1 de noviembre de 2008

Carta a Álex

Querido Álex,

No me he levantado hoy con la intención de escribirte una carta, mi intención era otra. Bueno, realmente me he levantado con la intención de escribir al primero que me diese una razón o un punto de motivación para escribirle. Y ¡Bingo!, has sido tú. Serás el segundo en el blog, pero es la primera carta que dirigo a una persona, y es la primera carta que escribo en el día de hoy. Alégrate, no siempre se es segundo cuando uno mismo cree que eres segundo, para otras personas, eres primero. ¡Ah! Serás el segundo comentario, pero eres la primera carta que alguien me escribe en un comentario. (No sé si me explico como debería...)

El comentario que he leído en mi blog y tu última entrada en tu blog, aparte de guardar un cierto parecido entre ellas, y sumándole el tema de lo hablado ayer y de este mismo tema, me ha recordado a la leyende del 6 y del 9.

Resulta que si delante mío en el suelo dibujas un 6, yo te diré que es un 6. Pero si tú vienes de frente mío, me dirás que es un 9. Pero no, yo veo un 6. Es decir, hasta que no te pongas en mi lugar y lo veas desde el mismo punto que yo, lo verás desde otra perspectiva y de optra manera.

***

Soy una persona que constantemente está memorizando cosas, momentos y personas. A veces incluso cuando estoy con la mente en blanco y mirada perdida, estoy recordando algo. Tengo memoria de elefante, aunque muchos digan que los elefantes realmente no recuerdan nada; pero yo me acuerdo de casi todos los nombres de todas las personas y recuerdo absolútamente todas las caras de todas las personas que se me han presentado o que de alguna manera he conocido.

Y esto venía, a que siempre recuerdo los buenos momentos y situaciones para amenizar los momentos malos. Porque siempre recuerdo un momento bueno y olvido los cincuenta momentos malos.

Es cierto que a veces uno necesita quitarse de encima problemas, o contarlos. Lo que jamás he entendido es que por una discusión de pierdan años de amistad, mil momentos y mil cosas vividas. No entiendo que si las cosas se han perdido en una discusión, no se puedan arreglar en una charla.

Quizás sean mis 17 años, o qué se yo. O quizás sea mi mente de color rosa por querer que todo el mundo vea las cosas de color de rosa y que todo sea rosa.....

Lo que sí sé es que echo de menos mil momentos, a muchas personas, muchos sentimientos, muchos recuerdos, muchas cosas... Siento un vacío enorme, Álex, y sé que no se puede volver atrás en el tiempo y arreglar las cosas, o modificarlas; entre otras cosas porque sería todo tal vez perfecto y no molaría. Ya sabes, lo dulce no sería tan dulce si no existe lo amargo.

Pero lo siento, tengo el defecto de seguir llamando a la puerta cuando está cerrada. Nunca he sido muy luchadora, más bien he sido de fácil rendir. He sido peleona con las cosas y la gente que merece la pena mi pelea. Lo siento, pero así es Edi.

Mira, es la primera carta que te escribo. No será la última.

Tuya,
Edi

1 comentario:

Alex Lucendo dijo...

Hay que ser muy retorcido para cambiar esos mil momentos vividos y demás por una simple discusión.

Si te refieres, que es evidente que si, a las cosas ocurridas en estos últimos meses, solo puedo decirte que más que olvidar o cambiar todo por nada, lo que hice fue escoger y apostar por mi salud, tanto física como mental.

Y a día de hoy, aunque me arrepienta de algunas cosas, puedo constatar que se vive más tranquilo (no se si más feliz) cuando no tienes a nadie que te anda mintiendo, metiendo en problemas, generando broncas y enfrentamientos inútiles o te la mete por detrás.

Que no creo que haya mandado a la mierda nada que no estuviera ya en dicho lugar.


La carta de mi blog es idéntica a la que comenté por aquí.

Ya te he puesto un banner en mi blog, donde los links.