3 de julio de 2011

Carta a una Ola

Querida Ola,


Fue exactamente hace diez años. Día arriba, día abajo, pero qué importa. Diez años al fin y al cabo. Un hotel a pie de playa, un sol estupendo y el correspondiente calor andaluz de esta época del año. Más de 30 familiares, todos unidos para ver cómo uno de nosotros se unía en matrimonio a su novia de toda la vida.

Cuarto piso del hotel, extremo izquierdo de la fachada, exactamente la habitación 401. No puedo olvidar el número de la última habitación de un pasillo larguísimo por el que yo corría para ir a buscarte. Estabas sentada en la terraza, abanicándote como de costumbre. Nos mirabas desde esa ventana mientras nos bañábamos o tomábamos el sol, eras una pequeñita silueta en una fachada de un gran hotel.

Ese día el mar estaba enfurecido. Venían olas enormes que nos hacían tragar más agua de la deseada o incluso nos provocaba algún que otro revolcón. Nos pusimos todos de acuerdo, éramos más de 20 personas. Vino la siguiente ola, y cuando llegó a nosotros y fue a cortar, saltamos mirando hacia tu ventana y te saludamos con los dos brazos. Entonces te pusiste de pie, y nos saludaste a todos. Una gran masa de gente se ponía de acuerdo para saludar a una pequeña silueta que en realidad era de una persona muy grande.

Hoy, diez años más tarde, en una playa muy lejos de aquella, vino otra ola. Aunque esta vez no había 20 personas más conmigo. Pero yo salté. Y me volví hacia mi derecha para mirar a esa planta cuarta de un hotel que allí no había. Te busqué, busqué tu pequeña silueta para saludarte y que te pusieses de pie. No había hotel, no había nadie. Volví a saltar, con los brazos hacia arriba, una y otra vez.

Entonces vino otra ola. Y fue cuando te vi. Estabas en esa ola que va y viene, que te moja y te da un revolcón pero luego es con la que juegas y te diviertes. Estabas en esos rostros de mis amigos que me hacen feliz, en ese sol que me da calor. Estabas en ese horizonte al que debo mirar junto a esos pequeños detalles que sé que tú me envías para estar siempre conmigo.


Edurne (Edi).

1 comentario:

maria jesus dijo...

Que bonito, Edurne, que maravilla haber dejado esos recuerdos y esos sentimientos