1 de julio de 2010

Carta a una Necesidad

Querida Necesidad,

Necesito de ti. No me engaño pensando que es normal requerir de alguien. No eres alguien, eres tú. Si no estás todo parece diferente, todo es peor. No respiro igual, ni me divierto tanto. Más aún, ni siquiera la vida me parece para tanto.

Cada instante resulta insulso, insípido, reiterativo, gris. Cuando estás a mi lado me encuentro más decidida, más fuerte, más comprensiva con los otros y más exigente conmigo misma. Me embellece tu compañía, crezco a tu lado. Todos lo notan, todos lo saben, todos lo comprueban. Soy en ocasiones agradable. Por ti, pero no sólo para ti. Ya no me imagino una vida intensa, comprometida, laboriosa, si no jugamos ni luchamos juntos.

No es que tu presencia me venga bien, es que sin ella no vivo. A tu lado me desvivo más por todo, y eso, me parece, paradójicamente, vivir. Y mis convicciones se confirman y esponjan y mi humor tiene sentido, y mi cuerpo se sobrelleva a sí mismo.

Y ya no busco excusas, sino razones. Me despierto cada mañana dispuesta a la tarea. Y no me asusta. Te necesito para no ser un lamento. Necesito de ti como sólo el amor necesita. No es que me hagas falta, es que deseo que me ocurra lo que me pasa, que sin ti me falta todo.





Es increíble cómo las cosas más sencillas y más insignificantes producen las sonrisas más grandes. Tengo acumuladas pequeñas grandes cosas que me han hecho muy feliz estos últimos días, me han hecho feliz en momentos tristes (despedidas).

[FOTO]: Un recorte de una foto grande que he encontrado mirando el baúl de los recuerdos de fotos. Creo que fue antes de un concierto... ¡qué tiempos!



Edurne (Edi)

1 comentario:

Luis y Mª Jesús dijo...

El enamoramiento nos transforma ¿es eso?.
Cuando otro nos ayuda a ser mejores personas es muy muy buena señal, enhorabuena!.
Me preocupa lo que dices en una entrada anterior de decir dos cosas al que inventó la salud y la enfermedad. ¿qué tal Claudia?.
Un beso
maría jesús