20 de marzo de 2012

Carta 81

Queridos 81,

Hacía rato que estaba en la cama, escuchando música con mi ipod como cada noche antes de dormir. Pero no he podido dormirme, mis ojos al contrario de dormir sólo soltaban lágrimas. Lágrimas de añoranza y tristeza. No sé muy bien de qué, sólo lágrimas. Hace días que no duermo como de costumbre, pero sólo hoy he decidido volver a incorporarme, encender el pc y escribir.

Hoy alguien demasiado cercano a mí cumple 81 años. Desde hace tiempo esa persona olvida mil y un momentos, como las navidades en aquella casa de Madrid, las tardes merendando en Mc Donalds, los mediodías esperándome a la salida del colegio, las partidas a las cartas y al parchis, las pastitas (bueno, no, ésto último no), la paga semanal o mensual o diaria o quién sabe, los ratos jugando al escondite o al veo-veo, los ratos de risas que nos has regalado, la serpiente de juguete con la que asustábamos a todos, los paseos por Dato o los dulces que comíamos a escondidas de que mi madre lo supiera y que yo juré guardar esos momentos en secreto eternamente. Esa persona olvida éstos momentos, y en ocasiones, me olvida a mí también. No la culpo, es ese 'tick' que hace que la gente a cierta edad deje de recordar hasta lo más básico. Sé con más certeza de la que puedo jurar, que ella jamás de los jamases me olvidaría con intención.

Quedan pocos días para que bajes las escaleras de tu casa para no volverlas a subir nunca más. Irás a donde tu mente se irá apagando a mayor velocidad, lo sé. Y yo me siento triste por ello. Triste por saber que esos momentos jamás se repetirán, y triste por saber que pronto olvidarás incluso tu propio nombre.

Necesito aclarar que yo te recordaré el resto de mi vida, y que los mejores momentos de mi infancia jamás se irán de mi memoria. Gracias por haber formado parte de ellos.


Edurne (Edi)

1 comentario:

Teresa dijo...

Me ha emocionado tu carta, Edurne. Ayer mismo miraba a mis padres y los veía tan mayores... y echo de menos tantas cosas, ellos no han perdido la memoria pero han perdido algo incluso peor, las ganas de vivir. Es triste ver a quienes quieres así y no poder hacer nada... pero ¡sí, Edurne! podemos hacer algo, volcar en ellos todo nuestro cariño sin mirar atrás, sin echar de menos lo que fue, dando gracias a Dios por el regalo de tenerlos aún a nuestro lado... y ¡disfrutarlos, disfrutarlos mucho!. Un fuerte abrazo.