6 de enero de 2011

Carta a los Reyes Magos

Queridos Reyes Magos,

Después de estudiar y terminar trabajos de última hora, como siempre, a última hora, decido reflexionar sobre mi anterior entrada. Ese YO tan perdido, ahí en medio de una entrada, como si yo misma fuese el centro de algún lugar o rincón. Entonces decido cerrar la puerta de mi habitación, y justificar a ese YO. Justificarme. Justificar que hoy, 6 de enero, no he escrito la carta a los Reyes Magos. Las visitas habrán subido en mi blog esperando leer mi carta a los Reyes Magos, viendo cómo pido paz en el mundo, salud y amor para los míos, y pido por Claudia.

Pero no. No tengo la memoria de Forrest Gump para acordarme del primer par de zapatos que calcé. Por eso no recuerdo ni mis primeros zapatos ni la primera carta a los Reyes Magos, ni tan siquiera la última. ¿Será que a estos señores jamás les escribí nada?

Mientras hoy desayunaba-comía, decidí poner la caja tonta para no escuchar el horrible silencio que hay en mi casa estos días. Silencio porque mis padres, están ya lejos, y mi hermano vive en su hábitat desde hace tiempo también. Tras dar un paseo por varios canales de televisión (no por todos, aún debería descubrir cuantos canales tiene una televisión normal) sólo veía dos tipos de cosas.

1- Niños festejando la llegada de los Reyes Magos con los numerosos juguetes y más juguetes que les han traído sus magestades esta noche.
2- Tontainas de medio pelo echándose champán por la cabeza porque han ganado una suma prohibitiva de dinero.

Sin embargo, en ningún canal decían que hoy, ahora mismo, justo ahorita mismito, mientras yo escribo ésto, varios niños han muerto de hambre en algún lugar del planeta, quizás sin ni siquiera haber visto un juguete en su vida. Y eso sin que haya ni 1000km desde donde yo estoy ahora mismo. Pero es el tema de siempre, así que quienes piensan en cerrar mi blog para no leer lo mismo de siempre, les aconsejo seguir leyendome un poco. Eso si no han cerrado ya directamente. Ésto nunca ha sido un blog normal, no lo va a ser hoy, así que no trataré un tema normal, todos lo sabemos y todos (o yo al menos) nos sentimos culpables de ello por estar sin hacer nada.

A veces en este blog trato de escribir, vivencias, experiencias, pensamientos, reflexiones, otras veces literatura. Quizás sea ahí donde la literatura se haga más real sea donde esté escribiendo la propia vida.

Si escribí ese YO ahí en medio, tan solito, sin tan siquiera firmar, era porque me he dado cuenta de cómo han cambiado las navidades. De pequeña soñaba con esos regalos, esa fantasía, ese ver a la familia. Mis tíos, esos que poco a poco dejaban de molar y se iban haciendo viejos, y lo mejor de todo es que me daba cuenta de cómo envejecían con los años. Mis primos, los mayores cada vez más mayores, como todos. A algunos el cumplir años les convertía en personas con experiencias y ganas de gastar bromas. A otros les sentaba mal, decidían aparcar los juegos y las bromas y sentarse en la mesa de "los mayores", con los tíos me refiero. Los pequeños, cada vez crecían más y mis habilidades para abusar de su desconocimiento en todo eran menores. Las abuelas, siempre iguales, quizás quienes menos se transformaban con el paso de los años. O así quería verlas yo. Y mi infancia, esa que dejé en aquel piso viejo de Madrid...

Y no es que el adjetivo "familiar" sea el que mejor califique a mi persona, pero les echo de menos. Ahora todas las fotos, besos y sonrisas se han convertido en un "Feliz Navidad" a través de las redes sociales. Eso las que han llegado a existir en verdad, porque me sobran dedos de una sola mano para contarlas. Este año empezó de un modo extraño, y ha acabado de un modo más extraño aún. Ayer era la cabalgata de Reyes. Sabía que mi tía y mis primos de 1 y 4 años irían a la cabalgata. Por cosas de la vida, ese casual encuentro era el único en el que les podía haber visto. Quería ser la prima guay que salta y roba 300 caramelos para sus primos pequeños que con suerte levantan un metro del suelo. Pero no. Todo se quedó en mis ganas, la gripe no me lo permitía. Otra vez será. Ya ni como prima mayor funciono. No me gustan las navidades, ¿os lo había dicho? O al menos estas navidades.

Pero en cambio, hoy tengo ganas de levantarme. Sin reyes, sin padres, sin primos, sin abuelas, sin nadie a quien felicitar ni regalar nada, sin árbol que decorar para poner regalos. Hay vida después de la navidad, y también durante.

Si este año no vuelvo a casa por navidad, como el turrón del almendro... me quedaré aquí, como una tableta de chocolate.

Que eso es lo que soy.


Edurne (Edi)

1 comentario:

Francisco Javier dijo...

Muchas veces el estado de tu corazón te hace percibir el mundo de forma distinta, cuando estás feliz, ves las cosas bonitas, te encanta la familia, vives en el Cielo... Cuando tienes el corazón triste todo se vuelve gris, la vida se hace monótona, todo es pesado, etc. Dependiendo del estado de tu corazón percibes las cosas de una manera o de otra.
Es una explicación del pasaje del Evangelio, Mateo 6, 22-26 22 "...La lámpara del cuerpo es el ojo. Si el ojo está sano, todo el cuerpo estará iluminado. Pero si el ojo está enfermo, todo el cuerpo estará en tinieblas. Si la luz que hay en ti se oscurece, ¡cuánta oscuridad habrá!..." Se refiere a los ojos del corazón, quizá de alguna manera lleve a pensar que los psicólogos tienen razón y que hay que tratar de ser siempre positivos...
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Uno no sabe como curar su corazón, pero quisiera estar siempre feliz. En el fondo, el objetivo de la vida es ser feliz, y... bueno... eso es una busqueda personal (aunque la vía rápida es pedirle la felicidad a Dios, a fin de cuentas...)
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Cambiando de tema, los reyes magos son los padres, lo cual hace que lo que los bienes espirituales que pidas como paz, amor, etc, nunca te lleguen, pero en cambio si se lo pides a Dios, pues normalmente llegan...
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Por otra parte es triste lo que dices de los niños pobres, lo que está en nuestra mano para solucionar eso, es rascarse el bolsillo para dar dinero a una ONG decente que sepas que ayuda de verdad y rezar por ellos... Un poquito de colaboración de cada persona y entre todos se puede conseguir mucho... Los vasos de agua se llenan gota a gota...
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