17 de septiembre de 2012

Carta a una Caída

Querida Caída,

Sí, lo sé, es arriesgado. Pero si fuese fácil no merecería la pena, de eso estoy segura. Últimamente recibo consejos y palabras, a veces voy en busca de esos consejos porque necesito escuchar una frase de alivio y tranquilidad. Incluso necesito escuchar la verdad vista desde fuera. Otros consejos me llegan sin ser buscados ni pedidos. Por desgracia estos consejos contienen palabras que no quiero escuchar.

Miro hacia atrás y recuerdo varias caídas. De algunas se me avisó, de otras no. Esas caídas en las que no hice caso y terminé en el suelo me hicieron recapacitar y aprender del error. En cambio de las caídas que nadie me avisó, me caí, aprendí y me volví a levantar.

Recuerdo a mi sobrino Jorge, cuando cierto día de hace años intentó caminar por un terreno poco llano. Le avisé de que no siguiese caminando, porque iba a caerse. Seguí avisándole, pero no me escuchó y se cayó, haciéndose daño en las palmas de las manos y en las rodillas. Aprendió la lección y no volvió a caminar por ese lugar nunca más.

De todo se aprende, de las caídas y de los empujones. Tengo 21 años y necesito caerme por la misma razón de que tengo mucho que aprender todavía. Las caídas que no me maten me harán más fuerte, estoy segura. Aquellos que se creen con el poder y la verdad absoluta, pueden guardársela. Estoy avisada, tal vez me caiga o tal vez no, quién sabe. Hablad de mi vida cuando la vuestra sea un ejemplo. Y si aun así habláis, que sea para preguntaros qué o quién me hace feliz, qué es lo que quiero y su porqué. Tampoco os creáis que estáis lo suficientemente cerca de mí para cogerme si me caigo, incluso mi propia sombra me dejará sóla cuando venga la oscuridad. Si hay alguien que está leyendo ésto y está libre de pecados porque nunca se ha caído o nunca ha cometido errores, que me tire la piedra a la cabeza.

Que me tire esa y mil piedras más.

Os dejo una frase de Nietszche que leí hace poco: "Y aquellos que fueron vistos bailando fueron considerados locos por quiénes no podían oír la música.”

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