21 de octubre de 2009

Carta a mi abuela

Querida abuela,

Ayer me acordé de ella, como todos los días, pero ayer especialmente cuando vi a Mariví Bilbao en el Sálvame Deluxe del viernes, que lo tenía grabado. Ya lo sabéis, me río muchísimo con ese programa. Pensaba que había escrito sobre mi abuela en el blog... Qué extraño... con la de veces que la nombro en mi día a día...

El caso es que me vino a la memoria mi abuela la cordobesa, porque esta temporada atrás se está quedando extremadamente delgada y le saqué un parecido con Mariví. Mi abuela es mucho más guapa, las cosas como son, y muchísimo más guapa lo que ha sido siempre. No lo digo porque sea mi abuela, pero es que es cierto.

Vivir a 800km de ella me mata. Comparto con ella un 1% de lo que quisiera. La distancia no es el olvido, ni mucho menos, me acuerdo de ella a cada instante. Quizás la distancia me haga valorarla más y quererla más, y disfrutar cada segundo que paso con ella porque sé que cualquiera de esos segundos cualquier día será el último; y cualquiera de las despedidas que ambas lloramos, va a ser la última. Cada vez que me despido de ella, no dejo de mirarla y concentrarme, porque quiero recordar con total precisión la última vez que vi a mi abuela.

Perdonad, voy a beber agua para que se pase el nudo. Ahora vengo.

Ya estoy. Como decía, aprovecho cada instante con ella, pues sé que pasarán eternos meses hasta que vuelva a verla y llegará un momento en el que no la volveré a ver nunca.

Siento que sufro por amor, ese amor hacia mi abuela. Si viviese cerca de ella sufriría igual por verla apagarse poco a poco. Creo que sobra decir que estoy enamorada de mi abuela, que la quiero como a nadie, que es la persona más importante de mi vida. Madre no hay más que una, y abuela no hay más que una también. Y eso que a falta de 2, tengo 3 abuelas, y a las otras también las quiero, pero es diferente.

Jamás entenderé cómo hay abuelos en las residencias a los que nadie va a visitarles. Abuelos a los que nadie les quiere, o se les quiere por el interés, dinero, herencia... Es tristísimo. Me entra una rabia por dentro cuando oigo a alguien hablar mal de su abuel@... No lo entenderé nunca. Pero nunca es nunca. Yo daría hasta lo que no tengo porque Vitoria fuese un barrio de Córdoba, en vez de ser un barrio de Bilbao según Álvaro. Muchos no se merecen tener abuelos, pero tiempo al tiempo, pues en el futuro se les tratará igual que como ellos tratan a los suyos y se acordarán del tiempo desperdiciado. Qué pena me dan esos abuelos que veo por la cristalera de la residencia de al lado de mi casa cuando paso por delante. Lo que se están perdiendo sus familiares sin saber todo lo que se puede aprender de ellos...

Creo que si todos fuesemos un poco como mi abuela, el mundo iría mucho mejor. Elegante, sonriente, optimista, coqueta, con unas ganas tremendas de vivir... Aún estando más enferma que todos los de alrededor, sigue teniendo ganas de subir los 18 escalones para llegar al piso de arriba y arreglarse, maquillarse y ponerse su mejor blusa, casi siempre rosa o celeste. Es incapaz de instalarse abajo y dejar de subir esas escaleras que la están matando, porque dice que quiere seguir teniendo pequeñas metas que superar cada día.

Ella es feliz así, con la graaaaan numerosa familia que ha creado y que la adoran.
Y me hace feliz a mí.
Sé que el día que falte, se llevará con ella una gran parte de mí, casi más que la que dejará aquí.



Edurne (Edi)

[PHOTO]: Mi foto favorita. Ella y yo hace 18 años, el día que nos conocimos. No ha cambiado nada de nada, sigue igual de guapa y elegante.



Y ahora perdonadme, he de limpiar mi teclado lleno de lágrimas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que carta tan emotiva, si muchos pensaramos como tú, el mundo sería mejor.Guapa saludos