegado a Swansea esos días y estaba tan perdido como nosotras. Él vivía en una casa donde había tres habitaciones libres, pero estaba en un lugar muy muy lejos (que al poco tiempo ya se convirtió en alguien imprescindible para mí en Swansea). Yo empecé a tener apetito, volví a sonreir, contesté a todos aquellos mensajes de internet de amigos y familiares que expectantes me preguntaban sobre cómo había llegado. Y sobre todo, ya no estaba mojada por la lluvia porque el sol había salido en Swansea.

Al tercer día, una de las chicas con las que había viajado decidió volverse a España por motivos personales. Ese era mi momento: me mudaría a su habitación. Así fue. Tras unas llamadas de teléfono y un papeleo, tenía una casa nueva. Ya no vivía en ese lugar sucio, frío y repugnante. Ahora vivía con un turco, una rusa, un indio y una española (y con un letón y una alemana que estaban allí temporalmente).

Así fue el comienzo de los siguientes diez meses que vinieron después. Meses de conocer a mucha, muchísima gente, de visitar las zonas de alrededor, de compartir momentos, de hacer fiestas, risas, algún que otro llanto, fotos, cenas, mil historias, bailar salsa hasta reventar mis tacones, .... Y mil cosas que darían para blogs enteros. Le encontré encanto a aquella ciudad tranquila con gente muy amigable (tanto autóctonos como visitantes), ritmo tranquilo, todo barato y siempre algo por hacer. Entre tanto, visita de 8 días de mis padres (que luego me dicen que no les menciono) que fue muy reconfortante, dio fuerzas y llenó el estómago.

¿El final? No existe. Cuesta volver, cuesta mucho mucho volver, y sólo quien lo ha compartido conmigo entiende mi desubicación ahora. Quedan amigos y conocidos en muchas partes del mundo, Francia, Alemania, Italia, Arabia, Holanda, Noruega, Rumanía, Rusia, Turquía, India, Mongolia, Georgia, México, Israel, Austria, Camerún, Marruecos, China, Iraq, Bulgaria, Qatar, Ucrania, Nigeria, Chipre, Croacia, Sri Lanka, Estados Unidos, Ecuador, Iran, Bélgica, Brunei, Argentina, Portugal, Polonia, Letonia, Colombia, Brasil, España, Reino Unido... y qué se yo... mil sitios de donde existe alguien que compartió momentos inolvidables conmigo. No sería justo poner nombres, olvidaría muchos y no sería justo.

Aprendí a afrontar los problemas y a luchar por solucionarlos, a dejar a un lado los prejuicios, a valorar a la persona por su persona y no por el lugar al que pertenece. Aprendí muchas muchas cosas, más de lo que nunca hubiese imaginado. Aprendí de todos y cada uno de los que conocí. Aprendí de Swansea, un lugar desconocido al principio, suspendido en el tiempo, olvidado del mundo... pero en la que había la mejor gente de este planeta.

Un final que se cerraba poco a poco mientras los días pasaban, pero que de pronto, sin preverlo, buscarlo ni esperarlo, apareció una razón para volver a Swansea y seguir siendo feliz allí. Esta vez sí que hay alguien esperándome allí. Elegir vivir un Erasmus, y en esta ciudad, no podía haber sido mejor acierto. Gracias al destino, que me llevó por este camino.

En pocas palabras: Inolvidable. Única. Experiencia.
Gracias a todos los que hicieron posible que este sueño se hiciese realidad, a los que formasteis parte de este año, y a los que seguís en él para mucho tiempo, espero. Os llevasteis una parte de mi corazón, y yo os llevaré siempre en el mío.


 
 
 
Edurne (Edi)

Carta a un Cumpleaños

Querida Abuela,


No toda distancia es ausencia. Ni todo silencio es olvido.




Feliz cumpleaños, Abuela, donde quiera que estés.


Edurne (Edi)

17 de septiembre de 2012

Carta a una Caída

Querida Caída,

Sí, lo sé, es arriesgado. Pero si fuese fácil no merecería la pena, de eso estoy segura. Últimamente recibo consejos y palabras, a veces voy en busca de esos consejos porque necesito escuchar una frase de alivio y tranquilidad. Incluso necesito escuchar la verdad vista desde fuera. Otros consejos me llegan sin ser buscados ni pedidos. Por desgracia estos consejos contienen palabras que no quiero escuchar.

Miro hacia atrás y recuerdo varias caídas. De algunas se me avisó, de otras no. Esas caídas en las que no hice caso y terminé en el suelo me hicieron recapacitar y aprender del error. En cambio de las caídas que nadie me avisó, me caí, aprendí y me volví a levantar.

Recuerdo a mi sobrino Jorge, cuando cierto día de hace años intentó caminar por un terreno poco llano. Le avisé de que no siguiese caminando, porque iba a caerse. Seguí avisándole, pero no me escuchó y se cayó, haciéndose daño en las palmas de las manos y en las rodillas. Aprendió la lección y no volvió a caminar por ese lugar nunca más.

De todo se aprende, de las caídas y de los empujones. Tengo 21 años y necesito caerme por la misma razón de que tengo mucho que aprender todavía. Las caídas que no me maten me harán más fuerte, estoy segura. Aquellos que se creen con el poder y la verdad absoluta, pueden guardársela. Estoy avisada, tal vez me caiga o tal vez no, quién sabe. Hablad de mi vida cuando la vuestra sea un ejemplo. Y si aun así habláis, que sea para preguntaros qué o quién me hace feliz, qué es lo que quiero y su porqué. Tampoco os creáis que estáis lo suficientemente cerca de mí para cogerme si me caigo, incluso mi propia sombra me dejará sóla cuando venga la oscuridad. Si hay alguien que está leyendo ésto y está libre de pecados porque nunca se ha caído o nunca ha cometido errores, que me tire la piedra a la cabeza.

Que me tire esa y mil piedras más.

Os dejo una frase de Nietszche que leí hace poco: "Y aquellos que fueron vistos bailando fueron considerados locos por quiénes no podían oír la música.”

23 de julio de 2012

Carta a un Pensamiento

Querido Pensamiento,

Hoy las echo de menos. Echo en falta ser nieta de alguien. De mis abuelas. No me hacen falta grandilocuencias para escribirlo, no llenaré entradas para decirlo. De hecho no lo mencionaré. Ni haré poesía para expresar este vacío, simplemente porque no existen poesías de tantos versos y porque el vacío no tiene límite. Mil detalles y cosas y momentos y vivencias, forman un enorme sentimiento de falta y un pensamiento constante... el de ellas. Que nadie intente comprenderme, ya estoy yo conmigo misma para eso. No es justo haberlas perdido en tan poco tiempo. No es justo haberlas perdido.

Y es que hoy, y no sólo hoy, echo en falta a mis abuelas. Quería escribirlo, y ya lo he escrito.

Edurne (Edi)

2 de julio de 2012

Carta In Memoriam

Querida In Memoriam,


A Alfonso.





[Nota aclaratoria]: Alfonso fue una tortuga griega de 4cm de diámetro encontrada en el monte mientras Popea (perro mastín, 1991-2000) intentaba comérsela. Posteriormente y tras ser salvada de aquella fatídica muerte, fue obsequiada a mis abuelos que junto con sus 16 nietos y numerosos hijos/yernos/nueras alimentaron, cuidaron y mimaron desde su encuentro (1995 aproximadamente) hasta el día de su desparición (2008). Numerosos estudios e investigaciones apuntan a que Alfonso encontró una bolsa de basura abierta dentro de su habitat (el patio de atrás de la casa) y en un intento de encontrar víveres se introdujo en ella; tras lo cual fue retirado al contenedor de basura sin escapatoria alguna. Descansa en paz, Alfonso.

30 de junio de 2012

Carta a un Murmullo,

Los disparos alrededor nos impiden oír bien, pero la voz humana es diferente de otros sonidos, puede hacerse oír por encima de ruidos que lo inundan todo, aunque no este gritando, aunque sea un susurro. Hasta el murmullo mas leve silenciaría un ejercito... cuando dice la verdad.




Edurne (Edi)

26 de junio de 2012

Carta a una Paloma

Querida Paloma,

Cuando coges una paloma con las manos y la aprietas mucho para que no se escape, la ahogas.
Pero si le das espacio, se te escapa.





Edurne (Edi)

22 de junio de 2012

Carta a un interior

Querido Interior,

En el colegio al que yo iba éramos todos blancos. Lo más 'diferente' que había era una niña adoptada de China, y una chica argentina que vive aquí desde hace años. Digo diferente porque los demás cumplíamos los mismos orígenes y patrones. Jamás me senté en un aula con alguien que no fuera de mi país, color o raza, hasta que fui a la Universidad. Una vez allí, compartí clase con gente de numerosos países y rincones del planeta.

Cuando necesito comprar un paraguas, un bolígrafo, vasos de plástico o adornos navideños, acudo a la tienda de todo a 1€ que hay frente a mi casa. Allí los dependientes son chinos, y casi todo es importado de allí. Justo enfrente pero hacia el otro lado, hay una tienda donde en mis noches de vagancia y apetito compro un kebap para cenar. Son de Pakistan.

Durante un año compartí piso con un turco, un indio y una rusa, y fue en un país en el que los cuatro éramos extranjeros. Aprendí cocina india, música turca y algo de grafía cirílica.

En mi segundo año de Universidad pasé largas horas y días con una chica procedente de un país, religión y cultura complétamente distinto. Ella llevaba hiyab. Yo no.

Como sabéis, me encanta bailar salsa. Esta música es precedente de países latinoamericanos, y he bailado junto a profesores procedentes de este lugar.

Pero siempre hay malas miradas. Nos quejamos de guettos, de inmigrantes, de violencia, de separaciones, de razas, etnias, colores, de fronteras creadas por el hombre, de no querer que los "otros" vengan sin recordar que nosotros nos fuimos hace muchos años también... En mi colegio se hubiesen quejado de haber habido niños de otros países en las aulas, hubo quién se escandalizó al saber de dónde procedían mis compañeros de piso, también hubo quién se volvió a mirarme cuando me vieron junto a una chica que "llevaba pañuelo". En cambio, todos aquellos que dijeron y miraron siguieron comprando sus artículos en 'los chinos' y siguieron comiendo kebaps.

Yo encontré algo similar en mis compañeros de piso, en mi amiga con hiyab, en mis compañeros de clase, en mis amigos: su gran belleza interior.

Que al final, el interior, es lo que importa.


Edurne (Edi)

9 de junio de 2012

Carta a unas preguntas

Queridas Preguntas,

1. ¿Crees que el mundo se está acabando?
Sí, claro. Roma se cayó, Constantinopla, el Imperio Otomano.... Ahora nos toca a nosotros. Maldita crisis. Pero alguien, en algún siglo, levantará el mundo de nuevo. ¡Suertudos los que lo vean!
2. ¿Cuál es tu posición favorita en un coche?
Asiento trasero, izquierda. Tiene su porqué.
3. ¿Cuál es tu precio?
Si lo hubiera, no podrías pagarlo.
4. ¿Qué comida jamás probarías?
Mi perro cocinado.
5. ¿Por quién o por qué serías un kamikaze?
No nací para causas perdidas.
6. ¿Has odiado de verdad a alguien?
Sí. No tengo porqué callármelo. Los sentimientos son gratis y libres.
7. ¿Cuál de tus manías soportas mejor?
Para mí mis manías son necesarias e inevitables. Pregúntale a quien las soporte.
8. ¿Te valdría de algo ser inmortal?
Sí, sí valdría. Pero para eso tendría que ser joven toda la vida.
9. ¿Compensa ir de farol por la vida?
Cuando lo haga, te lo cuento. Por ahora no tengo ni idea.
10. ¿Qué parte de tu persona no comprendes?
El porqué Dios decidió que pudiera quedarme, en algún momento de mi vida, embarazada (y todo lo relacionado a ello, regla...). ¡Por qué no los hombres!
11. ¿Te gustan las películas porno con argumento?
El argumento de una peli porno, es el porno, ¿no?
12. ¿Cuál es tu trozo de piel más sensible?
¡Curioso!
13. ¿Cómo sería para ti un extraterrestre?
Un E.T. Ya que he superado el miedo que le tenía, me gustaría tener uno como mascota.
14. ¿Preferirías vivir en la luna?
Ya lo hago, cuando no tengo la cabeza en la tierra.
15. ¿Merece la pena saber morir?
Lo que merece la pena es saber vivir, eso te lo garantizo.
16. ¿Qué harías si poseyeses esclavos?
Ordenarles que me pasaran los apuntes.
17. ¿Te cambiarías el nombre si te lo pidiesen?
Bastante me cuesta que se aprendan el mío.... Pero no me importaría que Edi fuera oficial.
18. ¿Cómo te imaginas a tus tatarabuelos?
Me los imagino como alguien importante.
19. ¿Y a tus bisnietos?
Me temo que mis genes se extinguirán conmigo.
20. ¿Te molesta juzgar a los demás?
¿Molestar? Ese no es el verbo.
21. ¿Qué frontera jamás cruzarías?
Una que no pudiera cruzarla de vuelta para salir de ella.
22. ¿Hasta que número sabes contar?
¿Crees que me he puesto a contar para adivinarlo?
23. ¿Te gusta meterte en charcos?
Siempre lo he hecho, sobre todo para mojar a quienes van a mi lado.
24. ¿Conoces a todos tus enemigos?
No, la vida es demasiado corta para ello. Y, además, ellos tampoco me conocen.
25. ¿Cuál sería tu epitafio en cuatro palabras?
Por fin dejo de hacer el vago. Lo sé, son más de 4.



Edurne (Edi)

20 de mayo de 2012

Carta 366 días después

Queridos 366 días después,

Han pasado 366 días desde la muerte de mi abuela. "Abuela" y "muerte" son dos palabras que no me gusta leer en una misma frase, ni decirlas, ni oirlas. Mucho menos escribirlas. Hoy hace 366 días que los ojos más bonitos de todo Córdoba se cerraron para siempre.

Cada olor, cada sabor, cada objeto, foto o recuerdo, lleva a mi mente a un viaje donde la realidad y la ficción se confunden. No recuerdo todo lo que ocurrió, ni lo que quise que ocurriese, ni lo que ocurrió y no quise. Incluso, a veces, pienso que nunca exististe. Cuando pienso en un recuerdo agradable, no puedo evitar sino sonreir y encontrarme a mí misma en un estado de tranquilidad incomparable. Pero tras unos segundos mi sonrisa se desvanece, y comienzan los recuerdos de aquella habitación 337B, recuerdos de despedidas, lágrimas imparables, triunfos con poco sentido, fechas desmarcadas. Mi cabeza vive en una realidad paralela, no quiere ni puede admitir que hay vacíos que no se llenan, y que hay caídas de las que es imposible levantarse.

Hace un año que Cartas a Los Míos ondea a media asta. No encuentro palabras que me llenen, ni siquiera frases como "todos pasamos por ello" o "era sólo tu abuela" hacen que me sienta mejor. Esta lucha es sólo mía, debo comprender mis propias palabras, debo aceptar que no siempre en la vida están junto a mí quienes yo quiero. Debo equilibrar demasiadas cosas para volver a ser yo misma y dejar de echar de menos a quien un día fui; y volver a la vida, aunque haya perdido el interés por estar en ella sin ti.  No hay palabras para explicar el dolor que sólo yo sé que estoy sintiendo.

Un millón de palabras no te traerán de vuelta. Lo sé porque lo he intentado. Ni un millón de lágrimas tampoco, ya las he llorado.

Tú, abuela, que quererte ha sido todo lo que he sabido hacer bien en la vida,
Edurne (Edi)

18 de mayo de 2012

Carta sin palabras

Queridas Palabras, No. A veces las palabras sobran. Edurne (Edi)

14 de mayo de 2012

Carta...

Querida...

Deberíamos ser capaces de distinguir entre el amor y la necesidad de no estar sólo.


Queda dicho.

Edurne (Edi)

7 de mayo de 2012

Carta a una Generación Perdida

Querida Generación,

Hasta en la sopa. No hay rincón, ni página web, ni conversación, en la que no se mencione a la Generación Perdida. Se trata de la generación de aquellos que nacimos entre los años 80 y 90. Una crisis mundial y un sistema politico que fácilmente podría ser mejorable, han llevado a mi generación a la... ¿perdición?

Meses me quedan para terminar la carrera, y es entonces cuando me lanzaré al más oscuro de los vacíos. Como yo, muchos han hecho lo que se esperaba de nosotros para prosperar en esta vida y sociedad. Mis padres apostaron por un colegio privado en donde se impartía una educación católica, querían que me formase junto a los que ellos creían los mejores. Aprendí idiomas, viajé al extranjero a perfeccionarlos, y pasé mis horas sentada en academias para mejorar. No repetí ningún curso, y aceptada por dos universidades de cierto prestigio, entré en una de ellas sin ningún obstáculo. Tras dos años entre sus aulas y uno en el extranjero con beca Erasmus, me encuentro con lo siguiente: Nada.

Vale, miento. Me encuentro con una incertidumbre que aún no me quitan el sueño, pero sé que algún día lo harán. Tras mi último año de carrera que a punto está de empezar, tendrá lugar mi graduación. Lo que vendrá después, es un misterio. El Gobierno de mi país, junto con la cuenta bancaria de mi padre, han empleado un dinero en formarme como Licenciada, para después ocupar mi tiempo en la cola del paro. O, en el mejor de los casos, trabajar para otro país con la esperanza de en un futuro, volver a casa. También existe la opción de trabajar de sol a sol por un sueldo mísero durante un tiempo limitado.

Y si me voy, ¿qué ocurrirá con quienes se queden? Miro a mis sobrinos que apenas levantan un metro del suelo, a mis primos, a mis alumnos de primaria, e incluso a las embarazadas que están a punto de traer criaturas a este mundo... ¿qué será de todos ellos? ¿Quién construirá un futuro mejor para ellos? ¿Quién se quedará a apostar por que no les suceda lo mismo que a nosotros?

Dudo de si ha merecido la pena gastar tantas cifras en mi educación, en si ha sido útil estar tanto rato frente a los libros... Mi generación no merece llamarse Generación Perdida. Es una generación destruída por la generación anterior. Dicen que nos lo dieron todo, ¿pero quién lo pidió? También dicen que ni-trabajamos, ni-estudiamos... Os cuento un secreto: la motivación va y la oportunidad van de la mano. Por supuesto, no son pocos quienes se suman al carro de la excusa.

Muchas dudas y preguntas sin resolver. El tiempo me darán la respuesta.
Mientras, os recomiendo el documental Generación Perdida, del programa Documentos TV. Haced click aquí.

Edurne (Edi)

25 de abril de 2012

Carta a un Año

Querido Año,

Casi sin distinguir entre si fue ayer o han pasado tres eternidades por medio... hoy hace un año que te vi por última vez. Recuerdo mi estado de serenidad, que cuanto menos me extrañó a mí misma. Esa tranquilidad y paz interior que me recorría por dentro cuando te di dos besos y te dije que te quería, mientras me abrazaste del cuello y me dijiste que era la más bonita de todas...

Ha pasado un año desde que te prometí que al pasar un mes volvería a verte. 366 días desde que te dije adiós, te sonreí y te di la botella de agua que recién te había comprado.

Gracias por conseguir que el último momento no fuera ni mucho menos triste. Nunca imaginé que tras salir de la habitación 337B jamás te iba a volver a ver. De haberlo sabido... qué no habría hecho de haberlo sabido...

Edurne (Edi)

11 de abril de 2012

Carta a Esta Noche

Querida Noche,

Y aquellas noches cuando mirábamos las estrellas mientras me contaste que cualquier lugar en la Tierra por muy lejos que esté siempre estará bajo el mismo cielo. Tras el beso final, y los buenos deseos nocturnos. Esas noches, en donde cualquier luz me iluminaba lo suficiente para no despertarte. Cuando el silencio de mis movimientos se mezclaba con el sonido de tu respiración. Sonido lento, relajante, seguro.

Esta noche me muevo entre la perdición de no recibir ningún buen deseo. Mi respiración se acelera al no encontrar ninguna luz que me ilumine. Sólo me queda un cielo estrellado al que mirar, mientras sé con certeza de que cada noche me das un beso desde allí arriba.

Por si aquella noche no te lo dije, o no lo escuchaste, o no lo repetí lo suficiente, quiero decirte que a pesar de esta ausencia y este dolor que siento desde hace meses, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero...


Y te querré el resto de las noches y de los días.


Edurne (Edi)

5 de abril de 2012

Carta a mucho más

Querid@ por mucho más...

Porque nunca me tuviste que llevar al McDonalds a merendar para sentir que pasabas un tiempo concreto conmigo. Porque me esperaste fuera del quirófano las cuatro veces que tuve que entrar. Porque lloramos juntos el día que perdimos a quien no creíamos que tanta falta nos hacía. Porque me viste nacer y fuiste el primero en cogerme para no soltarme nunca. Porque te llevaste a tu oficina la tortuga fea y deforme de cerámica que te hice con 4 años, y la conservaste hasta que la injusticia entró por aquella puerta. Porque aceptas mis consejos con jerseys rosa y verde pistacho. Y no fuiste a aquella reunión por escuchar mi concierto de guitarra, y no me gritaste demasiado el día que me hice un pendiente en la oreja sin tu permiso. Y te levantaste a las 4am la noche que te pedí que vinieras a buscarme, y me compraste un libro el día que me viste triste. Y confieso que si sentí rabia cuando me dijiste que me parecía a ti, era sólo porque sé que jamás llegaré a ser como tú (un hoyuelo y cosquillas en las rodillas no se tienen así como así). Porque sé que "depende de como te portes" siempre termina siendo que sí.

Y me sentaste en tus rodillas el día que no llegaba ni a la mesa, para verme escribir lo que hoy se convierten en cartas. Y me sigues leyendo el primero, y creyendo en lo que escribo casi más que yo misma.

Porque eres, y serás siempre, el primer hombre del que me enamoré.

Por ésto, y por mucho más...

¡Feliz cumpleaños, papá!

Edurne (Edi)

31 de marzo de 2012

Carta en Memoria

Querida Memoria,

"Vivir con el alma aferrada a un dulce recuerdo que lloro otra vez..."




A mis abuelos, in memoriam.


Edurne (Edi)

29 de marzo de 2012

Carta a Oh...

Querido Oh...

Oh... tú que dejas un comentario en anónimo deberías saber... que el texto no estaba sacado de un blog, sino de una obra de William Shakespeare (Enrique V).

Oh... qué pena que no sepas descifrar las iniciales W.S. para saber de quién se trataba el autor.

Oh... que te crees de lo mas guay y adivino por comentar de ese modo. ¡Anónimo!

Oh...

Oh.......

Edurne (Edi)