31 de mayo de 2011

Carta a un Precio

Querido Precio,

Hace días me preguntaban cuánto me habían costado mis zapatillas. Sí, llevo zapatillas de imitación y con cualquier billete me sobra dinero para comprarme otras. "Qué triste" pensó quien me lo preguntó. Las suyas sí son auténticas, y hacen falta más billetes para comprarse otras.

Aunque ese no es el precio. El precio de esas zapatillas es un maltrato, una vejación, una violación, una explotación infantil, una vida en un suburbio de un país que ni colocamos en el mapa, un abandono escolar, un secuestro, una enfermedad sin curación, un embarazo prematuro, una prostitución obligada, una adicción a drogas, un documental ignorado, una desnutrición, una orfandad, y un largo etcétera. Pero quién sabe, quizás le paguen 1€ al mes a ese niño que ha tenido que abandonar la infancia para hacerse hombre demasiado pronto.

Me quedo con mis zapatillas de imitación, a pesar de que se sigan pagando precios tan altos que no aparecen en ninguna etiqueta.


Edurne (Edi)

No hay comentarios: