22 de octubre de 2009

Carta a una camisa

Querida camisa,



"Cuenta una leyenda, que haced mucho mucho tiempo, en un reino muy muy lejano, vivía un Rey que era un cascarrabias y siempre estaba enfadado. Se pasaba los días enfadado, amargado y jamás sonreía, ni se alegraba ni mucho menos era feliz.

Un día enfermó. El doctor le diagnosticó una enfermedad y su única cura era poder sentir algo de felicidad; y como buen remedio tendría que conseguir la camisa de un hombre que fuese feliz y ponérsela. Así pues, ordenó a su mejor caballero a que recorriese cada rincón del planeta, mirase detrás de cada esquina y levantase cada piedra para encontrar a un hombre que fuese feliz, y llevarle su camisa para poder sentir la felicidad y curarse.

Entonces el caballero, fiel a su Rey, partió en busca de la camisa de un hombre feliz. Llegó a una casa y se encontró con un hombre y le preguntó si era feliz, a lo que contestó:

- ¿Feliz yo? Lo siento pero no. Esta vida es muy injusta. Mi vecino tiene mucho más dinero que yo y puede permitirse lujos que yo no poseo, como joyas de oro, grandes tierras... y otro tipo de lujurias que yo no tengo. ¿Crees que se puede ser feliz sabiendo que el vecino tiene todo eso?

Continuó su búsqueda, y se topó con otro hombre al que hizo la misma pregunta:

- ¿Qué tipo de broma es ésta? Siento decírtelo, pero aunque tengo lo necesario para vivir, estoy harto de machacarme todos los días a trabajar y trabajar, y llegar a casa y no tener esa casa tan grande que siempre he soñado. Nisiquiera tengo el dinero que me gustaría para poder tener las mejores ropas y poder visitar los lugares que me gustaría en algún que otro viaje.

Poco a poco el caballero se fue dando por vencido, pues no encontraba ningún hombre que fuese feliz, pese a haber recorrido muchos lugares donde confiaba en encontrar al hombre feliz.

Regresaba decepcionado a palacio para darle la mala noticia a su Rey, cuando divisó una pequeña casita en donde había un hombre. Se acercó y le preguntó:

- Disculpe buen hombre, ¿es usted feliz?
- ¡Claro que sí! ¡Cómo no lo iba a ser! La verdad es que no tengo mucho dinero, lo suficiente para tirar hacia adelante y dar de comer todos los días a mis hijos que tanto adoro. Además tengo una mujer a la que amo como a nadie, las mejores amistades que podría tener, una pequeña casita en la que vivir cómodamente, un trabajo para ganarme la vida... ¡Creo que no puedo pedir más!

El caballero ante su asombro y ante tal alegría le dijo:

- ¡Qué alegría encontrar a un hombre feliz! Necesito que me de su camisa para dársela a mi Rey, pues la necesita ya que está a punto de morirse si no se viste con la camisa de un hombre feliz.
- ¿Camisa? Lo siento, pero yo no tengo camisa."




Uno de mis cuentos favoritos que me contó mi tía hace años. Al terminar de escribir he buscado en internet si estaba ese cuento mejor escrito y lo he encontrado http://webs.uvigo.es/mpsp/rev02-2/supl1b-02-2.pdf. Os invito a leerlo, ya que yo no soy la mejor cuentacuentos del mundo... Pero eh! Que lo he intentado, aunque he tenido que leer mi diario para recordarlo cómo era exactamente.


Mañana comenzamos el taller literario en Deusto, a ver si así además de aprender cosas nuevas, me enséñan a perfeccionar mis dotes de contar cuentos.


Día tranquilo. Ahora voy a pasar algo de apuntes.
No tengo mucho más que contar... no tengo el día muy contador, sin tener nada que ver con el ciclista... Qué chiste más malo acabo de hacer... no es ni chiste.


Buen día blogueros!

Edurne (Edi)

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