Carta a un Eclipse

Querido Eclipse,

- Hora: 18'00 pe eme aprox.

- Fecha: Dato suprimido.

- Principal sujeto: Yo misma, Edi.

- Lugar: Calle de la Magdalena.

- Estado del día: Cielo raso y luminoso aunque no se ve ningún sol que refleje ninguna sombra. Corre un poco de viento.

- Estado del sujeto: Satisfecha e indiferente con lo ocurrido a lo largo de todo ese día. Un día tranquilo. Lo más saturado que ha hecho ha sido poner a cargar la batería del móvil, y quitar el cargador una vez se haya cargado. Pelo recién lavado que desprende su habitual olor a limón mezclado con el olor a la espuma rizadora. Esa mezcla se debate con el olor a colonia de Woman Secret. Vaqueros negros algo desgastados, converse de Kurt Cobain, chaqueta blanca de dos botones y bolso hippie marrón. Auriculares del Ipod puestos, lo que provoca una ausencia del 98% con respecto al mundo. En ese momento suena Far Away de Nickelback. Raya de ojos pintada únicamente desde el centro hacia afuera y bálsamo de cacao en los labios. Pendientes de aro plateados y piercing de osito en el cartílago.

- Situación: Obras alrededor. Abuelos transportan las mochilas de sus nietos que meriendan pan con chocolate después de salir del colegio. Los coches se apilan y se organiza un gran atasco causado mayormente por el tranvía. Un señor de rasgos extranjeros pide dinero mientras ameniza la calle con el acordeón. Un perro de raza Border Collie olisquea a un pequeño perro de raza Pug. Una chica de unos 16 años recibe un sms de quien cree que es su príncipe azul, sin saber que el príncipe azul es de las cosas más inexistentes de este mundo; pero tiene 16 años y debe disfrutarlo mientras pueda. En la fotocopistería de la calle, el dueño fotocopia las chuletas de varios chavales para su examen de Historia de mañana. La tienda de golosinas está repleta de adolescentes comprando gomas y caucho para engordar y picarse los dientes. En el banco del parque, dos enamorados se besan como si de la primera vez se tratase.

- Acción: Nuestra sujeto mira al frente. De pronto el tiempo se detiene. Ya no hay obras, los coches no circulan, los niños no meriendan, los perros no se huelen, el sms no llega, las chuletas no se fotocopian, los enamorados no se besan, la música del Ipod no suena. Nadie camina. Allí aparece él. Se miran fíjamente. En esa mirada se cruza felicidad, armonía, recuerdos. Entre sonrisas tímidas y curiosas, salen un "¡Hola!" y un "¡Hasta luego!". Los pensamientos acumulan frases como: "No has cambiado nada", "qué alegría verte", "me alegro que estés bien", "quiero hablarte pero no sé qué decir", "dime algo", "sácame a bailar otra vez", "esa ropa te queda genial", "sigues igual", "¿y si nos fugamos de una vez?"...

Pasan de largo y todo vuelve a la misma situación de antes.
Sólo ha sido una especie de eclipse.

Edurne (Edi)