28 de mayo de 2011

Carta a mi Abuela

"Querida Abuela,

Cuenta una leyenda, que en un templo de Osaka hay un poema titulado pérdida, esculpido en la piedra. Tiene tres palabras, pero el poeta las ha tachado. No puedes leer pérdida, sólo sentirla. Puedo escribir esta noche una carta, y después otra, y otra más. Pero no puedo expresar qué siento ahora mismo, no me salen las palabras para esta última carta. Aunque en realidad, me gustaría decir de todo, o mejor, gritarlo. No encuentro palabras para decir algo que no sé muy bien qué es, no encuentro palabras que me calmen o me consuelen; creo que sencillamente no existen.

Pero hoy quiero decir algo, porque ya no puedo callarmelo más. Hoy quiero decir, que sin ti no sé decir. Suena a que no sé vivir, y a lo mejor es eso. A tu lado me siento fuerte, con ganas de hacer más, de ser más. A tu lado quiero vivir, quiero escribir, ir o venir. Pero sólo a tu lado. Es por ti que lucho por ser mejor nieta, mejor amiga, mejor persona; en definitiva, por ser la mejor. Incluso lo que escribo cobra sentido, aunque me cueste toda una vida escribir sobre ti en pasado.

Siempre he creído que cuando uno muere va a un lugar maravilloso en donde tiene la posibilidad de hacer todo aquello que en la vida anterior no pudo hacer, de decir o de escribir todo aquello que un día no escribió. Si existe esa vida, abuela, quiero vivirla a tu lado. Quiero que vuelvas a ser mi amiga, que seas mi hermana, mi hija, mi nieta, mi abuela, mi bisabuela... Pero sobre todo, si existe esa vida quiero volver a enamorarme de ti. Por mucho que lo intente y que diga todas las palabras que me sé, jamás podré decir todo lo que te quiero. No existen palabras para ello, porque madre sólo hay una, pero abuela no hay más que una también.

La última vez que estuve contigo veíamos juntas la noticia de un hombre que había logrado celebrar su 114º cumpleaños. Te pedí que estuvieses siempre conmigo, que las dos cumpliesemos todos esos años. Me lo prometiste, pero no lo has cumplido. Ahora creo, pero no admito, que no lo cumplirás nunca. Aunque sé que de algún modo encontraré la forma de estar contigo siempre, quizás entre páginas de algún libro o siempre que vea una margarita. Y es que prefiero un instante en un campo con una única margarita, que toda una vida llena de todo tipo de flores.

Si supiera cuándo y dónde volveré a verte, esta carta hubiese sido más tierna. Pero yo no vengo a despedirme, tú sabes que la distancia nunca ha sido el olvido entre nosotras. Y no lo será nunca.

¡Hasta pronto abuela! Nos vemos en la otra vida.

Edurne."




Y no, no pude leerte esta carta en tu funeral. No pude porque una gran parte de mí, casi más de lo que se ha quedado, se ha ido a ese lugar contigo.

Gracias a todos los que en estos días me habéis mostrado vuestro cariño y apoyo. Tengo a grandes personas a mi lado.






Edurne (Edi)




3 comentarios:

Miriam dijo...

Gracias por compartir la carta.
Un fuerte abrazo

rastababy dijo...

me ha encantado

Anónimo dijo...

Me gusto mucho esa muy hermosa ya mero se me salian las lagrimas