27 de agosto de 2011

Carta a otra Carta

Querida Carta,


No hay mal que por bien no venga. Lo digo porque ayer de madrugada, mi ordenador portátil con el que actualizaba Éste mi Blog y con el que os deleitaba con mis escritos, llegó a su fin. A raíz de su pérdida, decidí hace un rato abrir mi correo desde el ordenador de mi madre (aprovechando su ausencia, desde luego). Rebuscando archivos viejos, pues antes este ordenador lo compartíamos (hasta que me independicé al portatil) he encontrado una carta que escribí allá cuando tenía 15 años. Aquellos maravillosos años...



La historia comenzó cuando en el colegio me mandaron hacer un trabajo sobre Suecia. Le mandé una carta a la embajada sueca y me remitieron una carta contestándome que ellos no tenían por qué enviarme información, y además me enviaban documentos que yo no había pedido. En un arrebato de cabreo, decidí contestarles con una segunda carta y mostrarles mi malestar. Pocos días después, la embajada sueca me envió un paquete certificado con revistas, folletos, pampletos, guías... sobre Suecia.



Ésta es la segunda carta que envié, evidentemente todo es inventado, ni escribí a Afganistán, ni fui de viaje, ni ocurrió nada de lo que a continuación leeréis... Únicamente quería hacer la travesura de escribir esta carta y enviarla, y et voilà, me enviaron lo que necesitaba :)





"Estimado Señor/a Embajador/a de España en Suecia:

Nuevamente le escribo a Ud. en respuesta de su carta . No quisiera comenzar sin antes agradecerle de modo grandioso las molestias que Ud. se ha tomado para hacerme llegar su respuesta.

Primeramente, entiendo su posición. Entiendo que no sea de su menester el facilitar información turística a extranjeros tanto profesionalmente como personalmente. Y ello me lleva a cuestionarme tristemente sí realmente ustedes quieren atraer turistas, atraer gente al bello país que tenía planeado visitar y descubrir sus encantos; desde el aroma de sus calles hasta la delicia de sus vistas.
Y más me cuestiono aún todo ello cuando su actitud no es otra que ofrecer una información no solicitada ni deseada. ¿Podría ahora Ud. entender y cuestionarse que la imagen que obtengo gracias al fruto de su constancia e incierta amabilidad deja bastante que desear sobre su país, su embajada y su gente?

Debido a ello decidí probar suerte en otro lugar donde pensé que la amabilidad y el cálido sentimiento de lo hogareño me acogería incondicionalmente, como ha sido el caso de Afganistán. Aposté por ello, y me sentí victoriosa. Como hice con ustedes, escribí una carta al embajador del citado país. Ese Señor, de nombre Allah Abdullah-Mohamed Sarah, me remitió una carta certificada, la cual ha sido cuidadosamente conducida hasta la misma puerta de mi hogar, junto a un mensajero que con toda la amabilidad inimaginable se acercó hasta mi persona y me la entregó.
Tampoco hubiera sido de su menester el encontrar mi edificio pues resido en un humilde barrio de la periferia de mi ciudad, donde todo es visto menos la mano del Señor, cual debería apoyarnos, y nos deja a un lado. Por ello, el trabajo del Mensajero y del Embajador, Sr. Allah Abdullah-Mohamed Sarah, son dignos de felicitación y maravilla ante tal amabilidad.

Dentro de ese sobre certificado encontré folletos, guías de restaurantes donde poner a prueba y placer mi paladar, hoteles donde hospedarme, lugares típicos y risueños de Corea para que mi visita sea única e inolvidable y así poder hablar espléndidamente sobre el citado país. Así pues, en una semana, realizaré un viaje de 15 días a dicho país, pues creo que merece mi visita, ya que agradan a turistas, los atraen amablemente y sobre todo, es un país en el que se puede disfrutar de las vistas tranquilo y sin motivo de preocupación; tanto en su plena visita como en su planteamiento. Por desgracia, ese ha sido el problema que Ud. ha generado.

No era tarea del Señor Allah Abdullah-Mohamed Sarah remitirme información, pues eso queda para la oficina de turismo. Pero éste Señor, me ha remitido la información fuera del ámbito profesional, sin tener nada que ver con su mísero cargo de Embajador al igual que el que Ud. preside, sino como persona humana con educación y buena intención. Pues hoy, aunque parezca mentira, en el siglo XXI, aún quedan personas honradas, que miran más allá de su trabajo y actúan como personas dignas de recibir un pedazo de cielo.

Aún confío en su buena actitud y en que cierto día, la mala imagen que hoy mismo he recibido de Suecia, se borre de mi cabeza, y contemple la imagen de bello y esbelto país. Pues como antes citaba, soy una persona humana, sin rencores sobre todo, como pocas que quedamos hoy en los días que corren.

Le agradezco desde la humildad y el dolor las molestias que le han generado leer mis palabras y contestarlas. Pues deduzco de lo recibido que en su vida, todo lo que es ajeno a Ud. , es molestia. Permitiéndome la licencia de recomendar a Ud. el visitar un país donde la amabilidad, la humildad, el bien hacer y la hospitalidad van unidas en el alma de sus habitantes; Corea del Norte.

Reciba un cordial Saludo.

Atte.
Edurne ********************

P.D. Si es de su deseo, le enviaré un souvenir de Afganistán, pues quiero pensar que en el fondo de su corazón hay una buena persona, con cargo de Embajador, que le gustaría recibir una postal del mencionado país."




Y me quedé tan tranquila.



Edurne (Edi)


1 comentario:

Miriam dijo...

Genialmente tremenda¡¡